?Existieron los Reyes Magos? Una bella f¨¢bula entre la historia y la leyenda
El Evangelio de Mateo es el ¨²nico que menciona una visita de unos ¡°sabios¡± de Oriente. Solo la tradici¨®n cristiana posterior construy¨® el mito que fascina a millones de ni?os
No sabemos si existieron los Reyes Magos, pero s¨ª es cierto que se trata de una bella f¨¢bula que ha alimentado, y sigue alimentando, la imaginaci¨®n de millones de ni?os. Para los expertos en estudios b¨ªblicos se tratar¨ªa m¨¢s bien de una creaci¨®n tard¨ªa de las comunidades cristianas inspirada en el ¨²nico texto de los Evangelios, el de Mateo, que menciona el hecho. Los otros tres, entre ellos el de Marcos, el m¨¢s antiguo, y el de Juan, el m¨¢s reciente, considerados inspirados por la Iglesia, no tocan e...
No sabemos si existieron los Reyes Magos, pero s¨ª es cierto que se trata de una bella f¨¢bula que ha alimentado, y sigue alimentando, la imaginaci¨®n de millones de ni?os. Para los expertos en estudios b¨ªblicos se tratar¨ªa m¨¢s bien de una creaci¨®n tard¨ªa de las comunidades cristianas inspirada en el ¨²nico texto de los Evangelios, el de Mateo, que menciona el hecho. Los otros tres, entre ellos el de Marcos, el m¨¢s antiguo, y el de Juan, el m¨¢s reciente, considerados inspirados por la Iglesia, no tocan el tema.
En la narraci¨®n de Mateo no se habla de reyes, ni de que eran tres, ni de que estuvieron en el pesebre donde habr¨ªa nacido Jes¨²s, ni c¨®mo se llamaban. El texto habla de unos ¡°sabios¡± que se interesaban en el estudio de los astros, que hab¨ªan llegado a Jerusal¨¦n guiados por una estrella preguntando d¨®nde estaba el ¡°Rey de los jud¨ªos porque quer¨ªan adorarlo¡±. Mateo a?ade que llegaron ¡°hasta la casa donde hab¨ªa nacido Jes¨²s y lo encontraron con su madre, Mar¨ªa¡±. No hablan del padre. El haberlo encontrado en una casa parece excluir que hubiera nacido en Bel¨¦n y en un pesebre. Podr¨ªan haberlo visitado en Nazaret, que es donde seguramente naci¨®, ya que en todos los evangelios se habla de ¡°Jes¨²s de Nazaret¡± y no de Bel¨¦n.
Lo m¨¢s seguro es que al igual que en el caso de su lugar de nacimiento, que fue situado en Bel¨¦n porque, seg¨²n los profetas, Jes¨²s era de sangre real como David, que era oriundo de aquella ciudad, la narraci¨®n de los Reyes Magos est¨¦ ligada a textos b¨ªblicos que anunciaban la llegada de un rey que salvar¨ªa a la tribu de Israel de las persecuciones de los tiranos.
El resto de los detalles sobre los Reyes Magos se fue creando a lo largo de los primeros siglos. Se les dio el nombre de reyes para exaltar la importancia de Jes¨²s. Que fueron tres surgi¨® de los tres regalos que le llevaron al ni?o: oro, incienso y mirra. Los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar no aparecen ni en el texto oficial de Mateo ni en los Evangelios ap¨®crifos, que se distinguen por los muchos detalles que ofrecen sobre la infancia de Jes¨²s, pr¨¢cticamente ignorada por los Evangelios can¨®nicos.
Los nombres de los magos aparecen por primera vez en un mosaico del siglo VI en la bas¨ªlica de San Apolinar el Nuevo, en la bella ciudad italiana de R¨¢vena. A partir del siglo XIII las iniciales de los reyes (M, G, B) se esculpen en las puertas de las casas y de los establos para alejar a los demonios y brujas de personas y animales.
Y fue a partir del Renacimiento cuando grandes pintores como Fra Angelico, Rubens, el Greco o Vel¨¢zquez reprodujeron en sus cuadros las im¨¢genes de los Reyes Magos. Solo en las iglesias ortodoxas siria y armenia los magos son 12, en vez de tres. Y el hecho de que a partir de un cierto momento uno de los tres sea negro se debe a que se les consider¨® representantes de una zona del mundo: europeos, asi¨¢ticos y africanos. De ah¨ª que en algunos lugares no aparezcan solo en camellos, sino tambi¨¦n en caballos y elefantes. Y el hecho de ser tres simbolizaba tambi¨¦n a los tres hijos de No¨¦, Sem, Cam y Jafet, que despu¨¦s del diluvio universal repoblaron la Tierra seg¨²n la narraci¨®n de la Biblia.
El hecho de que la figura de Pap¨¢ Noel y el ¨¢rbol de Navidad cargado de regalos hayan suplantado en algunos pa¨ªses n¨®rdicos a la f¨¢bula b¨ªblica del pesebre con los Reyes Magos no ha sido capaz de anular la capacidad de atracci¨®n de esta leyenda navide?a, que sigue poblando de ilusiones los sue?os de millones de ni?os en el mundo. Una bella y po¨¦tica historia que funciona como las mejores f¨¢bulas de la literatura mundial, ayudando a la infancia a alejar sus miedos ancestrales.
Al escribir este art¨ªculo sobre los or¨ªgenes de la leyenda, me he acordado de mi infancia con mis dos hermanos en una peque?a aldea de Galicia, en Espa?a, donde mis padres eran maestros de primaria. Eran los tiempos de la posguerra, una ¨¦poca de escasez y hasta de hambre. Y a pesar de todo, el d¨ªa m¨¢s feliz del a?o era el de los Reyes Magos, aunque la pobreza de mis padres les obligaba a ponernos en el zapato aquella noche apenas unas golosinas, una pelota de trapo o una peque?a mu?eca cosida por nuestra t¨ªa Mar¨ªa. ?ramos felices igualmente. Solo para mis padres resultaba complicado explicarnos aquella ma?ana por qu¨¦ los nietos del terrateniente de la aldea, rico, recib¨ªan los juguetes m¨¢s modernos y nosotros no. Mis padres ni ten¨ªan la excusa de que nos hab¨ªamos comportado mal durante el a?o porque no era cierto.
Y recuerdo la emoci¨®n, trenzada de desilusi¨®n y orgullo a la vez, del a?o en que mi padre me llam¨® a solas y con una cierta solemnidad me dijo que me iba a contar un secreto porque yo era ya mayor: los Reyes Magos no exist¨ªan, eran los padres quienes tra¨ªan los regalos y ellos eran pobres. Y aquella noche yo les ayudar¨ªa a colocar los regalos en nuestra habitaci¨®n.
Al final, ¨¦ramos nosotros, durante el a?o, quienes invent¨¢bamos los juegos y juguetes con lo primero que encontr¨¢bamos a mano, un trozo de madera o unos hilos de coser. Hac¨ªamos hasta hogazas de pan y dulces de barro que coc¨ªamos en el fuego de le?a.
La sociedad de consumo, el exceso de todo, incluso entre los m¨¢s pobres, ofrece hoy lo que a nosotros se nos neg¨®. La pregunta que quiero dejar a los lectores es si hoy los ni?os, que tienen todo y hasta les sobra, son m¨¢s felices de lo que ¨¦ramos mis hermanos y yo con una simple pelota de trapo.