Felipe Ben¨ªtez Reyes: ¡°Cualquier escritor que tenga controlada la vanidad est¨¢ condenado a decepcionarse¡±
La editorial Renacimiento compila toda la obra cuent¨ªstica del autor gaditano en ¡®Los abracadabras¡¯
Asegura con sorna Felipe Ben¨ªtez Reyes (Rota, C¨¢diz, 62 a?os) que escribe porque ¡°cualquier otra cosa hubiera sido peor¡±. Para reafirmarse ante cualquier otra hipot¨¦tica elecci¨®n vital, el gaditano atesora t¨ªtulos imprescindibles en una larga trayectoria todoterreno donde figuran una docena de poemarios, un n¨²mero parecido de ensayos y algunas de las novelas m¨¢s aplaudidas de las ¨²ltimas d¨¦cadas. Entre ellas se encuentran ...
Asegura con sorna Felipe Ben¨ªtez Reyes (Rota, C¨¢diz, 62 a?os) que escribe porque ¡°cualquier otra cosa hubiera sido peor¡±. Para reafirmarse ante cualquier otra hipot¨¦tica elecci¨®n vital, el gaditano atesora t¨ªtulos imprescindibles en una larga trayectoria todoterreno donde figuran una docena de poemarios, un n¨²mero parecido de ensayos y algunas de las novelas m¨¢s aplaudidas de las ¨²ltimas d¨¦cadas. Entre ellas se encuentran El novio del mundo, que lo convirti¨®, quiz¨¢s a su pesar, en un autor de culto; El pensamiento de los monstruos y Mercados de espejismos (Premio Nadal en 2007). Ha firmado tambi¨¦n canciones, teatro y traducciones de Elliot y Nabokov. Y ahora, en el corto aliento literario, la editorial Renacimiento acaba de reunir su prolija obra de narrativa breve bajo el t¨ªtulo nigrom¨¢ntico de Los abracadabras, que re¨²ne todos sus cuentos desde 1982 hasta la actualidad y donde despliega sus particulares trucos de ilusionista literario.
Por los relatos de Felipe Ben¨ªtez Reyes desfilan seres humanos en permanente conflicto interior, colocados siempre al filo de la vida. A la imaginaci¨®n desbordante de su autor, que procesiona por un realismo delirante, con planteamientos l¨®gicos que mueren en desembocaduras disparatadas, se le une el don del estilo: no hay p¨¢gina que no resulte inconfundiblemente suya. ¡°Imaginaci¨®n y estilo deben conjugarse, hablar de cada cosa por su lado ser¨ªa una separaci¨®n artificial. La propia concepci¨®n de cada escritor hibrida los dos factores; al fin y al cabo, la literatura es una cuesti¨®n de tratamiento estil¨ªstico y de organizaci¨®n de las imaginaciones¡±, reflexiona el escritor desde C¨¢diz, donde posee su segundo cuartel general despu¨¦s de su Rota natal. Ambas geograf¨ªas dibujan tambi¨¦n de manera constante el mapa de sus libros de relatos como escenarios de las fantas¨ªas m¨¢s libres y descarnadas.
¡°El cuento permite estrategias muy diversas, porque si escribes una novela tienes que mantener alg¨²n tipo de coherencia, mientras que si escribes un relato puedes escribir un d¨ªa uno completamente realista y al mes siguiente otro de ciencia ficci¨®n. A m¨ª lo que me atrae del g¨¦nero, sobre todo, es esa libertad tem¨¢tica que te da. Y tambi¨¦n la libertad estil¨ªstica. La novela, de una manera o de otra, exige una coherencia, por muy caleidosc¨®pica que sea. Entiendo el cuento como una especie de rel¨¢mpago narrativo. Es algo que parte de una ocurrencia m¨ªnima. Y luego el ¨¦xito o el fracaso est¨¢ en acertar o no, en darle un desarrollo convincente¡±, asegura el escritor.
En esa obsesi¨®n por ir despojando de ropajes al hombre contempor¨¢neo hasta dejarlo solo con su condici¨®n humana al descubierto, Ben¨ªtez Reyes puede colocar a sus personajes en escenarios aparentemente tan poco inspiradores como un crucero vacacional o un cuartel durante el servicio militar, para a partir de ah¨ª ¡°analizar las infinitas posibilidades de comportamiento que tiene el ser humano y lo extra?o que puede ser¡±. ¡°A m¨ª me gusta la condici¨®n humana porque no la entiendo. Como dec¨ªa Chesterton: ¡®El g¨¦nero humano al que tantos de mis lectores pertenecen...¡±, reflexiona sonriendo.
La mayor¨ªa de ellos, y en la mayor¨ªa de los relatos, son seres melanc¨®licos, menos ca¨®ticos y delirantes que los personajes de sus novelas, condicionados por la presencia de la muerte, pero como en todo, Ben¨ªtez Reyes la muestra intrincada en una aparente normalidad, sin la trascendencia que puede supon¨¦rsele. ¡°Me interesan sobre todo los personajes que no se acaban de entender con su destino. Tanto en la novela como en los relatos, cuando se produce esa fractura entre la vida que uno quiere y la vida que se te da, la que se te impone¡±.
Los abracadabras re¨²ne un total de cinco libros de cuentos ¡ªadem¨¢s de otros subg¨¦neros como los informes y collages y otros divertimentos propios del autor¡ª con 1982 como punto de arranque, exactamente cuarenta a?os de ejercicio literario que Ben¨ªtez Reyes entiende como un trabajo en s¨ª mismo y no como un entrenamiento estil¨ªstico entre novela y novela. ¡°Yo creo que el cuento tiene su c¨®digo propio y hay veces que un relato te sale muy fluido, como puede ocurrir con un poema. Pero otras veces te puedes llevar a?os y a?os d¨¢ndole vueltas hasta que se encuentra la f¨®rmula, la soluci¨®n. Los relatos, como las novelas, tambi¨¦n se cogen, se sueltan, y se vuelven a coger¡±.
En estas cuatro d¨¦cadas se observa, igualmente, la evoluci¨®n de un escritor inclasificable y, sin duda, una de las voces m¨¢s singulares de la literatura hisp¨¢nica actual. Conocido por su elevad¨ªsimo nivel de autoexigencia ¡ªasegura sin rubor que es capaz de levantarse a las tres de la ma?ana para corregir un adjetivo¡ª, mirar hacia sus primeros cuentos le ¡°agrede dulcemente¡±. ¡°Cualquier escritor que tenga un poco controlada la vanidad, est¨¢ condenado a decepcionarse de s¨ª mismo. Porque quieras que no, tienes de ti una idea arquet¨ªpica, plat¨®nica, de la literatura que quieres hacer. Y luego, cuando se te olvida lo que has escrito y vuelves a leerlo, te das cuenta de que el arquetipo suele estar lejano. Pero bueno, yo creo que es normal y es mucho m¨¢s c¨®modo, porque la musa principal de cualquier escritor es la insatisfacci¨®n¡±, se sincera.
Sea como fuere, asegura el rote?o no tener conciencia de estilo. ¡°Yo s¨¦ que escribo de una determinada manera, con un ritmo de frase determinado, con un recurso a la adjetivaci¨®n que m¨¢s o menos creo controlar, pero no s¨¦ verme desde fuera, y eso es un error profesional¡±. ?Ah, s¨ª? ¡°S¨ª, porque pienso que lo primero que tiene que hacer un escritor es desdoblarse en lector de s¨ª mismo. Es decir, en el momento en que t¨² revisas algo tuyo, est¨¢s convirti¨¦ndote en el lector de algo tuyo. Pero luego, una vez que est¨¢ terminado, ya no sabes si est¨¢ bien, si est¨¢ mal, ni cu¨¢les son tus rasgos de estilo. Tampoco tengo mucho inter¨¦s en saberlo, t¨² sabes, hay cosas que es mejor a veces no conocer¡±.
En esta tarea narrativa incesante, con sus idas y venidas, Ben¨ªtez Reyes se encuentra afanado estos d¨ªas en terminar una novela con la que lleva conviviendo dos d¨¦cadas y que espera que podamos leer pronto. O no. ¡°Llevo m¨¢s de 20 a?os d¨¢ndole vueltas y no soy capaz de encontrar una columna vertebral. Digamos que ya tiene los tendones, los m¨²sculos, el h¨ªgado, todo eso. Pero no la columna vertebral. Y sigo a la b¨²squeda, como un arque¨®logo. S¨¦ que est¨¢ enterrada en alg¨²n sitio, pero a¨²n no s¨¦ d¨®nde¡±.