S¨¦ptima Puerta del Pr¨ªncipe para el toreo de sal¨®n de El Juli
El diestro madrile?o cort¨® tres orejas y una Manzanares en otra tarde triunfalista con mansos y nobles toros de Garcigrande
Que no es por llevar la contraria, no. Que El Juli es una figura por m¨¦ritos propios que se muestra en plenitud de facultades t¨¦cnicas y art¨ªsticas; y que no es casualidad que haya abierto ya siete veces la deseada Puerta del Pr¨ªncipe. Tan cierto es todo eso como que la plaza de La Maestranza se ha consagrado en lo que va de feria como un mercadillo barato, barato, en el que se ha perdido todo atisbo de exigencia y se regalan las orejas como los vendedores de frutas reparten gajos de naranjas....
Que no es por llevar la contraria, no. Que El Juli es una figura por m¨¦ritos propios que se muestra en plenitud de facultades t¨¦cnicas y art¨ªsticas; y que no es casualidad que haya abierto ya siete veces la deseada Puerta del Pr¨ªncipe. Tan cierto es todo eso como que la plaza de La Maestranza se ha consagrado en lo que va de feria como un mercadillo barato, barato, en el que se ha perdido todo atisbo de exigencia y se regalan las orejas como los vendedores de frutas reparten gajos de naranjas.
Tres orejas cort¨® El Julio y una Manzanares; pero los tres pod¨ªan haber paseado cuatro si hubieran acertado con la espada y hubieran puesto (el de Alicante y Aguado) algo m¨¢s que insulso postureo. Honor y gloria para don Juli¨¢n L¨®pez, y un gorigori para el prestigio de esta plaza, que ha muerto por decisi¨®n de los espectadores y la cooperaci¨®n necesaria de los presidentes.
La corrida del ganadero Justo Hern¨¢ndez, de bonitas hechuras, fue mansa en los caballos y reparti¨® nobleza por todos los rincones. Hubo toros de sangre dulce y bondad infinita, como el primero, al que El Juli le cort¨® las dos orejas.
El torero, que es catedr¨¢tico veterano, supo antes que nadie que ten¨ªa delante un merengue, y se dispuso a disfrutar como si estuviera en el patio de su finca. El animal era un bendito, y la muleta de El Juli, una varita m¨¢gica que conduc¨ªa la nobil¨ªsima embestida con suavidad, lentitud y elegancia suprema. El maestro tore¨® a placer, para su contento y la mirada aprobatoria del p¨²blico. Pero no hubo pasi¨®n porque no puede haberla en el toreo de sal¨®n. Surgi¨® el biennnnn¡, que sale de la boca, pero no el ol¨¦ que brota del coraz¨®n.
El Juli lo hizo bonito; hubo dos derechazos y dos naturales que completaron el c¨ªrculo que fueron una preciosidad, pero nadie se levant¨® de su asiento. Fue una faena fr¨ªa, en la que el toro era un carret¨®n que no molesta ni hace sudar. Fue, tambi¨¦n, una faena de catedr¨¢tico veterano que se sabe la lecci¨®n, pero que, de tanto repetirla, la cuenta sin darle importancia. Mat¨® mal, de una estocada muy trasera, pero qu¨¦ m¨¢s para este p¨²blico tan presto al triunfo y al reparto de regalos¡
La ceremonia continu¨® en el cuarto, otro muchacho de buena familia. Elegante fue el inicio de la faena, por bajo, rodilla en tierra, una trincherilla, un remate y un largo pase de pecho. Hubo destellos, algunos brillantes, y otros despegados, en el conjunto de una obra desigual. Volvi¨® a fallar en la suerte suprema, pero¡
Manzanares tambi¨¦n cort¨® su orejita de rigor; y se escribe en diminutivo porque diminuta fue su labor ante el quinto, al que acompa?¨® en su noble embestida y se implic¨® en una labor de menos a m¨¢s que no acab¨® de redondear. Pero estuvo en ese mucho mejor que ante el segundo, el m¨¢s codicioso y menos templado de la tarde, al que mulete¨® despegado y abusando del pico del enga?o.
Y a Aguado se le vio conformista en exceso, como en ocasiones anteriores. Si el toro es de carril, aqu¨ª est¨¢ el artista; y si no, a tirar l¨ªneas. No. Hay que dar un paso m¨¢s, hay que atacar alguna vez y no limitarse a acompa?ar. No mostr¨® mucha entrega su primero, la misma que se le vio al sevillano, y sin el ¨¢nimo necesario para superar la soser¨ªa obediente del ¨²ltimo. En verdad, se luci¨® a la ver¨®nica en su lote, pero supo a poco. En fin¡
Mientras tanto, El Juli se preparaba para salir por la Puerta del Pr¨ªncipe un d¨ªa en el que se limit¨® a repetir la lecci¨®n y nadie lo puso en apuros. Le cost¨® m¨¢s trabajo llegar a la furgoneta que matar a los dos muy bonancibles toros de Garcigrande.
D. Hern¨¢ndez-Garcigrande/El Juli, Manzanares, Aguado
Tres toros de Domingo Hernández (1º, 2º y 6º) y tres de Garcigrande, correctos de presentación, mansos y nobles; destacaron por su calidad primero y cuarto.
El Juli: estocada muy trasera (dos orejas); pinchazo y estocada trasera (oreja). Salió a hombros por la Puerta del Príncipe.
José María Manzanares: tres pinchazos _aviso_ estocada (silencio); estocada caída (oreja).
Pablo Aguado: media perpendicular, descabello _aviso_ y tres descabellos (silencio); pinchazo hondo tendido (silencio).
Plaza de La Maestranza. Décima corrida de abono de la Feria de Abril. 4 de mayo. Lleno de ‘no hay billetes’.