¡®Reality¡¯: una interesante y sorprendente pel¨ªcula de esp¨ªas

El teatro documento, nacido en 1917 en Rusia, fue impulsado en la d¨¦cada de los sesenta en Alemania por el trabajo del dramaturgo Peter Weiss y del productor y director de escena Edwin Piscator, a partir de la obra La indagaci¨®n: la narraci¨®n y reconstrucci¨®n de los juicios de Auschwitz, realizados entre 1963 y 1965 contra 22 pol¨ªticos, militares y funcionarios nazis, por su participaci¨®n en los cr¨ªmenes del campo de exterminio durante la Segunda Guerra Mundial. De este proceso, que dur¨® dos a?os, Weiss seleccion¨® y resumi¨® pasajes, an¨¦cdotas y declaraciones, tanto de los testigos como ...

El teatro documento, nacido en 1917 en Rusia, fue impulsado en la d¨¦cada de los sesenta en Alemania por el trabajo del dramaturgo Peter Weiss y del productor y director de escena Edwin Piscator, a partir de la obra La indagaci¨®n: la narraci¨®n y reconstrucci¨®n de los juicios de Auschwitz, realizados entre 1963 y 1965 contra 22 pol¨ªticos, militares y funcionarios nazis, por su participaci¨®n en los cr¨ªmenes del campo de exterminio durante la Segunda Guerra Mundial. De este proceso, que dur¨® dos a?os, Weiss seleccion¨® y resumi¨® pasajes, an¨¦cdotas y declaraciones, tanto de los testigos como de los acusados.

Con obras puntuales (y espor¨¢dicas) desde entonces, en los ¨²ltimos a?os, sin embargo, el teatro documento se ha visto revitalizado en medio mundo. En Espa?a, por ejemplo, Jordi Casanovas ha sido el gran nombre de la especialidad, con obras como Ruz-B¨¢rcenas, sobre el interrogatorio del juez Pablo Ruz al tesorero del Partido Popular Luis B¨¢rcenas; Jaur¨ªa, acerca del juicio de La manada; y Port Arthur, con los interrogatorios policiales a los que fue sometido un joven acusado de perpetrar una matanza en Australia que se sald¨® con 35 muertos y m¨¢s de una veintena de heridos. Mientras, en Estados Unidos uno de los grandes ¨¦xitos del teatro documento reciente ha sido Is This A Room, modesta obra de Tina Satter que empez¨® en el Off Broadway para ir pasando a espacios m¨¢s grandes, y que ella misma ha trasladado al cine en una sorprendente e interesante pel¨ªcula, titulada ahora Reality y estrenada en la plataforma Filmin.

Satter, cineasta y dramaturga neoyorquina, cuenta de forma sint¨¦tica y casi en tiempo real el primer interrogatorio al que fue sometida por parte de dos miembros del FBI Reality Winner, una exmilitar estadounidense especializada en traducciones del farsi, del persa dar¨ª y del past¨²n, sospechosa de filtrar informaci¨®n confidencial acerca de la injerencia rusa (o de Rusia) en las elecciones presidenciales ganadas por Donald Trump, frente a Hillary Clinton, en el a?o 2016. El resultado es una muy particular pel¨ªcula de esp¨ªas casi ¨ªntegramente ambientada en el peque?o jard¨ªn de una casa, a partir de una conversaci¨®n entre apenas tres personajes, que nace de la transcripci¨®n de la grabaci¨®n realizada por el FBI.

Como en los acercamientos de Weiss y Piscator en particular, y del teatro documento en general, uno de los objetivos de la pel¨ªcula es casi obvio: hacer pol¨ªtica no desde los ideales, la reflexi¨®n o la interpretaci¨®n de los hechos, sino desde la m¨¢s cruda realidad (que la mujer acusada se llamara Reality parece obra del m¨¢s misterioso de los azares dram¨¢ticos). Poner negro sobre blanco una situaci¨®n social, ¨¦tica y pol¨ªtica, sin posibilidad de tergiversaci¨®n posible, para que sea el propio espectador el encargado de juzgar y de sacar sus propias conclusiones acerca de, en este caso, la necesidad, la oportunidad, la val¨ªa o, en caso contrario, el desastre estrat¨¦gico de aquella filtraci¨®n. En fin, reivindicar la verdad objetiva y (casi) emp¨ªrica.

Con el despido de James Comey como director del FBI por parte de Trump como tel¨®n de fondo (y ¨²nico a?adido de la pel¨ªcula a esa transcripci¨®n), Satter crea a trav¨¦s de ese fr¨ªo, sint¨¦tico y extra?o interrogatorio una tensi¨®n formidable. Las lentas aproximaciones desde planos medios hasta primer¨ªsimos planos del rostro de la joven mujer, el ritmo lento pero fascinante que tiene la conversaci¨®n, la ausencia casi total de banda sonora y, por supuesto, los silencios demuestran que, adem¨¢s de dramaturga e ide¨®loga, Satter sabe articular la tensi¨®n a partir del lenguaje cinematogr¨¢fico.

De todos modos, esta pel¨ªcula documento no ser¨ªa lo que es sin la admirable interpretaci¨®n de Sydney Sweeney, que parece la esp¨ªa con menos pinta de esp¨ªa de la historia del cine de espionaje (y eso que tiene rivales), plena de matices, cadencia, tragedia, timidez y hasta sentido del humor, junto con el contrapunto burocr¨¢tico, molesto, falsamente amable y casi enfermizo que ofrece a su personaje Josh Hamilton, el t¨ªpico secundario de Hollywood con papeles habitualmente malencarados, y del que pocos se quedan con su nombre.