Vuelta al cl¨¢sico
Andrea Marcolongo presenta al h¨¦roe Eneas como un gran resistente (eso que los cursis llaman ahora ¡°resiliente¡±)
Sucede en Italia, como en la Espa?a de mi infancia, que tienen un genio literario nacional y lo imparten en los colegios. El suyo es Virgilio y el nuestro Cervantes. La lectura del Quijote en los colegios era obligatoria y recuerdo los dolores de cabeza que forzaba en nuestras d¨¦biles imaginaciones. El idioma de Cervantes, a pesar de no haber cambiado tanto como el ingl¨¦s de Shakespeare, era inasequible a los bachilleres. La labor de Trapiell...
Sucede en Italia, como en la Espa?a de mi infancia, que tienen un genio literario nacional y lo imparten en los colegios. El suyo es Virgilio y el nuestro Cervantes. La lectura del Quijote en los colegios era obligatoria y recuerdo los dolores de cabeza que forzaba en nuestras d¨¦biles imaginaciones. El idioma de Cervantes, a pesar de no haber cambiado tanto como el ingl¨¦s de Shakespeare, era inasequible a los bachilleres. La labor de Trapiello, modernizando la escritura del castellano y haci¨¦ndolo asequible a la poblaci¨®n m¨¢s sorda al lenguaje del renacimiento, es tan encomiable como los centenares de miles de ejemplares que ha vendido.
Pero en Italia el genio nacional es un poeta y su obra, la Eneida, no puede ¡°modernizarse¡± porque est¨¢ escrita en hex¨¢metros latinos. Ya imaginan los problemas que eso provoca, al tiempo que eleva el nivel de la educaci¨®n italiana varios cientos de kil¨®metros por encima de nuestra pobr¨ªsima ense?anza. Como es de suponer, todo ciudadano de Italia conoce versos virgilianos de memoria y tiene una enormidad de textos de apoyo que van desde los ensayos doct¨ªsimos a los c¨®mics.
La presencia abrumadora del genio nacional hace que, sorprendentemente, su obra se eclipse y no s¨®lo eso, sino que casi no hay estatuaria o monumento en su memoria. De hecho, en Espa?a tenemos la suerte de que Cervantes sigue siendo muy grato de lectura y su aprecio entre la poblaci¨®n es indudable. No sucede lo mismo en Italia, donde las dificultades del lat¨ªn virgiliano suponen un obst¨¢culo grande en el aprecio de la epopeya fundacional. Para remediarlo, la simp¨¢tica Andrea Marcolongo ha publicado un ensayo curioso, ameno y a ratos bromista, sobre Eneas bajo el t¨ªtulo de El arte de resistir (Taurus). Ha querido representar al h¨¦roe, Eneas, como un gran resistente (los cursis dicen ¡°resiliente¡±) ya que no se puede exhibir como un h¨¦roe de la fuerza, a la manera de Aquiles, o de la astucia como Ulises. Eneas es el h¨¦roe del Hado, de la obligaci¨®n, del deber, el que todo lo sacrifica por el cumplimiento de su destino.
El libro est¨¢ pensado para italianos, pero tambi¨¦n los espa?oles podemos aprender mucho de la ¨¦pica latina. Para empezar, Virgilio ha mantenido su presencia a lo largo de miles de a?os, no s¨®lo como uno de los mayores poetas de Occidente, sino tambi¨¦n como profeta del cristianismo, como santo milagrero, como nigromante, como mago¡ es, en fin, una figura interesant¨ªsima y muy bien contada por Marcolongo. Es remarcable el extenso y magn¨ªfico cap¨ªtulo sobre la escena m¨¢s conocida del poema, los tr¨¢gicos amores de Dido y Eneas. La reina de Cartago ha sido una de las hero¨ªnas m¨¢s admiradas en todos los tiempos y una de las pocas que tienen en su haber no menos de una veintena de ¨®peras, madrigales, canciones y composiciones varias. Ello se explica por la belleza po¨¦tica del escenario. A la manera de Ulises y la reina Calipso, Eneas conoce a Dido y de inmediato estalla la carga er¨®tica. Pasar¨¢n juntos una temporada de amores volc¨¢nicos, pero cuando Eneas decida volver a su deber de resistente, es decir, a la fundaci¨®n de una patria que sustituya a la perdida Troya, la bell¨ªsima reina no podr¨¢ soportarlo y se suicidar¨¢.
Pasmosamente, Marcolongo, que da muestras de un feminismo muy puesto al d¨ªa, no llega a justificar a Eneas, pero tampoco se compadece de Dido con la misericordia habitual. Es una muestra m¨¢s de la inteligencia de esta treinta?era que ya ha publicado dos inesperados superventas sobre el clasicismo: La lengua de los dioses y La medida de los h¨¦roes, ambas en Taurus.