Una pel¨ªcula sobre Golda Meir pone a Israel ante el espejo en otro momento de crisis
El filme, ambientado en la Guerra del Yom Kippur, con Helen Mirren en el papel de la c¨¦lebre primera ministra, inaugura el Festival de Cine de Jerusal¨¦n
Otro a?o habr¨ªa sido un estreno m¨¢s. Pero con Israel inmerso en una de sus mayores crisis pol¨ªticas y sociales, la inauguraci¨®n el 13 de julio del Festival de Cine de Jerusal¨¦n con Golda ¨Den la que Helen Mirren encarna a la primera ministra Golda Meir tomando contrarreloj decisiones trascendentales durante la Guerra del Yom Kippur (1973)¨D ha hecho a los israel¨ªes mirar atr¨¢s, bien con nostalgia, bien con preocupaci¨®n.
Aunque ambos momentos no son equiparables, hoy, como entonces, cunde la sensaci¨®n de que Israel se juega su futuro. En 1973, por un ataque sorpresa de los pa¨ªses ¨¢rabes en el d¨ªa m¨¢s sagrado del calendario jud¨ªo, que le hizo rozar la derrota hasta que Estados Unidos vino en su ayuda. En 2023, por la reforma para debilitar al Tribunal Supremo que promueve el Gobierno m¨¢s derechista de sus 75 a?os de historia ¨Duna coalici¨®n del partido de Netanyahu (Likud) con ultranacionalistas y ultraortodoxos¨D y que ha desencadenado 30 semanas de protestas multitudinarias, puesto de relieve brechas sociales y despertado preguntas m¨¢s amplias sobre qu¨¦ quiere ser de mayor el Estado jud¨ªo.
El paralelismo es tan inevitable que, cuando el presidente, Isaac Herzog, mencion¨® en la presentaci¨®n oficial del festival cinematogr¨¢fico, que finaliz¨® el 23 de julio, la ¡°amenaza¡± que vivi¨® en 1973 el Estado de Israel, el p¨²blico core¨® el lema m¨¢s habitual entre los detractores de la reforma: ¡°?Democracia¡±. Este domingo, en la protesta ante el Parlamento, veteranos de aquella guerra llevaban camisetas subrayando que lucharon tanto entonces como ahora por su pa¨ªs.
La propia rueda de prensa de presentaci¨®n del filme en Jerusal¨¦n se convirti¨® en una sucesi¨®n de preguntas sobre la actualidad pol¨ªtica nacional. La actriz brit¨¢nica, de 77 a?os, no dud¨® en conectar pasado y presente, tanto en Jerusal¨¦n para apoyar las multitudinarias manifestaciones (¡°creo que quiz¨¢s sea un momento crucial en la historia de Israel¡±) como en febrero, en la presentaci¨®n de la pel¨ªcula en la Berlinale. All¨ª se?al¨® que la jefa de Gobierno a la que da vida (con muchas capas de maquillaje) ¡°habr¨ªa estado completamente horrorizada¡± si viviese en 2023 la iniciativa de Netanyahu. El director, el israel¨ª Guy Nattiv (Oscar al mejor cortometraje en 2019 por Skin), cont¨® que en una de las protestas conoci¨® a un veterano de la guerra del Yom Kippur y compar¨® ambos momentos. ¡°En cierto modo¡±, resumi¨® Nattiv, ¡°estamos luchando por modelar el futuro de nuestro pa¨ªs¡±.
La cr¨ªtica del portal digital en hebreo Walla imagina las ventajas de que el largometraje, que se estrena el 24 de agosto, sea un ¨¦xito veraniego de taquilla en Israel, pese a su cuestionable calidad. ¡°Si se ve, tambi¨¦n se hablar¨¢ de ¨¦l. Y nos ayudar¨¢ a centrar de nuevo la conversaci¨®n en las cosas realmente importantes, a recordarnos el enorme sacrificio que tuvimos que hacer para seguir siendo una democracia, y para probar que este pa¨ªs no es inmune: casi se vino abajo una vez, y fue por errores internos [¡] ?Salvar¨¢ a Israel de s¨ª mismo? Eso espero, pero los errores de los servicios de inteligencia antes de la Guerra del Yom Kippur nos ense?an que siempre es mejor ser pesimista¡±.
El largometraje ha puesto adem¨¢s de relieve las diferencias de personalidad y formas de liderazgo de Meir, que gobern¨® entre 1969 y 1974, y Netanyahu (1996-1999; 2009-2021; 2022-). Nacida en Kiev, en 1898, la primera representaba a los pioneros del sionismo laborista, que edificaron el pa¨ªs y lo gobernaron en sus tres d¨¦cadas iniciales (1948-1977). Vest¨ªa con sobriedad y preparaba el caf¨¦ a sus ministros (a¨²n hoy se usa en Israel el t¨¦rmino ¡°cocinilla¡± para describir reuniones pol¨ªticas reducidas). En el Israel de hace medio siglo, el primer ministro, David Ben-Guri¨®n, la piropeaba con una frase tan sexista como que era ¡°el ¨²nico hombre¡± de su Gobierno.
Meir dimiti¨® tras las cr¨ªticas de una comisi¨®n de investigaci¨®n sobre la pobre preparaci¨®n para la guerra. ¡°Entendi¨® que, como l¨ªder del pa¨ªs, ten¨ªa que asumir la responsabilidad, y lo hizo, a diferencia de muchos otros que, cuando las cosas se tuercen, empiezan a se?alar a otra gente¡±, destac¨® Mirren en Jerusal¨¦n sobre su personaje.
Netanyahu, por el contrario, es el primer ministro que m¨¢s a?os (16) lleva en el poder y representa a la otra gran familia pol¨ªtica del pa¨ªs: el revisionismo. Es, adem¨¢s, m¨¢s amigo de los lujos (est¨¢ imputado por corrupci¨®n por el champ¨¢n rosa, puros y joyas que presuntamente le regalaron multimillonarios) que de entonar un mea culpa.
Mantener el tipo
La pel¨ªcula narra c¨®mo Meir mantiene el tipo, a diferencia de su ministro de Defensa, Moshe Dayan, mientras recibe informes negativos del campo de batalla, encadena cigarrillos y lucha contra un c¨¢ncer y una enfermedad mental. Al centrarse en las tres semanas de guerra y adoptar una perspectiva israel¨ª, no aborda otras facetas controvertidas, como su dureza hacia los palestinos o su mirada por encima del hombro a los mizrah¨ªes, los jud¨ªos originarios del Norte de ?frica y Oriente Pr¨®ximo. Cuando un grupo de estos se quej¨® en persona de que estaban discriminados respecto a los originarios ¨Dcomo ella¨D del centro y este de Europa (askenaz¨ªes), Meir pronunci¨® una frase hoy ic¨®nica: ¡°No son agradables¡±.
Aunque el filme la retrata con simpat¨ªa y comprensi¨®n, es una l¨ªder poco valorada en el pa¨ªs, precisamente por su rol antes de la guerra. En las horas previas al ataque ¨¢rabe, rechaz¨® una petici¨®n del jefe del Estado Mayor, David Elazar, de bombardear primero, como le hab¨ªa funcionado seis a?os antes a su predecesor, Levi Eshkol, al iniciar la de los Seis D¨ªas, en la que Israel triplic¨® su territorio bajo control. ¡°S¨¦ todos los argumentos a favor de un ataque preventivo, pero estoy en contra¡±, respondi¨® a Elazar, seg¨²n cont¨® en 1975 en sus memorias. ¡°Ninguno de nosotros sabemos lo que deparar¨¢ el futuro, pero siempre existe la posibilidad de que necesitemos ayuda y, si hemos atacado primero, nadie nos d¨¦ nada¡±.
La alianza con Estados Unidos es otra conexi¨®n clave con el presente. La pel¨ªcula explora la mezcla de complicidad y de negociaci¨®n con el famoso secretario de Estado, Henry Kissinger, que facilit¨® que el entonces presidente y m¨¢s reacio Richard Nixon aprobase el crucial env¨ªo de 93 aviones de combate y 26.000 toneladas de equipamiento. Dos d¨ªas antes, Meir describi¨® la situaci¨®n en el campo de batalla como ¡°absolutamente terrible¡±.
En una de las mejores secuencias de la pel¨ªcula, Kissinger prepara el terreno antes de forzar a Meir a firmar un alto de fuego cuando las tropas israel¨ªes han recuperado la iniciativa, se aproximan a Damasco y tienen cercados a miles de soldados egipcios: ¡°Te digo esto primero como estadounidense; segundo, como secretario de Estado; y tercero, como jud¨ªo¡±. A lo que Meir responde: ¡°Ya sabes que en este pa¨ªs leemos de derecha a izquierda¡±.
La an¨¦cdota cinematogr¨¢fica contrasta con la frialdad del actual presidente de EE UU, Joe Biden, que ha tardado medio a?o en invitar al pa¨ªs a Netanyahu (algo in¨¦dito con sus predecesores) y ha calificado a su Ejecutivo del ¡°m¨¢s radical¡± que ha visto desde que conoci¨® como senador justamente a Golda Meir, semanas antes de la guerra del Yom Kippur. Algunos manifestantes contra la reforma judicial portan, de hecho, banderas estadounidenses.
Giora Eiland, comandante general en la reserva del Ej¨¦rcito israel¨ª, se preguntaba recientemente en el diario Yediot Aharonot si Washington enviar¨ªa hoy aquel puente a¨¦reo salvador. ¡°No es ya el fr¨ªo lenguaje diplom¨¢tico empleado por el presidente de Estados Unidos. Es que nos toca reconocer que en una situaci¨®n [¡] en la que Israel necesitase el abastecimiento de art¨ªculos esenciales durante el combate, justo como sucedi¨® en 1973, no es del todo seguro que el actual Gobierno estadounidense se complicase la vida para ayudarnos, como hizo Nixon¡±.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.