Somos vulnerables y eso nos hace fuertes: lo que el arte nos ense?a de los virus
Una exposici¨®n y un ensayo abordan c¨®mo la creaci¨®n contempor¨¢nea reacciona y en ocasiones se anticipa a las epidemias. Pintores como Egon Schiele y Edvard Munch ya abordaron hace un siglo la enfermedad infecciosa en sus obras
Entre lo mucho que se puede decir sobre lo que ha supuesto la pandemia, cabr¨ªa destacar que ha resultado ser un preciso detector de verdades enterradas. Un revelador de problemas que estaban ah¨ª, latentes, cuestiones que abarcan desde los ¨¢mbitos p¨²blicos y profesionales a los m¨¢s ¨ªntimos y que, tras una concatenaci¨®n de confinamientos y estados de alarma, se han revelado en toda su amplitud. Una de esas ideas es que todos somos vulnerables al contagio. Que convivimos codo con codo con las enfermedades infecciosas, con las bacterias y los virus, y que nadie est¨¢ exento de contraer enfermedades...
Entre lo mucho que se puede decir sobre lo que ha supuesto la pandemia, cabr¨ªa destacar que ha resultado ser un preciso detector de verdades enterradas. Un revelador de problemas que estaban ah¨ª, latentes, cuestiones que abarcan desde los ¨¢mbitos p¨²blicos y profesionales a los m¨¢s ¨ªntimos y que, tras una concatenaci¨®n de confinamientos y estados de alarma, se han revelado en toda su amplitud. Una de esas ideas es que todos somos vulnerables al contagio. Que convivimos codo con codo con las enfermedades infecciosas, con las bacterias y los virus, y que nadie est¨¢ exento de contraer enfermedades. Todo eso lo sabemos ahora con la certeza de lo inevitable, pero algunos artistas ya se hab¨ªan dado cuenta hace tiempo.
Antes de la bofetada de realidad del coronavirus, Andrea Bagnato e Iv¨¢n L¨®pez Munuera, los comisarios de la exposici¨®n Criaturas vulnerables, en La Casa Encendida de Madrid, empezaron a investigar cada uno por su cuenta las diferentes miradas que el arte estaba posando sobre cuestiones como la diseminaci¨®n de la malaria en el sur de Italia y las arquitecturas del sida en Nueva York y el Caribe. En 2018, pusieron sus hallazgos en com¨²n. Uno de los primeros fue que se hab¨ªa extendido una percepci¨®n err¨®nea sobre las epidemias: ¡°Se ve¨ªan como algo del pasado, a pesar de que en lugares como el ?frica subsahariana las enfermedades infecciosas siguen siendo la primera causa de muerte¡±, explica L¨®pez Munuera. ¡°Y dado el proceso de deforestaci¨®n del planeta, pod¨ªa verse que iba a haber m¨¢s epidemias¡±.
No les faltaba raz¨®n. A la luz de los acontecimientos, que suman ahora la nueva viruela del mono al trauma de la pandemia, su exposici¨®n cobra un nuevo sentido. A trav¨¦s de los trabajos de artistas como all (zone), Pratchaya Phinthong e I??l E?rikavuk ¡°podemos ver que la covid es una enfermedad que ten¨ªa precedentes como la enfermedad del sue?o, el virus del tulip¨¢n roto y la radioactividad nuclear¡±, apunta el comisario. Y, m¨¢s a¨²n, queda patente ¡°que las enfermedades contagiosas forman parte de nuestro ecosistema¡±. Son parte fundamental ¡ªincluso necesaria¡ª de la vida y no solo afectan a los humanos: una de las obras expuestas, El jard¨ªn del contagio, pone de relevancia que los virus pueden cebarse con cualquier tipo de ser vivo, en este caso tulipanes.
Esta obra, realizada por el estadounidense Michael Wang, est¨¢ compuesta por un conjunto de macetas que contienen aleatoriamente bulbos infectados y otros sanos que acabar¨¢n por contagiarse de los primeros. De este modo, la obra ir¨¢ transform¨¢ndose, decayendo desde un estado de plenitud inicial hasta su destino inexorable. Es el precio de compartir un mismo espacio, una noci¨®n que exploran otras obras como la maqueta a escala real de una casa dise?ada por all(zone) con una zona de cuarentena y otra de vivienda compartida. El virus que causa la infecci¨®n de las plantas, llamado mosaico del tulip¨¢n, fue uno de los primeros en estudiarse en ¨¦poca moderna, aunque se remonta al siglo XVII, a la ¨¦poca de la tulipoman¨ªa. Al importar a Holanda los tulipanes originarios de Asia Central, la planta se hizo m¨¢s susceptible de contraer la enfermedad. ¡°Entonces se prohibieron los bulbos en muchos pa¨ªses¡±, explica L¨®pez Munuera. Y, de ese modo, la patolog¨ªa se hizo pol¨ªtica.
Si existe un exponente de enfermedad infecciosa politizada en ¨¦poca contempor¨¢nea, ese ser¨ªa sin lugar a dudas el sida, que en la muestra de La Casa Encendida est¨¢ representado a trav¨¦s de varios trabajos del artista cordob¨¦s Pepe Espali¨². Nadie miraba aqu¨ª, un ensayo de reciente publicaci¨®n firmado por Andrea Galaxina (que, como la exposici¨®n, se concibi¨® antes de la pandemia), coincide en volver la vista a la explosi¨®n de creatividad activista que surgi¨® tras la aparici¨®n del VIH en Europa y, sobre todo, EE UU. ¡°Al no contar con un sistema sanitario p¨²blico como en Espa?a, all¨ª la gente se tuvo que organizar de manera radical porque hubo episodios de absoluto abandono¡±, explica la autora sobre la mayor efervescencia de las manifestaciones culturales en torno a este virus al otro lado del Atl¨¢ntico.
Con las herramientas del agitprop y materializado en creaciones ef¨ªmeras como p¨®steres y pasquines, as¨ª como v¨ªdeos, colectivos y activistas generaron en EE UU un lenguaje art¨ªstico directo y potente con el que denunciar la dejadez de los gobiernos y la estigmatizaci¨®n que sufrieron distintos colectivos, en especial el LGTBIQ+. Que la palabra ¡°homosexual¡± vuelva a los titulares con la viruela del mono no quiere decir para Galaxina que no hayamos aprendido nada de las lecciones del sida sino, m¨¢s bien, que se trata de una estrategia que ¡°responde a unos intereses¡±. ¡°Situar el foco sobre los gais tiene que ver con una agenda pol¨ªtica¡±, afirma la autora, ¡°si bien tambi¨¦n hay una parte de ignorancia, en especial sobre el da?o que se hizo al colectivo, sobre todo en los primeros diez a?os de la epidemia¡±.
Con la llegada del coronavirus, como agrega L¨®pez Munuera, ha vuelto a demostrarse que la enfermedad infecciosa suele aparecer acompa?ada de s¨ªntomas sociales como el rechazo y la intolerancia. ¡°La covid despert¨® el racismo hacia las personas asi¨¢ticas y la viruela del mono se?al¨® enseguida al colectivo LGTBIQ+¡±, apunta. Un v¨ªdeo de la turca I??l E?rikavuk expuesto en Criaturas vulnerables sobrevuela esa misma idea. En ¨¦l, un cient¨ªfico iraqu¨ª concede una entrevista a una televisi¨®n estadounidense. El cient¨ªfico trabaja para curar la gripe aviar y la escena tiene lugar en plena invasi¨®n de Irak, lo que pone no solo de relevancia la ideolog¨ªa subyacente a las pol¨ªticas de inmigraci¨®n, que crean un cisma entre los buenos y malos migrantes, sino tambi¨¦n la propagaci¨®n de un discurso que equipara al terrorismo isl¨¢mico a una epidemia.
En lo que se refiere al sida, frente al activismo pol¨ªtico de los trabajos de colectivos como Gran Fury en EE UU y La Radical Gai y LSD en Espa?a, las obras de Espali¨² ¡ªtales como los dibujos y los objetos de cuero que se exhiben en La Casa Encendida¡ª apelan a ideas como la fragilidad, la humanidad (recu¨¦rdese su c¨¦lebre performance Carrying) y la validez que encierran en s¨ª los cuerpos enfermos, una noci¨®n esta que conecta directamente con los tulipanes de Wang, que al contraer el virus desarrollan unas delicadas vetas marm¨®reas. ¡°?l expresa que lo colectivo puede ayudar a abrazar el cuerpo no sano de una manera m¨¢s hermosa¡±, apunta Iv¨¢n. ¡°El arte abre la puerta a nuevas configuraciones no solo sobre lo que es un cuerpo sano, sino tambi¨¦n sobre lo que es un cuerpo¡±.
En esa exaltaci¨®n de la belleza de un cuerpo quebradizo, la obra de Espali¨² podr¨ªa vincularse con la de Egon Schiele, otro artista que un siglo antes que ¨¦l ya intent¨® expresar a trav¨¦s de la pintura las consecuencias de la enfermedad infecciosa. En su caso fue la llamada gripe espa?ola, de la que murieron no solo ¨¦l sino tambi¨¦n su mujer y su maestro, Gustav Klimt. Como ellos, Edvard Munch tambi¨¦n se contagi¨® (si bien ¨¦l sobrevivi¨®) y plasm¨® la presencia de la enfermedad en dos autorretratos, uno durante y otro despu¨¦s del virus, obras inquietantes de las que emana el dolor colectivo que marc¨® a la sociedad de su tiempo, donde se encadenaron la enfermedad y la guerra.
Comparable como es aquel momento hist¨®rico con la ¨¦poca actual, lo cierto es que tambi¨¦n existen notables diferencias. Una muy evidente son los avances que se han producido en el campo de la medicina. El dolor sigue ah¨ª, y todos somos vulnerables a ¨¦l. Pero esta vulnerabilidad no siempre tiene que verse como algo negativo, que es lo que vienen a plantear las obras de La Casa Encendida. ¡°El tema es muy serio, pero tambi¨¦n se puede mirar con humor y con iron¨ªa, y eso es lo que hacen estos artistas¡±, abunda Iv¨¢n. ¡°Los virus forman parte de nuestro ecosistema, de modo que tenemos que encontrar formas de coexistencia. Adem¨¢s, la enfermedad es nuestro futuro: todos hemos estado o estaremos enfermos. Tenemos que estar preparados¡±.