Carla Berrocal, autora de ¡®La tierra yerma¡¯: ¡°?Por qu¨¦ no va a ser bollera una chulapa?¡±
La artista y creadora de c¨®mics cuenta por qu¨¦ en su ¨²ltima obra se ha propuesto llevar el w¨¦stern a Salamanca y redefinir a trav¨¦s de las mujeres charras las convenciones del g¨¦nero
Cuando Carla Berrocal (Madrid, 40 a?os) se puso a trabajar en La tierra yerma, el c¨®mic con el que reta todas las convenciones del w¨¦stern ten¨ªa en mente a Mar¨ªa F¨¦lix, a Barbara Stanwick o a los relatos de Dorothy M. Johnson. Pero no solo eso: tras un viaje con una exnovia por la Salamanca que linda con Portugal y una residencia art¨ªstica con pastores en la Siberia extreme?a, encontr¨® el paisaje donde quer¨ªa ubicar esta historia vibrante y tenebrosa con la que le da la vuelta los arquetipos del g¨¦nero (en todos los sentidos posibles de esta palabra).
Pregunta. ?Por qu¨¦ so...
Cuando Carla Berrocal (Madrid, 40 a?os) se puso a trabajar en La tierra yerma, el c¨®mic con el que reta todas las convenciones del w¨¦stern ten¨ªa en mente a Mar¨ªa F¨¦lix, a Barbara Stanwick o a los relatos de Dorothy M. Johnson. Pero no solo eso: tras un viaje con una exnovia por la Salamanca que linda con Portugal y una residencia art¨ªstica con pastores en la Siberia extreme?a, encontr¨® el paisaje donde quer¨ªa ubicar esta historia vibrante y tenebrosa con la que le da la vuelta los arquetipos del g¨¦nero (en todos los sentidos posibles de esta palabra).
Pregunta. ?Por qu¨¦ son charras las mujeres del libro?
Respuesta. Cuando empec¨¦ a trabajar de verdad en el proyecto decid¨ª volver a Salamanca porque era m¨¢s f¨¢cil que regresar a la Siberia extreme?a. A trav¨¦s de X di con una persona que viv¨ªa en la zona de la frontera con Portugal y me consigui¨® una casita donde estuve document¨¢ndome. Ella era historiadora del arte, sab¨ªa mucho de etnograf¨ªa de la zona y me fue guiando hacia ah¨ª.
P. ?Podr¨ªan acusarle de apropiaci¨®n cultural?
R. [risas] Sin duda, y de m¨¢s cosas, porque ellas van vestidas de charros, no de charras. Los charros eran las personas que defend¨ªan los terrenos y el ganado antiguamente, de manera que hay una conexi¨®n clara con el w¨¦stern, pero yo no soy de all¨ª. La apropiaci¨®n me parece algo m¨¢s relacionado con el capitalismo que con el arte. Si de pronto Gucci copia para sus dise?os de alta costura a las ind¨ªgenas de Per¨² sin acredit¨¢rselo, eso s¨ª es apropiaci¨®n. Pero el artista debe sentirse libre para hablar de lo que quiera. Tambi¨¦n son universos simb¨®licos que est¨¢n destinados a perderse y la mirada al folclore me pareci¨® interesante, lo investigu¨¦ le di una vuelta y lo transform¨¦ en fantas¨ªa.
P. Y esa atracci¨®n hacia el folclore ?a qu¨¦ se debe??Se alinea con los que dicen que es el auge del conservadurismo, nostalgia de una arcadia feliz o una fascinaci¨®n simplemente visual?
R. Yo creo que hay un poco de las tres. Es una respuesta natural a la homogeneidad de un mundo en el que mantener la identidad es cada d¨ªa m¨¢s dif¨ªcil. Todas las ciudades se parecen. Todo es Zara, H&M... Quiz¨¢s el folclore y conservar la tradici¨®n son respuestas un poco antisistema. Yo creo que m¨¢s que conservarla hay que revisarla y darle otras lecturas y retomarla. ?Por qu¨¦ no va una chulapa a ser bollera?
P. Usted ha dicho que no quiere que este c¨®mic quede acotado a lo l¨¦sbico pero el amor y el sexo entre mujeres est¨¢ muy presente. ?C¨®mo explica esa contradicci¨®n?
R. Lo que me jode es el sesgo marketiniano, que ya me tengan que vender como un w¨¦stern l¨¦sbico. Bueno, es un western. Yo me he tragado w¨¦sterns toda mi vida sin necesidad de que dijesen que eran de hombres o de heterosexuales.
P. Pero pensemos por ejemplo en Brokeback Mountain. Est¨¢ muy etiquetado y no hay problema, ?no?
R. Es que en el caso de ellos nunca es un problema. Siempre es un problema en el caso de las mujeres. A m¨ª la etiqueta me sirve para reivindicarme, pero siempre al final acaba asignado a algo muy concreto para un p¨²blico muy concreto. Muchos hombres en concreto, porque no se sienten apelados con ese tipo de historias, o si se sienten apelados es desde la perspectiva muy morbosa. Necesito la etiqueta, pero a la vez la rechazo con todas mis fuerzas. S¨¦ que es muy contradictorio.
P. ?Cree que es lesbofobia interiorizada?
R. No, yo rechazo de la etiqueta porque los productos de ellos no son etiquetables y los de las t¨ªas s¨ª. Es como decir ¡°literatura de mujeres¡± Es una etiqueta que es muy peligrosa y limitante.
P. Y al mismo tiempo ha optado por hacer algo que reasigna los roles de g¨¦nero¡
R. S¨ª, por eso digo que hay una contradicci¨®n. Soy consciente.
P. Es un c¨®mic oscuro, ?le puso en un sitio oscuro a usted?
R. Yo estaba en un momento personal muy oscuro. Y s¨ª, yo creo que para m¨ª fue como una especie de vomitona emocional que me permiti¨® expresar todas las cosas que quiz¨¢s yo no he podido expresar de otra manera sobre las relaciones, la muerte y los duelos.
P. ?Dir¨ªa que el mundo del c¨®mic tiene tantas intrigas como el literario?
R. S¨ª, absolutamente. Lo que pasa que es peor, porque son todos se?ores y es un mundo mucho m¨¢s peque?o, donde nos conocemos todos much¨ªsimo m¨¢s. Festivales literarios hay un mont¨®n y est¨¢n mucho m¨¢s diversificados, pero al final, salones de c¨®mic hay cinco o seis y como dir¨ªa Cristina Fallar¨¢s entrar ah¨ª es como entrar en una cantina. La primera vez que entr¨¦ a una tienda de c¨®mics era como entrar en una cantina, porque era como ?pum!, rollo w¨¦stern [risas].