El historiador Juan P¨¦rez de Ayala, la vida como obra de arte
Fallecido el 25 de febrero, cr¨ªtico de arte, comisario de exposiciones y editor, forj¨® un car¨¢cter procedente de la tradici¨®n institucionista
El historiador, cr¨ªtico de arte, comisario de exposiciones y editor Juan P¨¦rez de Ayala (Mar del Plata, Argentina, 1948-Madrid, 2022) nos dej¨® el 25 de febrero. Como ¨¦l mismo escribi¨® en 2012, a prop¨®sito de Los rostros y los rastros de Jos¨¦ Moreno Villa, probablemente su principal referente intelectual y moral (casi su alter ego): ¡°Cuando una persona desparece deja tras de s¨ª una serie de hechos reales y unas ciertas maneras intangibles que pervivir¨¢n en su entorno. Hechos y maneras que componen el retrato perdurable, pero tambi¨¦n ef¨ªmero, de la persona¡±.
En el retrato ¨²l...
El historiador, cr¨ªtico de arte, comisario de exposiciones y editor Juan P¨¦rez de Ayala (Mar del Plata, Argentina, 1948-Madrid, 2022) nos dej¨® el 25 de febrero. Como ¨¦l mismo escribi¨® en 2012, a prop¨®sito de Los rostros y los rastros de Jos¨¦ Moreno Villa, probablemente su principal referente intelectual y moral (casi su alter ego): ¡°Cuando una persona desparece deja tras de s¨ª una serie de hechos reales y unas ciertas maneras intangibles que pervivir¨¢n en su entorno. Hechos y maneras que componen el retrato perdurable, pero tambi¨¦n ef¨ªmero, de la persona¡±.
En el retrato ¨²ltimo de Juan, vida y obra se muestran sabiamente fundidas. Para seguir empleando sus propias palabras, su manera de ser, ¡°que ha dejado una huella ¨ªntima y personal¡± en quienes lo tratamos, se relaciona armoniosamente con una producci¨®n intelectual abundante, variada y sobre todo de relevancia. Todo ello es fruto de la fidelidad a una tradici¨®n recibida, pero tambi¨¦n ¡ªen consonancia con dicha tradici¨®n¡ª una fidelidad a¨²n mayor a la propia conciencia que ¨¦l fue construyendo, que supo defender hasta el ¨²ltimo aliento y que, en medio de las vicisitudes y contratiempos de su vida, se nos fue revelando inquebrantable.
Juan tuvo la suerte de nacer, aunque en tiempos dif¨ªciles, en una familia estrechamente vinculada con la modernidad cultural. Era nieto del escritor Ram¨®n P¨¦rez de Ayala, de quien public¨® una voluminosa antolog¨ªa y a cuyo legado dedic¨® muchos esfuerzos encaminados a su preservaci¨®n y difusi¨®n. Pero la influencia m¨¢s notable sobre ¨¦l la ejerci¨® su familia materna. Su madre, Carmen Gim¨¦nez, form¨® parte de ese brillante grupo de universitarias que estudiaron en la madrile?a Facultad de Filosof¨ªa y Letras de los a?os treinta: Soledad Ortega, Laura de los R¨ªos, Isabel Garc¨ªa Lorca¡ Con ellas y con sus hermanas, Enriqueta y Ana Mar¨ªa, se enrol¨® en el famoso Crucero Universitario por el Mediterr¨¢neo, organizado por el entonces decano de la Facultad, Manuel Garc¨ªa Morente, en colaboraci¨®n con otras universidades espa?olas. Juan nos record¨® aquel episodio en una preciosa exposici¨®n en la Residencia de Estudiantes, de la que fue comisario. Carmen Gim¨¦nez era una mujer excepcional, que enviud¨® muy joven y fue profesora en el colegio Santa Mar¨ªa de los Rosales. Juan y sus tres hermanos, Mabel, Ram¨®n y Gustavo, estudiaron en el colegio Estudio (fundado por tres profesoras del Instituto-Escuela, del que fue alumno su padre). Juan hered¨® de su madre, entre muchas otras cosas, la elegancia, la discreci¨®n y el amor por la tradici¨®n modernizadora, tolerante, de la Instituci¨®n Libre de Ense?anza, que encarnaba su t¨ªo Alberto Jim¨¦nez Fraud, uno de los ¨²ltimos disc¨ªpulos directos de Giner de los R¨ªos y el fundador y alma de la Residencia de Estudiantes hasta el estallido de la Guerra Civil, en 1936.
Muchos de los valores que forjaron su car¨¢cter proceden de esa tradici¨®n institucionista, en la que el krausismo hab¨ªa sabido fundir genialmente Ilustraci¨®n y epicure¨ªsmo. Juan los respir¨® en su casa, en las casas de familias amigas, en el colegio, y los amalgam¨® con su propia experiencia. Juan, como Giner, como su t¨ªo Alberto, hizo suya la m¨¢xima de Epicuro: ¡°Vive oculto¡±, por eso, como en muchos de ellos, no resulta sorprendente la escasa notoriedad p¨²blica que alcanz¨® en relaci¨®n con la importancia de sus contribuciones.
La primera relevancia es la celebraci¨®n del centenario de Alberto Jim¨¦nez Fraud, con la exposici¨®n inaugurada en el Jard¨ªn Bot¨¢nico madrile?o en noviembre de 1983 y la publicaci¨®n ese mismo a?o del m¨ªtico n¨²mero doble de la revista Poes¨ªa, dedicado a la Residencia.
La revista ¡®Poes¨ªa¡¯
En ambas empresas le acompa?¨® Gonzalo Armero (comisario con ¨¦l de la exposici¨®n) y a ellos se uni¨® en el n¨²mero de Poes¨ªa Diego Lara, con el que Juan no dej¨® de colaborar nunca. Participaron, adem¨¢s, otros amigos, compa?eros en diferentes aventuras. Entre ellos, Jaime Gorospe, cuya amistad, cuyo amor, ha sido una constante inspiraci¨®n que ha animado la vida de Juan desde entonces.
Resulta imposible rese?ar todos los proyectos que emprendi¨® en esos a?os, pero, sin duda, el siguiente en importancia es la celebraci¨®n del centenario de Jos¨¦ Moreno Villa, en 1987, con la exposici¨®n de la Biblioteca Nacional, que descubri¨® a un creador de muchos registros, protagonista en primera l¨ªnea de la Edad de Plata. Juan fue su comisario y el editor de un cat¨¢logo que sigue siendo una obra de referencia. Aunque empec¨¦ a colaborar con ¨¦l con motivo del centenario de Jim¨¦nez Fraud, fue en el de Moreno Villa cuando dieron comienzo sus trabajos en la Residencia de Estudiantes ¡ªrefundada en junio de 1986¡ª, que han continuado, con algunos intervalos, hasta el final de su vida. Gracias a sus buenos oficios, Alicia G¨®mez-Navarro y yo recibimos en la Residencia a Pepe Moreno Nieto, hijo de Moreno Villa, que hab¨ªa viajado desde M¨¦xico por el centenario de su padre. Le contamos nuestro proyecto de recuperaci¨®n de la Residencia, que est¨¢bamos poniendo en marcha y, siempre con el apoyo de Juan, le sumamos a nuestra aventura. Desde aquel d¨ªa, inolvidable, contamos con un ¨ªntimo amigo y, a?os despu¨¦s, el archivo, la biblioteca y un valioso conjunto de obra pl¨¢stica de Moreno Villa lleg¨® a la Residencia, que hoy custodia el que es uno de los conjuntos documentales m¨¢s importantes sobre el periodo. A la muerte de su madre, los hermanos P¨¦rez de Ayala lo han enriquecido con una generosa donaci¨®n del legado familiar, que Juan acrecent¨® con otros fondos suyos.
A partir de entonces, el estudio y la difusi¨®n de la vida y la obra de Moreno Villa ha sido uno de sus principales empe?os. A lo largo de los a?os ha comisariado numerosas exposiciones sobre el artista e intelectual malague?o, no s¨®lo en la Residencia, para la que hace apenas unas semanas present¨® su ¨²ltimo proyecto expositivo. Tambi¨¦n organiz¨® muestras en otras casas con las que Juan ha mantenido una especial relaci¨®n, como la galer¨ªa Guillermo de Osma o la Fundaci¨®n Federico Garc¨ªa Lorca. Entre sus numerosas publicaciones sobre este autor, Juan ha editado en las Publicaciones de la Residencia la recopilaci¨®n de sus obras en dos tomos, el primero dedicado a sus Poes¨ªas completas y el segundo a sus escritos autobiogr¨¢ficos, titulado Memoria. Estaba preparando un tercer tomo, que recoger¨¢ lo escrito por Moreno Villa sobre M¨¦xico. Un proyecto muy apreciado por ¨¦l, dada la singularidad de la mirada del escritor malague?o, quien, a diferencia de otros exiliados, nada m¨¢s llegar empez¨® a escribir con admiraci¨®n sobre el pa¨ªs de acogida. Un sentimiento que Juan compart¨ªa: fue muy feliz en sus numerosos viajes a M¨¦xico, que hubiera querido que fueran m¨¢s. All¨ª Juan hizo buenos amigos y excitantes descubrimientos.
Guillermo de Osma ha sido fiel compa?ero en sus empresas intelectuales. Y entre ellas, la segunda en importancia: el estudio de la vida y la obra de Maruja Mallo, a la que Juan tuvo la suerte de tratar. Una tarea que culmin¨® recientemente en la edici¨®n, con Guillermo, del cat¨¢logo razonado de la obra de Maruja, publicado por la Fundaci¨®n Azcona. Qu¨¦ mejor ejemplo de la tenacidad y el entusiasmo de Juan en todo lo que hac¨ªa, capaz de arrostrar la enfermedad y el sufrimiento.
Y gracias a ello tuvo la satisfacci¨®n de ver culminados algunos de sus principales proyectos, lo que no hubiera sido posible sin la insobornable independencia profesional y personal que lo caracteriz¨®. Permanecer entregado a sus intereses le acarre¨® sin duda penalidades y sinsabores, pero tambi¨¦n le permiti¨® disfrutar cada vez m¨¢s de su trabajo y de la vida. Como escribi¨® su querido Moreno Villa:
Ser solo, suelto, amo de todo y de nada
¡ªporque todo se toma y se deja si se es libre¡ª
Cuando publicamos el epistolario de Alberto Jim¨¦nez Fraud, en el oto?o de 2018, con el libro reci¨¦n impreso, Juan me escribi¨® unos correos apasionados, torrenciales, que merecer¨ªan ser publicados. Basten unas l¨ªneas: ¡°He estado pensando mucho, me has hecho pensar mucho, en lo que puede significar dejar una huella, dejar un legado. No s¨¦ en qu¨¦ he podido ayudar yo a mantener un legado cultural. No me considero redentorista ni salvador de nada. Como historiador ¡ªesa palabra cada vez me gusta m¨¢s¡ª he intentado llamar la atenci¨®n sobre personas o circunstancias que creo que merecen ser conocidas. Me he apasionado con mi trabajo y he logrado siempre trabajar con gente con la que me he encontrado a gusto: j¨®venes y mayores¡±.
Cat¨¢logo del centenario de Lorca
El trabajo colaborativo ¡ªen el que nunca resulta dif¨ªcil rastrear su huella personal¡ª es tambi¨¦n una manera de estar en el mundo que Juan recibi¨® de la tradici¨®n institucionista. Adem¨¢s de los ya citados, ha dado frutos tan destacados como la gran exposici¨®n y el cat¨¢logo del centenario de Federico Garc¨ªa Lorca, en 1998, comisariada por ¨¦l junto a Fernando Huici y Estrella de Diego, o la dedicada a Alberti en 2003, de la que tambi¨¦n fue comisario con Juan Manuel Bonet y Carlos P¨¦rez. Las dos se exhibieron, como merec¨ªan, en el Museo Reina Sof¨ªa. Mantuvo, asimismo, una estrecha relaci¨®n con Pablo Jim¨¦nez y la Fundaci¨®n Mapfre, que se materializ¨® en varias exposiciones y numerosos trabajos editoriales. En la Residencia ha proseguido una labor llena de pasi¨®n e inteligencia. Cuando celebramos el centenario de la casa, Juan cambio de palo y, arrastrado por Rafael Zarza, en vez de hacer la en¨¦sima exposici¨®n sobre el tema se meti¨® a cineasta, y a ambos les sali¨® una pel¨ªcula estupenda.
Todos estos nombres forman parte de la lista de aquellos con los que ha colaborado, pero, a la vez, la de sus amigos. Y es que Juan, en buena tradici¨®n institucionista y epic¨²rea, cultiv¨® ¡ªcon criterio naturalmente selectivo, pero con generosidad¡ª el don de la amistad, como disfrut¨® con su familia, incluida la externa: la malague?a y la del exilio. No procede completar aqu¨ª esa n¨®mina que constitu¨ªa una buena parte de su retrato ¨ªntimo. El resto lo animaba un esp¨ªritu refinado, exigente, lleno de delicadeza y cada vez m¨¢s apasionado y amante de la vida, incluso en los d¨ªas m¨¢s terribles de enfermedad.
Quienes pudieron se reunieron para despedirle la tarde del viernes 25 y la ma?ana del s¨¢bado 26 de febrero, junto a sus hermanos, cu?adas y sus querid¨ªsimos sobrinos. Se respiraba all¨ª el esp¨ªritu de Juan: afecto, discreci¨®n, cercan¨ªa. Junto a la desolaci¨®n, el consuelo de todo lo bueno, buen¨ªsimo, compartido con ¨¦l, que supo encarnar admirablemente la recomendaci¨®n de su admirado Manuel B. Coss¨ªo: ¡°El deber que cada cual tiene de hacer de su propia vida una obra de arte¡±.