Madame Jaho
La soprano hace que se desboquen las empat¨ªas del p¨²blico
La programaci¨®n de cada nueva temporada de un teatro de ¨®pera es ¡ªo deber¨ªa ser¡ª un delicado juego de equilibrios: hay que saber conjugar riesgo y bazas seguras, cantantes for¨¢neos y nacionales, producciones nuevas y reposiciones, ajenas y propias, t¨ªtulos orillados y trillados, progresistas y conservadores. El Teatro Real echa el cierre de su oferta esc¨¦nica de esta temporada con una ¨®pera, Madama Butterfly, que participa de todos los segundos elementos de estas dicotom¨ªas: el ¨¦xito est¨¢ garantizado de antemano, permite incluir en sus tres repartos a un buen n¨²mero de cantantes espa?oles, se recupera una producci¨®n propia que ya ha demostrado doble y sobradamente sus bondades, es una de las ¨®peras m¨¢s representadas del repertorio (aunque Puccini no estuvo bien visto en este teatro en tiempos recientes) y se sit¨²a en las ant¨ªpodas de muchas de las grandes apuestas de este a?o (Billy Budd, Rodelinda, Bomarzo, El gallo de oro), primicias sobresalientes y muy reveladoras de su rumbo actual. Ahora, con nada menos que 16 funciones programadas, al tiempo que se minimizan costes, se hace caja. Lucio Silla, anunciado en septiembre como p¨®rtico de la pr¨®xima temporada, volver¨¢ a instalarse en gran medida al otro lado de esas eternas dicotom¨ªas.
MADAMA BUTTERFLY
M¨²sica de Giacomo Puccini. Ermonela Jaho, Jorge de Le¨®n, Enkelejda Shkosa y ?ngel ?dena, entre otros. Coro y Orquesta titulares del Teatro Real. Direcci¨®n musical: Marco Armiliato. Direcci¨®n de escena: Mario Gas. Teatro Real; hasta el 21 de julio.
El fondo de armario est¨¢ para recurrir a ¨¦l, y m¨¢s si es bueno. El traje que dise?¨® Mario Gas para Madama Butterfly conserva sus hechuras perfectas y, a poco que se elijan bien los cantantes y sepa dar la talla la direcci¨®n musical, el triunfo es inesquivable. Buena parte del peso recae en la pareja protagonista, y muy especialmente en la soprano, que es quien hace desbocarse al final las empat¨ªas del p¨²blico y a quien Puccini conf¨ªa, con su habilidad innata para tener nuestras emociones a su merced, la m¨²sica que esparce nudos en la garganta a diestro y siniestro.
Ermonela Jaho, que ha encarnado recientemente en este mismo teatro a la Violetta de La Traviata y, hace tan solo unos meses, a la Desdemona de Otello, es una Cio-Cio-San de ensue?o. Cuando dio vida a esas otras dos mujeres sufrientes pudieron percibirse algunas carencias y ella reserv¨® su mejor versi¨®n para los ¨²ltimos actos de una y otra ¨®pera. En su Butterfly, un personaje igualmente malhadado y de final tr¨¢gico, pero de menor recorrido psicol¨®gico y exigencias vocales m¨¢s homog¨¦neas, confluyen, sin embargo, todas las virtudes, sin faltar una, y vuelven a verse acrecentadas en el cierre de la ¨®pera: quien m¨¢s, quien menos, la albanesa nos ten¨ªa a todos con el coraz¨®n en un pu?o. Y de eso se trata, al fin y al cabo. Podr¨ªan plantearse reparos menores ¡ªuna tendencia quiz¨¢s excesiva a los filati, o una dicci¨®n no siempre di¨¢fana, por ejemplo¡ª, pero su admirable l¨ªnea de canto, sus soberbias condiciones como actriz y su plena asunci¨®n del personaje los relegan de inmediato a un plano muy secundario. Fue la gran triunfadora de la noche, como no pod¨ªa ser de otra manera, y no solo porque su papel ¡ªy en este caso, parad¨®jicamente, no el del tenor¡ª se lleva, gracias a su relevancia y centralidad en el segundo acto, la parte del le¨®n.
Jorge de Le¨®n va ascendiendo pelda?os en su carrera, pero no ha podido o sabido estar a la altura de su compa?era. Como actor, resulta algo envarado y como cantante echa el resto en las frases largas y l¨ªricas, que sabe coronar con agudos luminosos y f¨¢ciles, pero tambi¨¦n hay que lograr decir y colocar las frases cortas, puntuales y exclamativas, que es donde m¨¢s se resiente su emisi¨®n desigual. Enkelejda Shkosa s¨ª compuso una Suzuki de enorme entidad vocal (y teatral), mientras que ?ngel ?dena fue un c¨®nsul noble y de excelente l¨ªnea de canto.
La mayor virtud de la direcci¨®n de Marco Armiliato, muy en l¨ªnea con las que nos ha regalado Ivor Bolton esta temporada, es que posee en todo momento pulso e intenci¨®n teatral. Reh¨²ye los extremos y no es un dechado de sutileza en los timbres orientalistas de la ¨®pera, pero sabe respirar con los cantantes, arroparlos, empujarlos, amansarlos. Hizo sonar muy bien a la orquesta y, al igual que Jaho, y con id¨¦ntica entrega, activ¨® todos los eficac¨ªsimos resortes emocionales puccinianos. El artificio del cine dentro de la ¨®pera ¡ªo viceversa¡ª funciona bien, aunque agota pronto su potencial de sugerencias y su carga autorreferencial. La escenograf¨ªa de Ezio Frigerio y el soberbio vestuario de Franca Squarciapino prestan un gran empaque a la producci¨®n.
Quien, aprovechando las facilidades que proporcionan tantas funciones y el aliciente de la llamada Semana de la ?pera (que comienza el viernes), tenga su primer contacto con el g¨¦nero con esta Madama Butterfly, se convertir¨¢ para siempre a la causa. Fue el caso del gran cr¨ªtico Andrew Porter, quien much¨ªsimos a?os despu¨¦s se mostraba dispuesto a ¡°seguir alabando su estructura formal, orquestaci¨®n, sutileza, honestidad emocional y relevancia para la vida moderna¡±. Am¨¦n.
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