Liam Young, un arquitecto para salvar el mundo
Este urbanista especulativo australiano imagina y propone visiones alternativas del futuro de la humanidad por medio del cine
El trabajo de Liam Young (Brisbane, Australia, 1979) podr¨ªa definirse tanto por aquello que hace como por lo que no. Es un arquitecto que no construye edificios, sino que cavila sobre la gesti¨®n del espacio. Un fil¨®sofo que no escribe ensayos, pero inventa historias. Un cineasta que no da vida a personajes, aunque dise?a realidades alternativas. Afincado en Los ?ngeles, donde imparte clases y dirige un think tank (Tomorrow¡¯s Thoughts Today) y un estudio de investigaci¨®n (Unknown Fields), Young present¨® esta semana en Madrid, en la Fundaci¨®n Telef¨®nica, su exposici¨®n Construir mundos, un t¨ªtulo que resume en solo dos palabras a qu¨¦ se dedica. Se trata de un repaso de sus filmes, donde combina el uso y la reflexi¨®n sobre los usos de la tecnolog¨ªa con la ciencia ficci¨®n especulativa para proponer soluciones que contribuyan a sacar a la humanidad de la encrucijada. No es poca cosa. Hablamos de usar el cine para ayudar a salvar el planeta.
¡°Hemos llegado a un punto en que medimos el tiempo en apocalipsis¡±, dice Young, casi reci¨¦n aterrizado de un agotador viaje desde Los ?ngeles, con sorna pero tambi¨¦n una cierta amargura. ¡°El tipo de cosas que hace unos a?os marcaban los momentos decisivos de una generaci¨®n ahora son un martes m¨¢s. Piensa en cualquier desastre: ya lo tenemos aqu¨ª. La emergencia de la tercera guerra mundial, el mundo que arde y el inminente colapso clim¨¢tico, pandemias globales, una tremenda desigualdad econ¨®mica y racial¡ Realmente hemos dado pie a una nueva edad oscura¡±. Sonar¨¢ aterrador, pero no cae en lo agorero: la evidencia cient¨ªfica respalda esas afirmaciones, les pese lo que les pese a los negacionistas. ¡°Muchos vienen a gritarme¡±, se r¨ªe Young, cuyas videoinstalaciones figuran en las colecciones del MoMA de Nueva York y el Victoria & Albert de Londres. ¡°Hay quienes niegan la realidad y otros est¨¢n preocupados por las vidas de sus hijos. Pero no est¨¢n dispuestos a renunciar a las comodidades y los lujos¡±.
Es la ciencia y nada m¨¢s que la ciencia la peana en la que se a¨²pa este denominado arquitecto especulativo para otear sus audaces visiones de un porvenir en el que la ¡°cl¨¢sica imagen limpia y esterilizada de la utop¨ªa¡± es reemplazada por escenarios te?idos de claroscuros. En ellas las personas han de reacomodar sus necesidades y hacer enormes concesiones, pero a la vez se mantiene la esencia de aquello que nos hace humanos: ¡°La mitolog¨ªa, la magia, el folclore¡±. Todo ese acervo cultural est¨¢ integrado en Planet City (2021), una pel¨ªcula que recrea una ciudad planetaria que albergar¨ªa a los 10.000 millones de personas que poblar¨¢n la Tierra en 2050 en un espacio equivalente al 2% de su superficie, dejando el resto a la reconquista de la naturaleza. Se basa en el concepto de ¡°medio planeta¡±, desarrollado por el bi¨®logo Edward O. Wilson, que predice que la extinci¨®n masiva se podr¨ªa revertir liberando la mitad del globo de la influencia de nuestra especie. ¡°Es una propuesta extrema, pero lo es porque hemos creado un problema extremo¡±, arguye Young, subrayando que no se trata tanto de un proyecto factible como de una ¡°provocaci¨®n¡±, un medio para generar ¡°un debate sobre si queremos hacer algo as¨ª o si a¨²n es posible tomar medidas m¨¢s limitadas¡±.
En la pel¨ªcula de 2021 ¡®Planet City¡¯ presenta una ¨²nica ciudad que albergar¨ªa a los 10.000 millones de habitantes del planeta
El orden del recorrido de la exposici¨®n, que forma parte del programa del Festival Urbano de Arte Digital de Madrid, MMMAD, pone de relevancia c¨®mo las pel¨ªculas de Young van ampliando la escala desde lo peque?o a lo infinitamente grande: empiezan por el individuo y de este se van expandiendo a las ciudades, al planeta, al universo. En Where the City Can¡¯t See (2016), grabada con los mismos esc¨¢neres l¨¢ser que utilizan los coches aut¨®nomos, dos j¨®venes habitantes de una urbe sometida al escrutinio implacable de los sistemas de vigilancia masivos desarrollan sistemas de camuflaje y movimientos corporales con los que escapar a ese control. En la reciente Emissary (2022), que se estrena en Madrid, Young ha proyectado, mano a mano con la NASA, una nave espacial concebida ¡°para ser el ¨²ltimo objeto jam¨¢s realizado por los seres humanos¡±, un veh¨ªculo que navegar¨ªa por el espacio ¡°como un monumento a nuestra existencia¡±. ¡°Si estamos al borde de nuestra extinci¨®n, Emissary ser¨ªa un homenaje a lo que fuimos, casi como una l¨¢pida¡±, explica. Ideado para vagar eternamente, ¡°su dise?o resultar¨ªa tan caro que, igual que otros proyectos como el Gran Colisionador de Hadrones o el [observatorio astron¨®mico] ALMA, solo podr¨ªa producirse por medio de una colaboraci¨®n internacional¡±.
Aparte de la clara advertencia de que estamos alcanzando el punto de no retorno, quedan expuestas ah¨ª algunas de las claves de las investigaciones que Young ficcionaliza: por ejemplo, que resulta imperativo ¡°que las personas act¨²en desde un punto de vista planetario, no nacionalista¡±. Que los futuros que imagina, como el de la ciudad hipervigilada, son en realidad el presente, solo que ¨¦l exagera sus cualidades para provocar un efecto en el espectador. O que la tecnolog¨ªa necesaria para remediar males como la emergencia clim¨¢tica ya est¨¢ disponible. Solo hace falta darle buen uso. ¡°No inventamos nuevos materiales m¨¢s ligeros que el aire ni formas de energ¨ªa sustra¨ªdas de un meteoro ni ese tipo de cosas de Marvel, sino que nos basamos en las tecnolog¨ªas que hacen posibles las ciudades actuales y que ya est¨¢n implantadas desde hace 10 o 15 a?os¡±, apunta. Es decir, que la crisis no es de recursos, sino ¡°cultural¡±. A¨²n podemos enmendar el ma?ana, la cuesti¨®n es si estamos dispuestos.
Con el calentamiento global a la cabeza de la interminable retah¨ªla de adversidades a las que debemos hacer frente, Young presenta otra pel¨ªcula nunca vista, realizada como Emissary por encargo de Telef¨®nica: The Great Endeavor. Ah¨ª conjetura c¨®mo funcionar¨ªa la ¡°mayor construcci¨®n humana jam¨¢s llevada a cabo¡±, una red global de secuestro de carbono. ¡°Si no queremos extinguirnos, debemos construir una infraestructura que succione el carbono del aire y lo introduzca en la tierra de un modo permanente y a una escala equivalente a la actual industria del petr¨®leo y el gas. Ser¨ªa algo as¨ª como el alunizaje de nuestra generaci¨®n¡±, ilustra Young, que sostiene que otras potenciales salidas del callej¨®n, como la muy publicitada colonizaci¨®n de Marte que abandera el magnate Elon Musk, no dejan de ser meras ¡°fantas¨ªas¡±. ¡°Es pura distracci¨®n. Y estrategia de negocio: una campa?a de marketing para dar visibilidad a SpaceX. Pero no es la soluci¨®n a nuestros problemas¡±.
Frente a las enso?aciones de milmillonarios, Young concibe sus obras como una llamada de atenci¨®n y una invitaci¨®n a pasar a la acci¨®n. Tambi¨¦n como un recordatorio: el tiempo se agota. En sus universos paralelos, espacios de formas que bailan entre lo maldito y lo po¨¦tico donde la vida hace equilibrios sobre el fino hilo que separa la utop¨ªa de la distop¨ªa, nuestra subsistencia pasa necesariamente por el uso eficiente de la tecnolog¨ªa, as¨ª como por la renuncia improrrogable a los excesos del consumismo. ¡°Muy pronto ya no ser¨¢ una opci¨®n¡±, vaticina. ¡°Nos dirigimos ciegamente hacia nuestra extinci¨®n, y lo importante no es tanto proponer estrategias para acabar con el capitalismo, sino reconocer que ya caminamos entre sus ruinas¡±.
¡®Liam Young. Construir mundos¡¯. Fundaci¨®n Telef¨®nica. Madrid. Hasta el 20 de noviembre.
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