Cu¨¢ntos int¨¦rpretes gloriosos en papeles secundarios
Pensando en el mejor cine estadounidense, estoy convencido de que parte de su grandeza le corresponde a extraordinarios actores y actrices marcados con esta etiqueta
Cambiaron la terminolog¨ªa respecto a los int¨¦rpretes que nunca, o casi nunca, gozaban de estrellato, pero cuya presencia y trabajo eran y son fundamentales en el cine que les cobija. Antes les denominaban secundarios (suena a infravaloraci¨®n), ahora las academias lo han cambiado por algo m¨¢s justo, pero que puede resultar as¨¦ptico, como actores y actrices de reparto. Acaban de fallecer dos de ellos, muy buenos ambos, pero cuya necrol¨®gica solo ocupar¨¢ unas l¨ªneas. Uno, ...
Cambiaron la terminolog¨ªa respecto a los int¨¦rpretes que nunca, o casi nunca, gozaban de estrellato, pero cuya presencia y trabajo eran y son fundamentales en el cine que les cobija. Antes les denominaban secundarios (suena a infravaloraci¨®n), ahora las academias lo han cambiado por algo m¨¢s justo, pero que puede resultar as¨¦ptico, como actores y actrices de reparto. Acaban de fallecer dos de ellos, muy buenos ambos, pero cuya necrol¨®gica solo ocupar¨¢ unas l¨ªneas. Uno, Paul Sorvino, ser¨¢ recordado siempre por su poderosa interpretaci¨®n del temible y paternal jefe de la mafia en esa obra maestra titulada Uno de los nuestros. Recib¨ªa toda la informaci¨®n trascendente susurr¨¢ndole al o¨ªdo y tapaba su boca al dar sus intimidatorias e incontestables ¨®rdenes. De cualquier forma, sus apariciones en pel¨ªculas que pueden resultar olvidables le har¨ªan reconocible y cre¨ªble para los espectadores. O sea, ten¨ªa personalidad.
Tambi¨¦n se ha ido David Warner, due?o de una pinta inquietante y utilizado por el inolvidable Sam Peckinpah en la violenta y tenebrosa Perros de paja, en el alucinante y alucinado cine b¨¦lico que representa La cruz de hierro y en un w¨¦stern que amo, la po¨¦tica, divertida y triste La balada de Cable Hogue. Warner interpretaba al falso reverendo Joshua Duncan Sloane, golfo e impostor, mentiroso y oportunista, con vocaci¨®n de proxeneta, disparatado y divertido. Cuando Cable Hogue, aquel eterno perdedor que por fin encontr¨® agua y supervivencia en el desierto, constata al amanecer que se ha largado hacia el este su amante Hildy, antigua puta obsesionada leg¨ªtimamente con encontrar un marido rico, y le comenta al Reverendo: ¡°Alguna vez aparece una mujer en tu vida que te toca en lo m¨¢s hondo¡±, este le responde: ¡°No es grave, Cable. Imagino que eso desaparece con la muerte¡±.
Y pensando en el mejor cine estadounidense, estoy convencido de que parte de su grandeza le corresponde a extraordinarios actores y actrices marcados con la etiqueta de secundarios. Mis favoritos son Walter Brennan y Thelma Ritter. Sus interpretaciones, cortas o m¨¢s largas, dando vida a todo tipo de personajes, son imborrables. Te los crees en cualquier registro, ofrecen lo m¨¢ximo con lo m¨ªnimo, nunca fallan. Compru¨¦benlo con Thelma Ritter en Eva al desnudo, Manos peligrosas, Vidas rebeldes, en cualquier pel¨ªcula bendecida con su secundaria presencia. Y Brennan en Tener y no tener, Pasi¨®n de los fuertes y tantas otras...
Igualmente, el difunto Philip Seymour Hoffman es una de las cosas m¨¢s eminentes que le han ocurrido al cine norteamericano durante veinticinco a?os. Le ofrecieron a este actor genial el protagonismo absoluto en Capote, pero se tir¨® dos d¨¦cadas como actor de reparto. Solo por su presencia, su ductilidad, su talento, su poder hipn¨®tico y su credibilidad, merecer¨ªan verse esas pel¨ªculas. Y si hablamos de cine espa?ol, ?han existido actores tan buenos como Jos¨¦ Isbert y Jos¨¦ Luis L¨®pez V¨¢zquez? El primero protagoniz¨® dos obras maestras como El cochecito y El verdugo, pero durante mucho tiempo ejerci¨® como secundario de lujo. A L¨®pez V¨¢zquez fueron Carlos Saura y Pedro Olea los que le otorgaron el protagonismo absoluto como actor dram¨¢tico. Pero antes, este se?or se movi¨® como pez en el agua, con tanto ritmo, con tanta gracia, en infinidad de pel¨ªculas, algunas de ellas horrendas. Pero su trabajo siempre fue impecable. Tiene mucho m¨¦rito.