¡®Almas en pena de Inisherin¡¯: ?qu¨¦ me est¨¢ contando usted?
Los protagonistas de esta pel¨ªcula, tal como los presenta su sofisticado, po¨¦tico o excesivamente pretencioso director, no me contagian ni fr¨ªo ni calor, no pillo su inter¨¦s dram¨¢tico
El t¨ªtulo espa?ol Almas en pena de Inisherin posee una aroma a?ejo y atractivo para m¨ª. La descripci¨®n ¡°almas en pena¡± era popular en mi infancia. Ya no la escucho. Se aplicaba a gente desolada, con un estado de ¨¢nimo que militaba no por masoquismo sino por sus desgraciadas circunstancias vitales en algo cercano a la muerte en vida, en una pena inconsolable. Se aplicaba con m¨¢s compasi¨®n que burla, aunque hab¨ªa de todo. Repito: hablo del t¨ªtulo que le han puesto en castellano. En el original, The Banshees of Inisherin, al parecer se refieren a una mujer mitol¨®gica que presagia la muerte. Yo prefiero lo de almas en pena, me resulta m¨¢s familiar.
El problema reside en que los personajes no me parecen tristes, aunque lo est¨¦n, sino que est¨¢n cercanos a la simpleza absoluta, o personas con diversidad funcional, o personas con discapacidad, que uno se hace un l¨ªo con la correcci¨®n del lenguaje. Los protagonistas de esta pel¨ªcula, tal como los presenta su sofisticado, po¨¦tico o excesivamente pretencioso director, no me contagian ni fr¨ªo ni calor, no pillo su inter¨¦s dram¨¢tico ni tampoco la gracia en situaciones que parecen acercarse a la comedia. Para no liarme y recurriendo a la vulgaridad: que me parece una gilipollez, aunque re¨²na numerosas candidaturas a los Oscar. A lo mejor, es que mi escasa sensibilidad no capta el tono l¨ªrico que rodea a los personajes que habitan esa preciosa isla en la costa de Irlanda. Y me escandalizo, por supuesto, si sus admiradores la comparan con la obra maestra de Ford El hombre tranquilo, situada en la alterada cotidianeidad de aquel inolvidable pueblo de Irlanda llamado Innisfree, habitado por gente tan pintoresca como entra?able, con los enamorados John Wayne y Maureen O¡¯Hara d¨¢ndose la bronca porque ella reivindica sus derechos y su herencia ante un hermano muy bestia.
Aqu¨ª, los protagonistas son un hombre contemplativo, que no hace ni dice nada que posea el menor inter¨¦s, y un ce?udo amigo suyo, con el que comparte cervezas a la misma hora y en el mismo bar a diario y que est¨¢ obsesionado con los sonidos que extrae de su viol¨ªn. El segundo decide caprichosamente un d¨ªa que el primero no debe de hablar m¨¢s con ¨¦l y le amenaza con cortarse un dedo cada vez que este le dirija la palabra. Tambi¨¦n existe una hermana rarita y protectora, pero que sue?a con abandonar ese pueblo, y una anciana con pinta de bruja que anuncia futuras tragedias. Todo me parece un disparate tedioso. Aunque me esfuerce, no le pillo la gracia ni la tragedia a esta presunta balada sobre seres que me resultan marcianos. Y tengo ganas de desertar, pero intentando ser profesional, aguanto hasta el final. Qu¨¦ desperdicio de tiempo. Tampoco me seduce Brendan Gleeson, formidable actor que acostumbra a gustarme siempre. Me ocurre lo contrario con Colin Farrell, aunque le reclamen los mejores directores. Su presencia me da ancestral pereza, hay algo impostado en ¨¦l, pertenece a la raza de los intensos. Man¨ªas m¨ªas. Aseguran que le dar¨¢n el Oscar. Que le aproveche.
Y me gust¨® mucho alguna pel¨ªcula del director Martin McDonagh, como Escondidos en Brujas. Algo menos su aclamada Tres anuncios en las afueras. Reconozco en ellas su originalidad, su humor perverso y su talento. Pero aqu¨ª no tiene nada que contar. O que me interese a m¨ª.
Almas en pena de Inisherin
Dirección: Martin McDonagh.
Reparto: Colin Farrell, Brendan Gleeson, Kerry Condon, Barry Kenoghan, Gary Lydon.
Género: drama. Irlanda, 2022.
Duración: 114 minutos.
Estreno: 3 de febrero.
Babelia
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