Oreja a Fonseca en el cierre de Feria
Excelente novillada de Montealto, desaprovechada por los novilleros
Al feucho novillo que abri¨® la tarde no termin¨® de cogerle el aire Isaac Fonseca. Su proverbial toreo lo dej¨® claro en el recibo: larga cambiada y un racimo de chicuelinas. Listo el novillo en varas, Fonseca lo salud¨® con la muleta con sendos cambiados de rodillas, ligados, de igual guisa, con un par de naturales limpios. Pareci¨® tomar vuelo la faena, ante novillo de buen son, pero la gente no termin¨® de entrar en aquello. Otra serie en redondo, con remate de una arrucina, pareci¨® darle eco a esa labor. Pero a partir de aqu¨ª, la faena se convirti¨® en un quiero y a veces puedo y otras no. No to...
Al feucho novillo que abri¨® la tarde no termin¨® de cogerle el aire Isaac Fonseca. Su proverbial toreo lo dej¨® claro en el recibo: larga cambiada y un racimo de chicuelinas. Listo el novillo en varas, Fonseca lo salud¨® con la muleta con sendos cambiados de rodillas, ligados, de igual guisa, con un par de naturales limpios. Pareci¨® tomar vuelo la faena, ante novillo de buen son, pero la gente no termin¨® de entrar en aquello. Otra serie en redondo, con remate de una arrucina, pareci¨® darle eco a esa labor. Pero a partir de aqu¨ª, la faena se convirti¨® en un quiero y a veces puedo y otras no. No todo sali¨® ya tan limpio y ligado como al principio. De final de fiesta, las abusivas luquecinas de marras. Al matar, el novillo lo levant¨® del suelo y el milagro apareci¨®: sali¨® ileso de un trance peligroso. La voltereta anim¨® a la gente, aunque en este caso la presidencia no se dej¨® llevar por sentimentalismos.
Precioso casta?o el cuarto. Y en la l¨ªnea de la tarde ganadera. Buen novillo. Obediente en cuanto le hac¨ªan bien las cosas; rebelde en cuanto le llevaban la contraria. Sin pensarlo, Fonseca se plant¨® de rodillas y una primera seria con la izquierda le sali¨® limpia y clara. Pero ya de pie, con el novillo comi¨¦ndose literalmente la muleta, la faena subi¨® y baj¨® casi a partes iguales. No acert¨® Fonseca en las distancias y el novillo le gan¨® terreno y partida. Con la voluntad por bandera, el diestro azteca no se rindi¨®, aunque la faena pas¨® a ser un peque?o barullo. De final, un h¨ªbrido entre manoletinas y bernadinas, sin ayuda del estoque, de las que sali¨® atropellado. La oreja, un regalo generoso. Muy generoso.
De m¨¢s a menos la faena del Ni?o de las Monjas al segundo, sobrero sustituto del titular. Novillo de finas puntas que miraban al cielo, pero que descolg¨® en bueno sobre todo por el pit¨®n izquierdo. El de las Monjas vio pronto cual era esa virtud del novillo, el lado izquierdo, sin ser malo, ni mucho menos, el derecho. La primera serie al natural tuvo limpieza y largura, pero se le agolparon las ideas y no supo gestionar. Todo lo dem¨¢s fue como un peque?o l¨ªo, con mucho af¨¢n por parte del torero. Dos desarmes descarrilaron definitivamente la faena. Luego, con la espada, un bajonazo en los costillares acab¨® por desmoronarlo todo.
Bien llevado el quinto, un colorado ojo de perdiz de bonita estampa, era un lujo de embestir. Y se entregaba. Pero unas veces mandaba el Ni?o y otras el novillo, y as¨ª no hab¨ªa quien se aclarase. Faena de muchos pases, en donde entraba de todo en la docena. El final de faena, de cercan¨ªas y a topetazo limpio, un poco de barullo. Los rodillazos finales no aportaron gloria. Para colmo, se sum¨® otro bajonazo.
Un bonito casta?o hizo de tercero. Bonito por fuera y bonito por dentro, pues se puso a disposici¨®n de su matador sin condiciones. Claudic¨® en los primeros muletazos, pero se repuso para los restos. ?lvaro Alarc¨®n mont¨® una faena por el buen gusto, pero con saldo muy irregular. Un diente de sierra esa labor. Junto a muletazos limpios, otros que sal¨ªan sin ton ni son. Medios pases, tambi¨¦n. Todo como un poco amontonado en faena larga que termin¨® con las cansinas luquecinas como postre. Para colmo, se sum¨® a la fiesta del bajonazo que en esta Feria ha imperado. Tambi¨¦n la impresi¨®n de que otro novillo se fue sin torear.
Un torito el sexto. Y otra estampa de buen ver. Manse¨® en varas, pero brind¨® sus virtudes a su matador sin poner condiciones. Fue algo distra¨ªdo a la salida de los muletazos, pero meti¨® la cara en la muleta con franca claridad. ?lvaro Alarc¨®n entre dos aguas, en faena muy irregular. Una serie, al principio, con la mano izquierda fue lo mejor. El resto fue como buscar un tesoro que nunca encontr¨®. Impresi¨®n final: una excelente novillada muy desaprovechada. Pena.
Montealto/ Fonseca, Ni?o de las Monjas, Alarc¨®n
Novillos de Montealto, el segundo como sobrero, desiguales de presentación. De excelente juego en líneas generales. Varios, aplaudidos en el arrastre.
Isaac Fonseca: estocada -aviso-, descabello (vuelta al ruedo); pinchazo y estocada trasera -aviso- (oreja).
Niño de las Monjas: bajonazo en el costillar, pinchazo -aviso- estocada pasada perdiendo muleta (saludos); bajonazo trasero y pinchazo -aviso- (vuelta al ruedo).
Álvaro Alarcón: bajonazo que hace guardia -aviso- y estocada (silencio); pinchazo, bajonazo -aviso- dos pinchazos, media, descabello -2º aviso- y tres descabellos más (silencio).
Plaza de Valencia. 17 de julio. Cuarta y última de Feria. Un cuarto.