Ermonela Jaho: ¡°Me gusta el miedo que me hace sentirme imperfecta cantando¡±
La soprano albanesa, una de las m¨¢s importantes del mundo, regresa al Teatro Real para cantar ¡®La Boh¨¨me¡¯, de Puccini, esta Navidad
Cuidado. Ermonela Jaho es una soprano que a veces levita y que hace levitar. La albanesa de 47 a?os regresa al Teatro Real esta navidad para cantar La Boh¨¦me a partir del domingo pr¨®ximo. Se forj¨® a base de la disciplina militar y las clases de filosof¨ªa de su padre en la Tirana comunista. All¨ª fue a ver La Traviata y se jur¨® no morir sin subirse al menos al escenario una vez para hacerlo. Fue inmigrante en Italia, cumpli¨® su sue?o, y hoy es una de las sopranos m¨¢...
Cuidado. Ermonela Jaho es una soprano que a veces levita y que hace levitar. La albanesa de 47 a?os regresa al Teatro Real esta navidad para cantar La Boh¨¦me a partir del domingo pr¨®ximo. Se forj¨® a base de la disciplina militar y las clases de filosof¨ªa de su padre en la Tirana comunista. All¨ª fue a ver La Traviata y se jur¨® no morir sin subirse al menos al escenario una vez para hacerlo. Fue inmigrante en Italia, cumpli¨® su sue?o, y hoy es una de las sopranos m¨¢s grandes del mundo: a fuerza de car¨¢cter, voluntad y, dice ella, autenticidad. La pandemia le ha hecho m¨¢s fuerte, cree que pondr¨¢ en su sitio a los artificios: ¡°Habr¨¢ una batalla y ganar¨¢ quien transmita verdad sobre el escenario¡±, dice. A ella le sobran armas.
Pregunta. Algunos cantantes han sufrido su particular crisis durante la pandemia, ?c¨®mo lo ha llevado usted?
Respuesta. Ha sido una situaci¨®n dif¨ªcil. Un frenazo repentino que hace replantear todo. Yo siempre me enfrento a cada representaci¨®n como si fuese la ¨²ltima que har¨¦ en mi vida. Y eso me ha ayudado a afrontar esta situaci¨®n porque, en efecto, todo puede desaparecer en un instante. De todas formas, aprovech¨¦ para mejorar, aunque cancel¨¦ ocho contratos.
P. ?Cant¨® mucho para s¨ª misma?
R. Me pas¨® algo inesperado. Me sent¨ª un poco in¨²til.
P. ?Por qu¨¦?
R. Me propusieron cantar online, lo intent¨¦ pero no funcionaba.
P. ?Necesitaba al p¨²blico delante?
R. S¨ª, es m¨¢s: necesitaba incluso de ese miedo que te hace sentirte imperfecta, a expensas del error. Esa energ¨ªa es fundamental. Cantar ante una pantalla...
P. ?No tiene sentido?
R. No, no lo tiene. La m¨²sica es el lenguaje del alma. Ya nos lo ense?aron los griegos y de ah¨ª hasta Wagner, que hacemos m¨²sica para provocar emociones en otros, como una catarsis, una terapia.
P. Fuera pantallas, entonces.
R. Fuera, s¨ª. Lo he intentado pero me he encontrado fr¨ªa. O noto al p¨²blico o nada. Eso he comprendido. Si no, me ve¨ªa in¨²til, cre¨ªa que no soy capaz de cantar, me sent¨ªa¡
P. ?Rid¨ªcula?
R. Eso, exactamente. No me atrev¨ªa a decirlo pero s¨ª, rid¨ªcula. As¨ª que me dediqu¨¦ a estudiar y a esperar el destino. Y mi destino es cantar para quien tengo delante. Es lo que he hecho toda mi vida, desde que era ni?a. Otra cosa es estudiar. Estudiar pero para ponerte delante del p¨²blico porque somos gladiadores de la escena.
P. ?Estudiar consiste en poner a prueba los riesgos?
R. Concibo el estudio para probarte, para superar tus l¨ªmites, para ver si eres capaz de m¨¢s. Y en la pandemia he estudiado como si me fuera a preparar para un marat¨®n y me he dado cuenta de que s¨ª, de que puedo ir m¨¢s all¨¢ y no estancarme en la comodidad.
P. Ha puesto a prueba su resistencia, seguro. ?Y su fragilidad?
R. Son dos polos y no existe un punto intermedio entre ellos: entre la fuerza y la rendici¨®n. Esto es a vida o muerte, perdona si te parezco exagerada. Todo o nada. El escenario es un lugar sagrado.
P. Dice que para usted tiene sentido cantar para los dem¨¢s desde ni?a. ?Cu¨¢ndo se dio cuenta de eso?
R. Los ni?os son un libro blanco. Yo sent¨ªa el sacrificio de mis padres para que me dedicara a esto.
P. Viene de la Albania comunista, supongo que debi¨® ser duro.
R. Mucho. Mi padre era militar y profesor de filosof¨ªa. Un idealista que me transmiti¨® una disciplina fundamental para mi carrera y mi vida. El arte no es una cosa ligera, necesita disciplina de hierro. Mi madre, maestra, tuvo que criar cinco hijos. Yo, en ese ambiente en que faltaba libertad, sent¨ªa que deb¨ªa cumplir, ser perfecta ante lo que mis padres esperaban. Eso te atormenta.
P. ?Hasta hoy?
R. Exacto, hasta hoy. Mis padres ve¨ªan que yo era feliz cantando. Que era mi manera de conquistar la libertad. Que transmit¨ªa unos sentimientos diferentes, que era otra. Eso me pasa hoy, en cada personaje aporto una parte de m¨ª. Si algo siento hoy es no poder seguir agradeciendo a mis padres todo lo que hicieron por m¨ª. Me emociona mucho recordarlo, a los padres se les echa de menos aunque cumplas 90 a?os, son parte de tu traves¨ªa, como los amigos.
P. ?C¨®mo se plante¨® que pod¨ªa dedicarse a la ¨®pera?
R. Cuando vi por primera vez una Traviata en Tirana. Me promet¨ª que no morir¨ªa sin al menos haberlo hecho yo aunque fuera s¨®lo una vez.
P. ?Y cu¨¢ntas lleva?
R. 301. Las he contado precisamente porque un d¨ªa me hice esa promesa. Para darme cuenta de lo que me ha costado. Imagine una joven de 18 a?os que emigra de Albania a Italia en aquella ¨¦poca en la que llegaban los barcos cargados de compatriotas m¨ªos a los puertos, sin dinero ni m¨¢s fijaci¨®n que un sue?o. Sin saber cu¨¢nta porci¨®n de verdad contiene ese sue?o o si es una alucinaci¨®n, cu¨¢ntas veces te tienes que caer y levantarte para llegar all¨ª. Debes medir tus fuerzas y la disciplina de mi padre, sin duda, me ayud¨®. Siempre se puede ir m¨¢s all¨¢, m¨¢s all¨¢.
P. ?Tan all¨¢?
R. S¨ª, pero es una tortura, porque nunca quedas satisfecha. Pero es as¨ª. Y m¨¢s ahora, que todo ha cambiado tanto.
P. ?De verdad lo cree? ?Hemos cambiado?
R. Debemos encontrar una manera de ver hasta qu¨¦ punto y definirlos. Aunque los sentimientos, las emociones humanas no hayan variado, son los mismos desde hace milenios. Lo que hay que hacer es disfrutar mucho m¨¢s de la alegr¨ªa cuando nos rodea la pena. Todo puede cambiar de un momento al otro.
P. ?Ha llegado por tanto el momento, quiz¨¢s, de dejarnos de artificios en el arte e ir a lo fundamental?
R. S¨ª, eso creo. Adem¨¢s el p¨²blico va a percibir a detectar la falsedad, lo que no es aut¨¦ntico: estamos a examen. Un examen duro sobre estas cuestiones.
P. ?Un examen de autenticidad?
R. S¨ª y quien no lo pase¡ Creo que en esta ¨¦poca sobrevivir¨¢n s¨®lo los artistas que transmitan verdad, autenticidad. Los que no, fuera. Ser¨¢ una batalla interesante. Hay mucho mediocre, no en este mundo s¨®lo, digo en general, con todo este artificio, este barroquismo que a veces me hace sentirme ajena al mundo, con ganas de apartarme, de largarme al campo, desaparecer. Este mundo es raro, eh.
P. Lo virtual...
R. S¨ª, todo aquello que no transmite lo verdadero, lo real.
P. ?La bendita imperfecci¨®n que quiere corregir la tecnolog¨ªa?
R. Exacto. El alma que sufre y r¨ªe es la que transmite lo humano y es, imperfecta, ah¨ª est¨¢ la gracia y la diferencia. En la vulnerabilidad.
P. ?En la fuerza de la vulnerabilidad?
R. A veces te sorprende eso en el escenario y no lo esperas. De repente, te pasa y en vez de parar debes tener valent¨ªa para sacarlo, dejarte llevar hasta que no sientas la tierra bajo los pies, que te elevas. No ocurre a menudo, eh, pero cuando pasa resulta un trance ¨²nico. No sabes c¨®mo recuerdas la letra, suena una m¨²sica interna, no piensas en la voz, lloras. Pero cantas con un sentimiento que no puedo explicar. Cuesta despu¨¦s incluso hasta salir a que te aplaudan, no los escuchas. Si te acostumbras a esto, te engancha y muchas veces te decepcionas si no regresa esa sensaci¨®n. Te parece injusto que no reaparezca.