Nile Rodgers abruma en Madrid con una impagable colecci¨®n de ¨¦xitos
El fundador de Chic dispara la tensi¨®n arterial en un concierto centelleante en el ciclo Noches del Bot¨¢nico
Quiz¨¢ piense que el nombre de Nile Rodgers no acaba de resultarle familiar, pero no se subestime: a menos que haya vivido estas ¨²ltimas d¨¦cadas en un planeta distinto al que nos alberga a todos, le conoce perfectamente. A t¨ªtulo de ejemplo: ?le suena Let¡¯s Dance, de David Bowie? ?Y qu¨¦ decir de Like a Virgin, de Madonna? Pues este se?or Rodgers se encontraba, como productor o compositor, detr¨¢s de ambos zambombazos. Ese es el nivel.
Es probable (y, de paso, deseable) que ya no queden en el mundo grande...
Quiz¨¢ piense que el nombre de Nile Rodgers no acaba de resultarle familiar, pero no se subestime: a menos que haya vivido estas ¨²ltimas d¨¦cadas en un planeta distinto al que nos alberga a todos, le conoce perfectamente. A t¨ªtulo de ejemplo: ?le suena Let¡¯s Dance, de David Bowie? ?Y qu¨¦ decir de Like a Virgin, de Madonna? Pues este se?or Rodgers se encontraba, como productor o compositor, detr¨¢s de ambos zambombazos. Ese es el nivel.
Es probable (y, de paso, deseable) que ya no queden en el mundo grandes detractores de la m¨²sica disco, a la manera de aquellos que cuatro d¨¦cadas atr¨¢s organizaban multitudinarias quemas p¨²blicas de vinilos. Si alg¨²n nost¨¢lgico de los aquelarres acert¨® a caer este martes por las madrile?as Noches del Bot¨¢nico se le disparar¨ªa la presi¨®n arterial, la bilirrubina y, m¨¢s que nada, el rencor y la amargura, porque aquello fue una apoteosis de lentejuelas, taconazos, bolas de cristalitos y destellos de todos los colores. A fin de cuentas, nunca como en estas semanas fue tan necesario eso de botar, y en la Ciudad Universitaria se vio a 4.000 almas botando como si les fuera la vida en ello. Que igual es el caso.
Deseng¨¢?ese, amigo pinchadiscos. No hay lista en Spotify, ni ced¨¦ recopilatorio en la guantera del coche viejo, tan poderoso como el repertorio (26 temazos sin flanco d¨¦bil) que Rodgers despleg¨® en la noche mesetaria. Todo de cosecha propia, porque este neoyorquino del 52 ha hecho felices a los mel¨®manos de tres generaciones y a todos los directores de su oficina bancaria. Ha conseguido convertir en inconfundible esa guitarra r¨ªtmica que rasguea con la diestra en modo de batidora, y que es imposible confundir con cualquier otra que haya pisado unos estudios de grabaci¨®n.
El secreto radica en el sonido, el pulso, esa forma de atacar las notas, un estallido de vitalidad que no puede frenar ni el m¨¢s cenizo de nuestros vecinos. Rodgers presume de curr¨ªculo durante todo el concierto ¨Cde palabra, obra y ¨¢lbum fotogr¨¢fico¨C, pero es que pocos como ¨¦l disponen de tantos argumentos para sacar pecho. Y para ondear banderas: suyas tambi¨¦n son (sigan sumando, cual vicepresidentes) I¡¯m Coming Out (Diana Ross) y We Are Family (Sister Sledge), dos de esos catecismos arco¨ªris que simbolizan la libertad frente a los rancios ap¨®stoles de la testosterona.
Al principio de todo, ya recordar¨¢n, Nile Rodgers fue el impulsor de Chic (Le Freak, I Want Your Love, Dance Dance Dance¡), una m¨¢quina concebida expl¨ªcitamente a finales de los setenta para la salvaje descoyunta de caderas. Pero en eterna ausencia del bajista y cofundador Bernard Edwards, que se nos march¨® dolorosamente pronto (1996), estos Chic del siglo XXI son un octeto muy funcional, que se sabe al servicio de las dos grandes causas, la de Nile y la de la diversi¨®n. Todos los hacen muy bien, pero ninguno es deslumbrante ni necesita dejar un amplio espacio a la expansi¨®n de su ego. El del jefe ya cubre todo el espectro. Y hace bien: no es ning¨²n fantoche, sino eso que Pep Guardiola canoniz¨® como ¡°el puto amo¡±.
Anduvo Nile presumiendo de una ristra tan imponente de n¨²meros 1 que los derechos de autor le garantizan una vida desahogada a varias generaciones de tataranietos. Anoten y mar¨¦ense: Get Lucky y Get Yourself To Dance, para Daft Punk; Notorious, de Duran Duran; incluso un one hit wonder tan fabuloso como Lady, un t¨ªtulo mucho m¨¢s eterno que el de Modjo, el nombre de sus ef¨ªmeros firmantes. Son tantas sus medallas que el mariscal Nile ha de optar por la irritante soluci¨®n del popurr¨ª, y as¨ª Like a Virgin no solo comparte espacio con Material Girl, tambi¨¦n de Madonna, sino con una lectura m¨¢s bien amputada de Modern Love, de Bowie. Eso fue un poco feo.
El jefe ten¨ªa que sacar pecho con su sexto Grammy, que este a?o le ha correspondido de la mano de Beyonc¨¦. Es probable que conozcan ese Cuff It, pero no se la pierdan, en caso contrario: a sus 70 a?os, este se?or sigue componiendo aut¨¦nticas barbaridades. Y avis¨® de que anduvo trasteando estos ¨²ltimos meses de la mano de Coldplay, por lo que seguiremos abriendo los o¨ªdos a sus ilustres andanzas. ?Se da cuenta, amigo terr¨ªcola, como s¨ª ten¨ªa abundantes noticias de este hombre de punta en blanco? Good Times, repet¨ªan sus dos cantantes para despedir esta hora y media redonda e inmaculada. A ver si termina siendo verdad.