Ram¨®n del Castillo: ¡°Villarejo parece un personaje de una novela negra par¨®dica¡±
El fil¨®sofo explora en su nuevo libro, ¡®Divinos detectives¡¯, la visi¨®n que diversos pensadores, sobre todo de raigambre marxista, tuvieron de la novela policiaca y la novela negra
Algunos fil¨®sofos, en vez de ocuparse de las entretelas del ser o los intr¨ªngulis de la ciencia, se han dedicado a la cultura popular. Por ejemplo, a las novelas detectivescas que leyeron las masas: Sherlock Holmes, de Conan Doyle, o el padre Brown, de Chesterton. Muchos de ellos, curiosamente, fueron de raigambre marxista, como Luk¨¢cs, Brecht, Kracauer, Adorno o, sobre todo, Antonio Gramsci, que tantas pasiones ha levantado en los ¨²ltimos a?os.
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Algunos fil¨®sofos, en vez de ocuparse de las entretelas del ser o los intr¨ªngulis de la ciencia, se han dedicado a la cultura popular. Por ejemplo, a las novelas detectivescas que leyeron las masas: Sherlock Holmes, de Conan Doyle, o el padre Brown, de Chesterton. Muchos de ellos, curiosamente, fueron de raigambre marxista, como Luk¨¢cs, Brecht, Kracauer, Adorno o, sobre todo, Antonio Gramsci, que tantas pasiones ha levantado en los ¨²ltimos a?os.
El fil¨®sofo Ram¨®n del Castillo (Madrid, 57 a?os), profesor de la UNED, despu¨¦s de publicar otros ensayos sobre nuestras concepciones de la naturaleza (El jard¨ªn de los delirios) o el caminar reflexivo (Fil¨®sofos de paseo), ambos en Turner, ahora aborda lo que pensaron estos pensadores sobre estas novelas en Divinos detectives (C¨ªrculo de Bellas Artes). Este verano colabora con una secci¨®n en Hoy por hoy de la cadena SER sobre diferentes tipos de caracteres.
Pregunta. Cuenta usted que la novela policiaca pura es muy l¨®gica y racionalista y no est¨¢ demasiado interesada en lo humano o lo social.
Respuesta. Estar¨ªamos hablando de la novela llamada enigma, que m¨¢s que en novela se desarrolla en relato corto. Tiene la elegancia de que en poquito espacio se plantea un enigma y se resuelve. Conan Doyle lo borda ah¨ª con Sherlock Holmes. El detective a veces resuelve los casos sin salir de casa, como si se tratara de un crucigrama.
R. S¨ª, porque le dan datos y no necesita mezclarse con la realidad; es un investigador distante. Holmes muchas veces resuelve desde Baker Street, o enviando a Watson. En la novela negra posterior es lo contrario, el h¨¦roe se va enredando y enredando en la realidad, y acaba metido en la historia hasta las trancas, como se ve en la obra de Hammett o Chandler.
P. ?Usted qu¨¦ prefiere?
R. Yo era m¨¢s lector de estos ¨²ltimos, pero asocio el relato enigma a gente muy elegante. Mis amigos matem¨¢ticos y l¨®gicos eran los que lo disfrutaban, pero yo no entend¨ªa nada, siempre me fijaba en lo que no me ten¨ªa que fijar, en tonter¨ªas, en elementos novel¨ªsticos. El chiste de mi libro es que, en vez de contraponer enigma y novela negra, calzo a Chesterton entre las dos.
P. Al creador del celeb¨¦rrimo detective, el padre Brown.
R. Claro, porque el padre Brown es enigma, pero no es un racionalista burgu¨¦s, elegante y dandi que se droga y toca el viol¨ªn, como Holmes. Es un cura.
P. Antonio Gramsci se dedic¨® mucho a este debate entre Holmes y Brown. Y prefer¨ªa a Brown. Le parec¨ªa un personaje m¨¢s emp¨¢tico y una literatura m¨¢s ¡°art¨ªstica¡±.
R. S¨ª, pero no solo Gramsci, tambi¨¦n Luk¨¢cs, Mandel, Kracacuer¡
P. ?Por qu¨¦ los marxistas se ocupaban de estos g¨¦neros?
R. Porque a la teor¨ªa literaria marxista las expresiones populares le interesan much¨ªsimo. Algunos pensadores, como Luc Boltanski, han observado que la novela negra ha pasado como un g¨¦nero de evasi¨®n, pero es la ¨²nica con la que la gente adquiere conocimiento social sin querer. No es un g¨¦nero ligero. Lo m¨¢s jodido de la sociedad acaba ah¨ª. Las relaciones entre el Estado y la polic¨ªa, la criminalidad, la corrupci¨®n, la violencia¡ Los marxistas vieron algo parecido.
P. Habl¨¢bamos de Gramsci.
R. Gramsci escribe sobre esto en la c¨¢rcel. Ve en Holmes esa glorificaci¨®n de la raz¨®n pura. Pero le parece mucho m¨¢s humano el m¨¦todo del padre Brown. Estaba, adem¨¢s, muy interesado en lo que pasaba con los g¨¦neros populares en Italia y Francia.
P. Era un estudioso de la hegemon¨ªa cultural.
R. Quiere ver c¨®mo en el medio cultural se generan las movilizaciones sociales. Le interesaba tambi¨¦n mucho el catolicismo en Italia, porque ve¨ªa que los cat¨®licos ten¨ªan a la sociedad organizada, y que los comunistas pod¨ªan aprender de eso, de la organizaci¨®n de base. Y tambi¨¦n de los g¨¦neros literarios que lee todo el mundo: ten¨ªan una capacidad gigantesca para configurar ideas.
P. El debate entre la alta y la baja cultura todav¨ªa colea.
R. En cuanto a la novela negra, sigue circulando el mensaje de que, aunque a veces haya ideas buenas, sigue siendo un g¨¦nero chusco, que como gran literatura se queda corto. Algo as¨ª escribi¨® recientemente Mario Vargas Llosa en este peri¨®dico. Para Chesterton era lo contrario: lo que le parec¨ªa f¨¢cil era hacer novelas introspectivas y con mucha paja.
P. ?Debe la filosof¨ªa ocuparse de estas expresiones populares?
R. Pues estamos viendo que muchos pensadores se dedican a eso, sobre todo a las expresiones que fueron propias de su juventud, ya sea el punk, la movida madrile?a... Ponen el retrovisor. Todo fil¨®sofo tiende a conocer mejor la cultura popular de cuando era joven, si habla de la de ahora puede hacer el rid¨ªculo. Es muy dif¨ªcil hablar, en general, de lo que est¨¢ pasando ahora. La filosof¨ªa no funciona bien como cronista de la actualidad, va mejor a toro pasado.
P. La novela negra y alrededores cosechan mucho ¨¦xito en los ¨²ltimos tiempos. ?A qu¨¦ se debe?
R. Yo creo que tienen ¨¦xito en determinadas franjas de edad. Creo que los boomers las utilizamos para aferrarnos al imaginario con el que crecimos, a un mundo que resultaba m¨¢s comprensible, m¨¢s controlado. Un mecanismo para comprender lo social, que ahora se ha vuelto demasiado complicado. Est¨¢ pasando algo que no tenemos medios para entender en su totalidad.
P. ?Qui¨¦n podr¨ªa?
R. Tendr¨ªa que ser gente muy metida en las tecnolog¨ªas, en el Big Data, en lo hacker, en la ciberseguridad, en los algoritmos¡ Tal vez esas personas escriban las pr¨®ximas novelas negras. O algo parecido a novelas, porque igual en un futuro pr¨®ximo ya no son necesarias las novelas, ni suficientes. La pr¨®xima generaci¨®n tal vez tenga otra forma de comprender el mundo.
P. ?Son necesarias ahora las novelas?
R. Lo bueno que tienen es que son m¨¢s ordenadas que la realidad, son ficciones que siempre cierran, que tienen sentido. La literatura mola porque simplifica la realidad, que es un caos. Pero no me imagino qu¨¦ g¨¦nero podr¨¢ representar el mundo por venir. Me jode morirme por eso.
P. Pero sigue habiendo personajes pertenecientes a ese mundo s¨®rdido m¨¢s a?ejo. El comisario jubilado Jos¨¦ Manuel Villarejo, sin ir m¨¢s lejos, con sus tejemanejes en las cloacas del Estado. Eso es novela negra cl¨¢sica.
R. Ese y muchos otros. Que haya cosas nuevas, no quiere decir que no contin¨²en las viejas. Villarejo no es un personaje cool o c¨ªborg, parece m¨¢s bien un personaje de un guion de Rafael Azcona. O de una novela negra par¨®dica, que es un g¨¦nero que tambi¨¦n me gusta mucho. Se dan casos en Espa?a que parecen sacados de la cr¨®nica negra de posguerra. Como ese actor, Luis Lorenzo, acusado de envenenar a la t¨ªa de su pareja por la herencia.
P. En su libro anterior escribi¨® sobre fil¨®sofos paseantes. ?Tiene algo que ver con esto?
R. Claro, hay un tipo de caminante que es stalker, perseguidor, intrigante¡ El detective es esa especie de h¨¦roe nuevo que circula por la ciudad. Es el primer g¨¦nero, el detectivesco, que convierte las ciudades en algo tan m¨¢gico, en donde pueden encontrarse cosas extraordinarias. Luego, en las novelas negras ya se pierde esa magia. La representaci¨®n es completamente diferente, el espacio plano de la nueva ciudad estadounidense.
P. Walter Benjamin dec¨ªa que el fl?neur era un detective.
R. Si eres un paseante, o un voyeur, y te quedas parado en la calle mirando a los dem¨¢s, haci¨¦ndote el tonto, puedes empezar a ver cosas raras¡ Puedes ir al supermercado, ver a alguien robando jam¨®n de York, seguirle, y acabar metido en una turbia historia de traficantes de jam¨®n de York.