El pianista Marco Mezquida: ¡°Soy absolutamente poliamoroso, tanto en la m¨²sica como en la vida¡±
Este m¨²sico menorqu¨ªn, tan ecl¨¦ctico, estiloso y sibarita cuando desliza sus dedos sobre el piano como a la hora de vestir, supera el centenar de conciertos al a?o
La conversaci¨®n con Marco Mezquida (Ma¨®, Menorca, 37 a?os) transcurre a muy escasos metros de la Gran V¨ªa madrile?a, pero es seguro que ninguno de sus grandes templos multinacionales de la moda recibir¨¢ la visita de este compositor tan ecl¨¦ctico, estiloso y sibarita cuando desliza sus dedos sobre el piano como a la hora de vestir. Se trata de ¡°un peque?o gesto anticapitalista¡± de un artista de curr¨ªculo y discurso tan abrumadores como su fondo de a...
La conversaci¨®n con Marco Mezquida (Ma¨®, Menorca, 37 a?os) transcurre a muy escasos metros de la Gran V¨ªa madrile?a, pero es seguro que ninguno de sus grandes templos multinacionales de la moda recibir¨¢ la visita de este compositor tan ecl¨¦ctico, estiloso y sibarita cuando desliza sus dedos sobre el piano como a la hora de vestir. Se trata de ¡°un peque?o gesto anticapitalista¡± de un artista de curr¨ªculo y discurso tan abrumadores como su fondo de armario. Esta ma?ana ha escogido una casaca adquirida en alguna de sus ya seis giras japonesas, un fular de pura seda china y una camisa a medida que, como todas las que luce, le ha encargado a Mar¨ªa Eugenia, su vecina jubilada en la calle del Perill, coraz¨®n de ese barrio de Gr¨¤cia barcelon¨¦s que le acoge desde 2005. Media vida ya, aunque un hombre que acredita cerca de 120 conciertos al a?o nunca sabe bien d¨®nde le tocar¨¢ dormir ma?ana.
Pregunta. ?Se considera presumido?
Respuesta. Si lees la biograf¨ªa de Miles Davis descubrir¨¢s que habla m¨¢s de su colecci¨®n de trajes que de trompetas. ?l supo definir su m¨²sica a trav¨¦s de la ropa: cada ¨¦poca la definen esos colores y trajes ni parang¨®n que le dise?aban. No quiero resultar estrafalario, pero me atraen las historias de cada prenda y su condici¨®n de talism¨¢n. Equivalen al momento sagrado del torero frente al espejo.
P. ?Alguna vez fue un muchacho t¨ªmido?
R. De ni?o s¨ª, much¨ªsimo. Me pon¨ªa muy tenso, a los 10 u 11 a?os, ese momento en que mis padres me dec¨ªan ante las visitas: ¡°T¨®cales algo, Marco, no te hagas de rogar¡±. Porque para m¨ª el piano era una peque?a iglesia, un refugio espiritual y sagrado que asociaba con la soledad. Hasta que a partir de los 15, a fuerza de tocar conciertos barrocos e improvisaciones en el ¨®rgano de la iglesia, lo fui superando.
P. ?Pesa m¨¢s en su ADN el jazz o la herencia cl¨¢sica?
R. Mis referentes son compositores, int¨¦rpretes e improvisadores de todas las ¨¦pocas. Tengo claro que si Mozart, Bach, Beethoven o Chopin hubiesen vivido en el siglo XX, nos habr¨ªan legado muchas horas de improvisaciones en el estudio de grabaci¨®n en lugar de dejarse la vista en miles de partituras. Porque todos ellos eran en el fondo muy juguetones, igual que luego Bill Evans, Keith Jarrett, Oscar Peterson o Chick Corea.
P. Puede que m¨¢s de un profesor de la vieja escuela se est¨¦ llevando las manos a la cabeza.
R. El Conservatorio tiene capado el concepto de juego, s¨ª. Yo termin¨¦ de encontrar el equilibrio pedag¨®gico y mi personalidad musical en las escuelas municipales y en los Beatles. Quienes saben hacer grandes melod¨ªas me ponen mucho, y eso abarca desde Brahms a McCartney, Sting, Stevie Wonder o Elton John. Mi deseo ¨²ltimo es parecer un gran cantante a trav¨¦s del piano.
P. ?C¨®mo definir entonces lo que brota de sus dedos?
R. Mi obsesi¨®n es la libertad, sin etiquetas ni cors¨¦s. Transgredir y traspasar fronteras. Sugiero viajes org¨¢nicos y potentes; exigentes para m¨ª y para el p¨²blico, pero en ning¨²n caso elitistas.
P. ?Es usted poliamoroso?
R. Absolutamente poliamoroso, en la m¨²sica y en la vida real. Solo la verdad es sexy. Y no es que tenga una amante en cada puerto, como en la canci¨®n de Sabina [Yo quiero ser una chica Almod¨®var], pero tanto Celia como Nerea y ahora Mireia ¡ªla madre de mi hijo, Milos¡ª han sido relaciones largas y han ejercido de musas. No me dedico a embaucar a nadie, pero la m¨²sica tiene un poder de conquista muy bestia.
P. ?Qu¨¦ tal le result¨® el a?o pasado la experiencia de asomarse al balc¨®n en las fiestas patronales mahonesas?
R. Un orgullo, porque ahora mucha gente que no me conoc¨ªa me saluda por la calle al grito de ¡°?Eh, pregonero!¡±. He ido cogiendo tablas para hacer re¨ªr sin necesidad de estar delante de un piano, igual que he conseguido hacer mi m¨²sica sin lamerle el culo a nadie ni dejar de ser yo.
P. Dijeron que era el primer pregonero elegido por consenso de todos los grupos pol¨ªticos.
R. Porque mi m¨²sica persigue llegarte al alma, ya seas republicano o el m¨¢s mon¨¢rquico. Pero no soy equidistante. Me gustar¨ªa sentarme delante de muchos cargos p¨²blicos de Vox para decirles que sean m¨¢s cultivados y que practiquen el entendimiento con los dem¨¢s en vez de llegar tan lejos con su garrulismo. Yo me siento m¨¢s cerca de la sociedad humilde y a pie de calle. Soy un hijo de la escuela p¨²blica que ha acabado tocando para los reyes.
P. Y lleva unos cuantos conciertos dedic¨¢ndole alguna pieza al pueblo palestino.
R. Para ellos ir¨¢n siempre mis mejores acordes, porque me parece atroz el genocidio y la violencia desmesurada hacia la poblaci¨®n civil. Mis padres son profesores, s¨¦ lo que es sembrar tomates, patatas y calabacines, me preocupa la fragilidad del planeta y no entiendo esa obsesi¨®n de los m¨¢s fuertes por pisarnos a todos los dem¨¢s la cabeza.
P. En su curr¨ªculo constan 27 ¨¢lbumes propios y colaboraciones en otros 70. ?Le da tiempo a hacer otras cosas en la vida?
R. Soy muy trabajador y constante, y es verdad que voy siempre con las pilas cargadas, pero tambi¨¦n encuentro tiempo para pasear, jugar con Milos o hacer el amor. Nunca sabemos cu¨¢ndo vamos a morir, y esa manera m¨ªa de dejarme la piel puede que tenga algo de metaf¨ªsico. Si me muero ma?ana, que esta ¨²ltima entrevista haya sido la hostia y que Milos, con sus tres a?itos y medio, piense: hasta el ¨²ltimo d¨ªa, mi padre fue un tipo estupendo. F¨ªjate Lennon: hace una sesi¨®n de fotos prodigiosa con Annie Leibovitz, abraz¨¢ndose desnudo a Yoko, y lo asesinan esa misma noche. Como todo se puede ir a la mierda en cualquier momento, prefiero invertir cada d¨ªa mucha energ¨ªa y pasi¨®n.
P. ?Y ese flechazo reciente con Juan G¨®mez ¡°Chicuelo¡±, el guitarrista?
R. Coincidimos en el Taller de M¨²sics para un evento, nos pidieron que prepar¨¢semos un par de temas¡ y acabamos de terminar Del alma, nuestro tercer ¨¢lbum conjunto. Y todos con temas propios, nada de hacernos un Tomatito y Michel Camilo. Juan me saca casi 20 a?os, pero es otro culo inquieto. Y el padrino de Milos, con S¨ªlvia P¨¦rez Cruz de madrina. Formamos una peque?a familia bien avenida.
P. Usted ha indagado en las posibilidades de la inteligencia artificial aplicada a la m¨²sica. ?Le seduce o le inquieta?
R. Me atrae mucho la ciencia, pero la IA nos ha convertido en conejillos de indias. Dejamos tantas huellas que nos tienen calad¨ªsimos, y cuando te meten en un reba?o se precisa de mucha fortaleza para salir de ¨¦l. Pretenden que no te enteres de todo lo que pasa ah¨ª afuera; el sistema fagocita a las minor¨ªas y cuesta mucho sobrevivir a partir del jazz o las m¨²sicas diversas. Por eso hemos de sublevarnos y luchar contra eso. Quit¨¦monos de Instagram, dejemos de comprar en Zara y de ver a Pablo Motos.
P. ?Ve en peligro el desarrollo de la individualidad?
R. Sin duda. Somos objeto de una manipulaci¨®n calculada y premeditada, y lo estamos percibiendo ya con la merma de atenci¨®n entre tantos j¨®venes incapaces de concentrarse en los estudios o de escuchar un disco entero. Dentro de unos a?os nos operar¨¢ un cirujano que ahora mismo invierte demasiadas horas viendo reels est¨²pidos.