Miguel ?ngel Mu?oz: ¡°Envejecer es tremendo, lo m¨¢s dif¨ªcil que te pone la vida por delante¡±
El actor se estrena en la direcci¨®n con ¡®Cien d¨ªas con la tata¡¯, donde narra las luces y sombras de su convivencia en la pandemia con Luisa Cantero, hermana de su bisabuela, la mujer que lo cuid¨® de peque?o y a la que ahora cuida ¨¦l en su vejez
Miguel ?ngel Mu?oz (Madrid, 38 a?os) bulle en la suite del hotel donde recibe a la prensa. Est¨¢ preocupado por el bot¨®n de su ajustad¨ªsimo pantal¨®n, que le salta cada poco, estrope¨¢ndole la estupend¨ªsima planta. Tambi¨¦n se afana para que el cartel de su pel¨ªcula, reci¨¦n galardonada con un Premio Forqu¨¦, en el que aparece mir¨¢ndose con arrobo con Luisa Cantero, su tata de 97 a?os, luzca perfecto tras ¨¦l en el v¨ªdeo. Acelerado y locuac¨ªsimo tras una jornada intensiva de entrevistas, tarda un buen rato en relajarse, que...
Miguel ?ngel Mu?oz (Madrid, 38 a?os) bulle en la suite del hotel donde recibe a la prensa. Est¨¢ preocupado por el bot¨®n de su ajustad¨ªsimo pantal¨®n, que le salta cada poco, estrope¨¢ndole la estupend¨ªsima planta. Tambi¨¦n se afana para que el cartel de su pel¨ªcula, reci¨¦n galardonada con un Premio Forqu¨¦, en el que aparece mir¨¢ndose con arrobo con Luisa Cantero, su tata de 97 a?os, luzca perfecto tras ¨¦l en el v¨ªdeo. Acelerado y locuac¨ªsimo tras una jornada intensiva de entrevistas, tarda un buen rato en relajarse, que para algo esta es la ¨²ltima de la tanda. Despu¨¦s, frena un poco el pist¨®n, mira por fin a los ojos y, sin bajar nunca del todo la guardia, entra, noblote, al trapo.
?Tiene miedo a envejecer?
Miedo no, pero, si te soy muy honesto, me gustar¨ªa morirme antes. Prefiero no llegar a los 97.
?Por qu¨¦?
Porque envejecer es dur¨ªsimo, tremendo, lo m¨¢s dif¨ªcil que la vida te pone por delante. Y lo digo yo, que lo vivo en directo, me ocupo de mi tata desde hace much¨ªsimos a?os. Con lo disfrut¨®n, lo deportista, lo que me gusta la adrenalina y lo hiperactivo que soy, cuando tienes 80, 90 o 97, como mi tata, olv¨ªdate. Aceptar esa falta de independencia, dejar que te cuiden, y hacerlo desde la generosidad, aunque no te guste, te moleste o te d¨¦ rabia es duro. Ojal¨¢ fuera capaz de llevarlo como ella. Ser¨¢ lo que tenga que ser, pero no es un escenario que me guste.
Usted aprendi¨® a bailar, cocinar o cantar desde cero, sin saber ni haberlo pensado antes. Quiz¨¢ no acepta el envejecimiento porque no puede hacerse con ello.
Es cierto que no acept¨¦ el envejecimiento de mi tata durante a?os. He trabajado mucho en terapia para asumir que la vida tiene un proceso, que nos deterioramos, que necesitamos ayuda. Me daba pudor expres¨¢rselo a ella, pero ya no hace falta. Despu¨¦s de nuestra convivencia durante el confinamiento nos entendemos. Siento que ella sabe que lo siento. No he superado ese trauma, pero sigo trabaj¨¢ndolo.
Mi obsesi¨®n es hacerla feliz. Y ella lo es con esas cosas tan sencillas que nunca pudo hacer
Usted es coqueto, pero viendo a su tata, con su pa?uelito perfectamente atusado, no parece menos.
Ella lo es much¨ªsimo. Por eso en el cartel est¨¢ con sus pendientes, su pulserita, su pa?uelo, su mo?o. Yo ya la conoc¨ª con mo?o. Lo primero que hace al levantarse es cepillarse el pelo y hac¨¦rselo.
Muchos mayores se arreglan tambi¨¦n por respeto a los dem¨¢s.
Absolutamente. Ella no ve casi nada desde hace a?os. Se peina de memoria. La visi¨®n no le llega para ver si est¨¢ guapa o fea, pero ni un d¨ªa se queda en pijama. Tiene ese respeto al empezar el d¨ªa, a vestirse como uno tiene que enfrentar la vida, las cosas y a los dem¨¢s. Cuando lleg¨® a Madrid a los 40 a?os desde M¨¦rida, donde cuid¨® a su madre hasta que muri¨®, lo primero que hizo fue ponerse a estudiar modales para trabajar de limpiadora. As¨ª es ella.
Usted la ducha, la viste, la asea. ?Les cost¨® vencer el pudor?
En una situaci¨®n l¨ªmite como la del confinamiento, ese pudor tuvo que romperse el primer d¨ªa porque no quedaba otra. Me quedo con ella y tengo que hacerlo todo, desde cero, porque me necesita. Ella me lo facilita haci¨¦ndome sentir bien, y yo hago un esfuerzo para que ella se sienta c¨®moda. Una vez que lo haces tres o cuatro veces, hasta te r¨ªes. Eso s¨ª, el respeto es absoluto. Nadie le va a ver el pecho a mi tata.
?Valora hoy m¨¢s la labor de los cuidadores profesionales?
Uno no valora lo que hacen los dem¨¢s hasta que le toca hacerlo. A m¨ª me ha pasado. A pesar de que me ocupo de mi tata desde hace a?os, no hab¨ªa pasado 24 horas con ella 100 d¨ªas, no me hab¨ªa dado cuenta del trabajo que hacen las personas que me ayudan a que ella, y yo, podamos tener una vida mejor. Me quito el sombrero y le doy much¨ªsimo m¨¢s valor que antes.
Usted paga los gastos de la tata a los que su pensi¨®n no alcanza. Ya que no un potos¨ª, ?qu¨¦ quisiera heredar de ella?
La paciencia. Mi productora se llama Paciencia Films por eso. Ojal¨¢ tener esa serenidad de aguardar y aceptar lo que suceda sin esperar nada de nadie.
La tata solo la pierde cuando usted, orden¨¢ndole la casa, le pide tirar un marco de fotos y ella se planta. ?Se sorprendi¨® de su reacci¨®n?
Fue casi nuestro ¨²nico desencuentro, y me alegro de que el m¨®vil estuviera grabando, porque se ve c¨®mo somos el uno con el otro. Ella se rebel¨®. Educada, pero tajantemente, me dijo que la dejara en paz. Seguro que estaba pensando: ya est¨¢ bien de tirar mis cosas, no soy una ni?a. Aunque para ti no sean importantes, para m¨ª son mi vida. Me puso en mi sitio.
Emociona verla hacer cosas por primera vez, como que le hiciera cosquillas en los pies o le pintara los labios.
Mi obsesi¨®n es hacerla feliz. Y ella lo es con esas cosas tan sencillas que nunca pudo hacer. Admiro esa capacidad suya de disfrutar de lo que puede. Ojal¨¢ conservarla toda la vida.
Ella tuvo que dejar el cole para cuidar a su madre. ?Qu¨¦ cree que hubiera sido de haber podido estudiar?
Ella dice que hubiera querido ser monja, y lo hubiera sido, aunque hubiera estudiado. Una monja muy erudita. Pero yo creo que naci¨® para ser artista, en la pel¨ªcula ha sido una actriz formidable.
La nuestra es una relaci¨®n perfecta que no quieres que acabe nunca, pero que sabes que acabar¨¢, y nosotros estamos estirando mucho ese tiempo
Pues en la pel¨ªcula, adem¨¢s de con usted, ella se acuesta con un santo.
Jaja. S¨ª. Se acuesta todas las noches con San Judas Tadeo, y se despide de ¨¦l y de la Virgen del Carmen por si no amanece.
?C¨®mo se toma que ella le diga que vive solo por usted?
Con una enorme responsabilidad. La nuestra es una relaci¨®n perfecta que no quieres que acabe nunca, pero que sabes que acabar¨¢, y nosotros estamos estirando mucho ese tiempo. Ella viviendo por m¨ª y yo intentando que la vida que le queda sea lo m¨¢s feliz posible, de lo cual me siento orgulloso, pero requiere un esfuerzo muy grande y pasa factura.
De hecho, en el confinamiento, con sus cuidados, ella florece y usted se mustia, agotado. Incluso llora a c¨¢mara.
Lloro much¨ªsimo, a c¨¢mara y fuera. Antes me cuidaba de llorar delante de ella para no conmoverla demasiado. Ahora es todo m¨¢s natural. Esas l¨¢grimas son en una sesi¨®n de terapia, que hago desde mis inicios como actor. Para m¨ª era muy importante mostrar una sesi¨®n real en la pel¨ªcula. Forma parte de mi vida y de qui¨¦n soy. Y yo tambi¨¦n necesitaba un espacio para m¨ª viviendo las 24 horas con ella en un espacio de 35 metros cuadrados.
En esos d¨ªas, la tata le dijo hasta c¨®mo quiere que sea su funeral. ?Est¨¢ preparado para ese d¨ªa?
No, ?c¨®mo voy a estar preparado para que se muera la persona m¨¢s importante de mi vida? Pero despu¨¦s de este tiempo juntos, creo que me voy a quedar m¨¢s en paz. Sigo trabajando en ello.
UNA PEL?CULA PARA LA TATA
Desde los tres a los seis años, los padres de Miguel Ángel Muñoz (Madrid, 38 años) contaron con la ayuda de Luisa Cantero para el cuidado del pequeño mientras ellos trabajaban. Luisa, hermana de la bisabuela materna del niño, ya tenía casi 60 años y trabajaba como limpiadora después de haberse dedicado hasta los 40 a cuidar de su propia madre enferma. En esos tres años, Muñoz y Cantero se "enamoraron" sin remedio y para toda la vida, según dicen ambos. Ya adulto y siendo un actor famosísimo, Muñoz mantuvo el contacto con su tata, como la ha llamado siempre, y cuando llegó el confinamiento decidió encerrarse con ella y asumir en exclusiva su cuidado físico y emocional. En aquellos días ideó, para entretenerla, La cuarentata, una serie de conexiones donde narraba su día a día en las redes sociales. Ahora, Muñoz presenta Cien días con la tata, un documental donde cuenta la emocionante historia de la relación entre ambos.