Julio Mangas y la Historia Antigua en la universidad espa?ola
El profesor em¨¦rito de la Complutense, que falleci¨® a los 82 a?os, dedic¨® su vida a la instituci¨®n acad¨¦mica espa?ola y al fomento de los estudios sobre la antig¨¹edad
Julio Mangas, profesor em¨¦rito de la Universidad Complutense, falleci¨® el pasado jueves, 20 de octubre, tras una vida dedicada a la universidad espa?ola y al fomento de los estudios sobre la antig¨¹edad. Hab¨ªa nacido en 1940, en Alaejos (Valladolid), donde actualmente resid¨ªa. Para cursar los estudios universitarios, se traslad¨® a Salamanca, donde se licenci¨® en ...
Julio Mangas, profesor em¨¦rito de la Universidad Complutense, falleci¨® el pasado jueves, 20 de octubre, tras una vida dedicada a la universidad espa?ola y al fomento de los estudios sobre la antig¨¹edad. Hab¨ªa nacido en 1940, en Alaejos (Valladolid), donde actualmente resid¨ªa. Para cursar los estudios universitarios, se traslad¨® a Salamanca, donde se licenci¨® en Filolog¨ªa Cl¨¢sica, atra¨ªdo por los textos de los autores grecolatinos y la cultura del Mediterr¨¢neo antiguo. Pero muy pronto, sus intereses intelectuales derivaron hacia la historia, como revela su tesis de doctorado, Esclavos y libertos en la Espa?a romana, publicada en 1971. En ese mismo a?o accedi¨® a una de las dos primeras c¨¢tedras de Historia Antigua que acaban de crearse en la universidad espa?ola, lo que implicaba reconocer este tipo de especialidad en los departamentos de Historia.
Su primer destino como catedr¨¢tico fue la Universidad de Oviedo, donde permaneci¨® hasta el curso 1983-84 y dej¨® una impronta muy profunda; aqu¨ª form¨® a diferentes doctores, luego profesores, algunos de los cuales se trasladaron a otros centros espa?oles. De la intensa labor que despleg¨® en este per¨ªodo sobresalen, sin duda, los Coloquios de Oviedo, publicados como monograf¨ªas en la revista Memorias de Historia Antigua que ¨¦l cre¨®. Los historiadores espa?oles acud¨ªan a Oviedo atra¨ªdos por los debates, lo novedoso de las tem¨¢ticas a tratar y la posibilidad de relacionarse con prestigiosos investigadores llegados de universidades europeas. Se defend¨ªa una Historia Social muy novedosa en el momento, con claras resonancias marxistas. En realidad aqu¨ª surgi¨® lo que para muchos fue la Escuela de Oviedo.
Desde all¨ª se traslad¨® a la Universidad Complutense, donde se jubil¨® en el a?o 2011, continuando su intensa actividad acad¨¦mica. Al margen de promover publicaciones y encuentros, formar doctores y desarrollar proyectos, destac¨® la creaci¨®n del Archivo Epigr¨¢fico Hisp¨¢nico y el proyecto Fontes Hispaniae Antiquae, destinados a organizar los materiales necesarios para las investigaciones de los especialistas espa?oles, tanto las inscripciones como los testimonios literarios. Su capacidad para la gesti¨®n y creaci¨®n de grupos de trabajo siempre fue encomiable.
Pero, al mismo tiempo, fue capaz de elaborar una notable obra propia, que inspir¨® otros trabajos, y, en su momento, supuso una aut¨¦ntica modernizaci¨®n de los estudios sobre la antig¨¹edad, excesivamente marcados por el peso de la historiograf¨ªa tradicional. Si novedosa fue la tem¨¢tica de su tesis que visibilizaba a los ¡°olvidados¡±, como hoy nos gusta decir, result¨® a¨²n m¨¢s el estudio por las religiones antiguas, introduci¨¦ndose claramente en las cuestiones de la ideolog¨ªa y los mecanismos de dominaci¨®n a trav¨¦s de los cultos a las divinidades. Su procedencia de la filolog¨ªa cl¨¢sica marc¨® su inter¨¦s por las cuestiones de las fuentes, como muestra su lectura del estoicismo a trav¨¦s de la obra de S¨¦neca, y el tratamiento riguroso de las fuentes epigr¨¢ficas o la relevancia de lo jur¨ªdico; incluso se adentr¨® en el estudio de la sal, que nada ten¨ªa de irrelevante por lo que significaba su comercializaci¨®n y su papel en la conservaci¨®n de los alimentos. De todos estos temas trata en su larga lista de publicaciones, que incluyeron tambi¨¦n un buen n¨²mero de manuales para el alumnado universitario, que deb¨ªa familiarizarse con una nueva historia, y que se editaron en Labor, Akal o C¨¢tedra, entre otras. Form¨® parte de ese grupo de historiadores que renovaron por completo el estudio y la ense?anza de la historia en la Espa?a de los a?os setenta y ochenta del pasado siglo.
De sus conocimientos nos beneficiamos muchos de los profesores y profesoras que hoy ejercemos en la universidad, no solo quienes elegimos como especialidad la Historia Antigua. Algunos tuvimos la suerte de disfrutar de su magisterio de forma m¨¢s directa como director de nuestras tesis, comprobando que las personas sabias tambi¨¦n suelen hacer gala de bonhom¨ªa. Por ello, echaremos de menos su curiosidad por las sociedades del pasado, que mantuvo hasta el final, sus investigaciones, que deja inacabadas, o sus intervenciones en los encuentros a los que segu¨ªa acudiendo. Su legado, sin duda, perdurar¨¢ durante mucho tiempo por su impronta en la historiograf¨ªa espa?ola.