Diomedes D¨ªaz, el espejo de una Colombia que no ha cambiado del todo
Un nuevo documental de Netflix repasa la vida del icono de la m¨²sica vallenata, de la c¨²spide a la decadencia que marcaron sus ¨²ltimos a?os
La voz de Diomedes D¨ªaz nunca ha dejado de sonar en Colombia. El icono del vallenato muri¨® en 2013, pero sus canciones siguen estando aqu¨ª, en la radio de un taxi, en los parlantes de un bus destartalado, en una tienda de barrio, en las ¨²ltimas horas de una fiesta casera, en la verbena de un pueblo. En Spotify, en YouTube, en casetes o en elep¨¦s. Diomedes D¨ªaz muri¨®, pero su m¨²sica no se olvida como tampoco se olvida a Doris Adriana Ni?o, la mujer que sali¨® de su casa a una cita con ¨¦l y nunca...
La voz de Diomedes D¨ªaz nunca ha dejado de sonar en Colombia. El icono del vallenato muri¨® en 2013, pero sus canciones siguen estando aqu¨ª, en la radio de un taxi, en los parlantes de un bus destartalado, en una tienda de barrio, en las ¨²ltimas horas de una fiesta casera, en la verbena de un pueblo. En Spotify, en YouTube, en casetes o en elep¨¦s. Diomedes D¨ªaz muri¨®, pero su m¨²sica no se olvida como tampoco se olvida a Doris Adriana Ni?o, la mujer que sali¨® de su casa a una cita con ¨¦l y nunca m¨¢s regres¨®. El m¨²sico de multitudes y el victimario. Diomedes: El ¨ªdolo, el misterio y la tragedia, el primer documental de Netflix hecho en Colombia repasa la vida de un hombre que estuvo en la cima del ¨¦xito por su talento y termin¨® en la decadencia, casi como una caricatura de los efectos de una vida de excesos.
No es la primera vez que la historia de Diomedes D¨ªaz se lleva a la pantalla, pero s¨ª es la primera vez que se muestra con todas sus luces y sombras. No es un homenaje al artista, aunque en los primeros minutos lo parezca, es m¨¢s bien el retrato de un hombre que refleja un momento en la historia de Colombia y mucho de lo que todav¨ªa es este pa¨ªs. ¡°[Este documental] es un ejercicio de memoria para cuestionarnos, para vernos, para entender en qu¨¦ pa¨ªs vivimos, Diomedes es el personaje perfecto para explicarnos como sociedad¡±, dice por Zoom Jorge Barbosa, uno de los directores. La vida del compositor y cantante, que muri¨® a los 56 a?os, atraves¨® la pol¨ªtica, el f¨²tbol y desafi¨® a la justicia. Era el artista al que se le perdonaba todo y estaba en todo. ¡°?l obnubilaba con su presencia en la tarima. Diomedes se hac¨ªa sentir como el compadre de todos, le cant¨® al campesino, al amor, al desamor, a la parranda, al pa¨ªs, a los ciclistas y a ¨¦l mismo. Si se quisiera una biograf¨ªa cantada de Diomedes, bastar¨ªa con escuchar algunas de sus composiciones¡±, dice Juan Pablo G¨®mez Orozco, periodista y seguidor del cantante. A Diomedes D¨ªaz lo recib¨ªan como un dios. Era un mito. Era el cantante de un pueblo del caribe colombiano que llev¨® el vallenato al Madison Square Garden de Nueva York y lo llen¨®. Fue el primer m¨²sico colombiano ¨Cdicen sus amigos en el documental¨C en recibir un mill¨®n de d¨®lares por una presentaci¨®n, era el artista apetecido por los narcos, el que ten¨ªa en un diente un diamante y tambi¨¦n era el machista m¨¢s popular de todos. ¡°C¨®mo no vamos a cuidar a las mujeres si son las que lavan, las que cocinan, c¨®mo no las vamos a querer¡±, dec¨ªa.
Era la figura con la que todos quer¨ªan estar. En 1994 se subi¨® a una tarima en el Estadio Metropolitano de Barranquilla para el cierre de campa?a de Ernesto Samper. Para entonces, El cacique de La Junta, como le llamaban, ya era una estrella nacional y su apoyo a Samper le garantiz¨® al candidato presidencial una foto para el recuerdo. Si estaban por el m¨²sico o por el pol¨ªtico no importaba, Samper, que termin¨® ganando esas elecciones, consigui¨® convocar a miles de personas. Ese mismo a?o, que se celebr¨® el Mundial de Estados Unidos, Diomedes se apunt¨® otro golazo. Junto a su inseparable acordeonero Juancho Rois rompi¨® r¨¦cords con la canci¨®n Yo soy mundial (Sony, 1994), que se convirti¨® en la banda sonora de la hist¨®rica Colombia de Francisco Pacho Maturana, con un cuadro de lujo con figuras como El Pibe Valderrama, ?scar C¨®rdoba, Freddy Rinc¨®n, Faustino Asprilla. Han pasado 28 a?os y Colombia no olvida esa canci¨®n, ni esa selecci¨®n, la del 5-0 contra Argentina y tambi¨¦n la que perdi¨® a una de sus defensas tras el asesinato de Andr¨¦s Escobar por un autogol.
El hit mundialista de El cacique de La Junta sali¨® al mercado con m¨¢s de 150.000 copias vendidas y casi 500.000 pedidas por las tiendas musicales. Diomedes D¨ªaz estaba en la cima, a pesar de las pol¨¦micas de su vida que ya todos conoc¨ªan: ofrec¨ªa conciertos privados a capos del narcotr¨¢fico, fue contratado alguna vez por los hermanos Rodr¨ªguez Orejuela ¨Cdel cartel de Cali¨C y por Pablo Escobar, no sab¨ªa cu¨¢ntos hijos ten¨ªa. ?35? ?m¨¢s de 50? Su fama de mujeriego era celebrada. Ning¨²n esc¨¢ndalo perjudic¨® su carrera musical, ni siquiera el asesinato de Doris Adriana Ni?o, una mujer de 27 a?os, con la que se ve¨ªa ocasionalmente y que desapareci¨® despu¨¦s de uno de los encuentros con el compositor. Diomedes: El ¨ªdolo, el misterio y la tragedia reconstruye con testigos, periodistas y las autoridades de entonces lo que ocurri¨® tras la noche del 14 de mayo de 1997, cuando la mujer entr¨® a la vivienda de Diomedes D¨ªaz y su cuerpo apareci¨® horas m¨¢s tarde en un bald¨ªo, a unas dos horas de Bogot¨¢.
El cantante siempre neg¨® cualquier responsabilidad en la muerte de su amiga. La versi¨®n de que su fallecimiento hab¨ªa sido producto de una sobredosis convenci¨® en el inicio del proceso a las autoridades, que m¨¢s adelante lo hallaron culpable. ¡°Este ejercicio [el documental] permite que la audiencia mire hacia atr¨¢s sin ponerle un punto de vista [¨²nico] en frente. No intentamos decir si [Diomedes] fue bueno o malo¡±, dice Jorge Dur¨¢n, otro de los directores del documental, que hace un registro minucioso del proceso judicial que termin¨® con la captura del cantante. Doris Adriana fue drogada, torturada, muri¨® asfixiada y Diomedes D¨ªaz solo estuvo 32 meses en la c¨¢rcel.
El documental recoge las voces de la familia de Doris Adriana Ni?o y la b¨²squeda de justicia, de los hombres que rodeaban al m¨²sico y de los fan¨¢ticos que no cre¨ªan que hubiera cometido un crimen o que no les importaba la vida personal del artista. Colombia se sigue pareciendo mucho a ese pa¨ªs que celebraba a Diomedes: el narcotr¨¢fico, la violencia y el machismo siguen aqu¨ª, todos los d¨ªas, pero las leyes de ahora, con el feminicidio tipificado como delito en el C¨®digo Penal y un movimiento feminista que exige justicia habr¨ªan cuestionado ¨Cy tal vez evitado¨C que un hombre acusado de asesinar a una mujer pudiera seguir llevando la vida de un artista en libertad.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S Am¨¦rica y reciba todas las claves informativas de la actualidad de la regi¨®n