Quevedo grad¨²a en Madrid a toda una generaci¨®n de la m¨²sica urbana
Diez meses despu¨¦s del ¨¦xito global de ¡®Qu¨¦date¡¯, el cantante congrega en el WiZink Center a m¨¢s de 17.000 espectadores y certifica un relevo en la m¨²sica popular
Faltaba a¨²n m¨¢s de una hora para el inicio de su concierto, pero las canciones de Quevedo ya sonaban a las puertas del WiZink Center. Los grupos de fans se congregaban a las puertas del recinto madrile?o, sentados en corrillos en el suelo, mientras sonaban los ritmos eminentemente reguetoneros del artista criado en Las Palmas de gran Canaria en sus m¨®viles. Una expectaci¨®n que para muchos tiene una fecha d...
Faltaba a¨²n m¨¢s de una hora para el inicio de su concierto, pero las canciones de Quevedo ya sonaban a las puertas del WiZink Center. Los grupos de fans se congregaban a las puertas del recinto madrile?o, sentados en corrillos en el suelo, mientras sonaban los ritmos eminentemente reguetoneros del artista criado en Las Palmas de gran Canaria en sus m¨®viles. Una expectaci¨®n que para muchos tiene una fecha de origen: el 7 de julio del pasado a?o, cuando apareci¨® la BZRP Music Sessions n¨²mero 52, su colaboraci¨®n con el productor argentino y gur¨² de la escena urbana castellanoparlante Bizarrap. Lo que sigui¨® a ese tema fue uno de esos ¨¦xitos que solo se pueden entender gracias a la viralidad, y que puso a un cantante de entonces 20 a?os en el punto de mira global. La canci¨®n, conocida como Qu¨¦date por su omnipresente estribillo, permaneci¨® m¨¢s de un mes como el tema m¨¢s escuchado de Spotify en todo el mundo. Un alcance in¨¦dito para cualquier artista espa?ol que no se llame Rosal¨ªa y que propuls¨® una carrera y, como consecuencia, desat¨® tantas adhesiones como suspicacias.
¡°Lo que me gusta de Quevedo es que se le ve real. No va de divo, es un chaval normal¡±, dice Laura, de 17 a?os, que ha venido al concierto con su grupo de amigas. Quiz¨¢s esa, la identificaci¨®n, sea una de las razones que explican su ¨¦xito. Entre el p¨²blico priman los menores de 25, s¨ª, pero tambi¨¦n hay quien pasa de los 30 e incluso padres y madres con hijos preadolescentes. Una muestra de la capacidad de atracci¨®n de su propuesta, que bascula entre lo festivo y lo nost¨¢lgico. Tambi¨¦n, de permeabilidad del reguet¨®n y de otros g¨¦neros urbanos, que desde hace tiempo han desbancado al pop tradicional de lo m¨¢s alto de las listas. La de anoche en Madrid era, precisamente, una de las pruebas por las que ha de pasar cualquier artista de vocaci¨®n masiva. Llenar un WiZink es ya una unidad de medida del poder de convocatoria, de la misma forma que la extensi¨®n se calcula en campos de f¨²tbol. Tambi¨¦n una oportunidad de reivindicaci¨®n de una generaci¨®n que se siente minusvalorada e infrarrepresentada en los medios tradicionales, y que ahora reclama su turno.
Por todo ello, y por las m¨¢s de 17.000 entradas vendidas, la noche se presum¨ªa festiva. As¨ª fue cuando pasadas las nueve el canario apareci¨® en el escenario, ubicado como un cuadril¨¢tero en el centro de la pista del recinto, y desat¨® un estallido de euforia con la fanfarria de Ahora qu¨¦ de fondo. Con una puesta en escena en la que primaba lo visual (no hay instrumentos en directo, solo la voz, para horror de los tradicionalistas), el de Quevedo fue un concierto en el que la forma devora al fondo. Solo importa el momento y, por ello, su directo es una sucesi¨®n de sus hits sin apenas respiro y en los que la voz domina al ritmo.
¡°Eso es lo mejor de Quevedo, su voz. No suena como nadie, se reconoce al momento¡±, explica ?lvaro, de 21 a?os, portando una camiseta del artista. Es el arma definitiva del canario: una tonalidad ronca y profunda, m¨¢s propia de alguien que le sacase varias d¨¦cadas, que se endulza a trav¨¦s del efecto modulador del autotune. Por eso no hay un minuto en el que no est¨¦ presente, no hay resquicio para lo no coreable. Ya sea en sus temas m¨¢s melanc¨®licos, como Piel de cordero o Sin se?al, que dominaron la parte inicial del concierto, o en los que buscan el hedonismo del club, como Punto G o Mi nena Remix, junto a uno de los muchos invitados de la noche, el tambi¨¦n canario Maikel de la Calle. Si alguien pusiera un m¨®vil a grabar en un momento aleatorio, obtendr¨ªa un video listo para ser compartido.
Consciente de que llenar un escenario durante dos horas es una tarea imposible, Quevedo fue salpicando la noche de numerosas colaboraciones, lo que dio pie a otra de las claves de la noche. La reivindicaci¨®n de la escena musical urbana, en especial la surgida de Canarias, era evidente. Por el escenario pasaron amigos como La Pantera, Juseph, Cruz Cafun¨¦, Bejo o El Ima, reunidos casi al final en Cay¨® la noche Remix, algo as¨ª como un all star del g¨¦nero urbano hecho en las islas. Tambi¨¦n otros m¨¢s recientes, como el granadino Saiko, al que le cedi¨® un hueco para su tema viral Supernova, o Lola ?ndigo, con su colaboraci¨®n El tonto. Solo falt¨® Bad Gyal, que apareci¨® en esp¨ªritu (es decir, en grabaci¨®n) en Real G.
Entre c¨¢nticos a su apellido, banderas de su tierra y un mar de m¨®viles, en un momento Quevedo lanz¨® un ¨®rdago: ¡°Quiero que esta sea una de las mejores noches de vuestra vida¡±, para luego rebajarlo con un ¡°si se puede¡±. Pese a la uniformidad estil¨ªstica y tem¨¢tica, un mal com¨²n de una escena todav¨ªa joven, las reacciones parec¨ªan indicar que logr¨® su objetivo. Desde luego lo fue para Sim¨®n, un amigo del artista al que le dej¨® el escenario para pedirle matrimonio a su novia Luc¨ªa. La ovaci¨®n fue tan grande como la de cualquiera de las canciones de la noche. Cualquiera que no se conozca como Qu¨¦date, claro. Estrat¨¦gicamente guardada para el final, se convirti¨® en una fiesta m¨¢s que en un concierto, un momento en el que cantar ya no era necesario porque ya lo hac¨ªa la multitud. Pedro Luis Dom¨ªnguez Quevedo, 11 a?os menor que C. Tangana o Yung Beef y nueve m¨¢s joven que Rosal¨ªa, hab¨ªa certificado la mayor¨ªa de edad de una generaci¨®n.