El ¡®caso Eduard Cort¨¦s¡¯ revela las grietas en el sistema de atenci¨®n a v¨ªctimas del cine
Las 27 mujeres que acusan al cineasta de acoso sexual denuncian la falta de coordinaci¨®n y respuesta de las instituciones del sector, despu¨¦s de que el Ministerio de Cultura creara una unidad especializada
Al menos 15 mujeres, de las 27 entrevistadas por EL PA?S que acusan al director de cine Eduard Cort¨¦s de acoso sexual, se han organizado en un grupo de WhatsApp, han juntado sus recuerdos en una p¨¢gina de Word, y han rebuscado entre decenas de conversaciones los pantallazos que puedan servir de indicio para demostrar que el cineasta se aprovech¨® de su posici¨®n en el sector para ofrecerles trabajo con la condici¨®n de que se grabaran desnudas o masturb...
Al menos 15 mujeres, de las 27 entrevistadas por EL PA?S que acusan al director de cine Eduard Cort¨¦s de acoso sexual, se han organizado en un grupo de WhatsApp, han juntado sus recuerdos en una p¨¢gina de Word, y han rebuscado entre decenas de conversaciones los pantallazos que puedan servir de indicio para demostrar que el cineasta se aprovech¨® de su posici¨®n en el sector para ofrecerles trabajo con la condici¨®n de que se grabaran desnudas o masturb¨¢ndose. La mayor¨ªa son actrices, pero hay fot¨®grafas, cineastas, escritoras y bailarinas que han detenido sus trabajos un mes y medio para enfrentar los tiempos de esta nueva tarea: denunciar judicialmente lo que han vivido. Animadas en un principio por una posible denuncia colectiva, lamentan estos d¨ªas la ¡°inacci¨®n¡± de las diferentes instituciones culturales, que hab¨ªan prometido oficinas de apoyo a v¨ªctimas de violencia en el cine, a las que han acudido. El caso Eduard Cort¨¦s revela las grietas de un sistema ineficaz para quienes deciden denunciar.
Todo estall¨® a finales de octubre. Despu¨¦s de que unos mensajes an¨®nimos se?alaran al exdiputado ??igo Errej¨®n y este anunciara su dimisi¨®n horas m¨¢s tarde, las redes se llenaron de publicaciones an¨®nimas de decenas de mujeres apuntando hacia otros hombres de todos los sectores, en una nueva edici¨®n del MeToo espa?ol. El 26 de octubre la fot¨®grafa Silvia Grav public¨® una conversaci¨®n con Cort¨¦s en la que lo acusaba de haberle ofrecido trabajo a cambio de mostrarse desnuda para ¨¦l. Y enseguida llegaron muchas m¨¢s. A partir de ese momento, ya organizadas m¨¢s de 20 mujeres, decidieron dar los primeros pasos para que, como sucede a menudo, sus historias no se murieran tambi¨¦n en las redes sociales.
Fue en esos d¨ªas cuando algunas de ellas se pusieron en contacto con un servicio externo de atenci¨®n a v¨ªctimas vinculado a la Academia de Cine Catal¨¢n, de la que Cort¨¦s hasta ese momento era miembro. El objetivo era doble: por un lado, buscaban ayuda para recibir asesor¨ªa jur¨ªdica sobre c¨®mo avanzar con el caso ¡ªpues la Academia cuenta con un equipo de apoyo conformado por la abogada Carla Vall y la psic¨®loga Aina Troncoso, que colaboran de manera externa¡ª, y por otro, presionar para que la instituci¨®n se posicionara.
El 30 de octubre la Academia catalana anunci¨® que iba a crear una comisi¨®n de investigaci¨®n para tratar el caso ¡ªen su comunicado se?alaban: ¡°Para determinar las medidas a tomar¡±¡ª y se trataba de la primera vez en su historia que se tomaba una medida semejante. Sin embargo, la comisi¨®n no prosper¨®: Cort¨¦s se dio de baja de la Academia antes de que se iniciara la investigaci¨®n, seg¨²n ha confirmado el cineasta a este diario y tambi¨¦n la directora de la instituci¨®n, Laia Aubia.
El cineasta comunic¨® su baja el 25 de noviembre a trav¨¦s de un email, antes de que esta instituci¨®n le pudiera citar a declarar para esta comisi¨®n y as¨ª se iniciara el procedimiento, seg¨²n ha explicado a EL PA?S Aubia, y ha confirmado Cort¨¦s: ¡°Lo habl¨¦ con la presidenta [Judith Colell] y me di de baja por motivos personales¡±, explica el cineasta. La academia catalana no lleg¨® a contactar con el grupo de v¨ªctimas al no poder iniciar la investigaci¨®n. Tras informar sobre su salida, Aubia le comunic¨® que ¡°la investigaci¨®n quedaba archivada provisionalmente y que se reiniciar¨ªa en caso de que volviera a solicitar el alta como miembro¡± en este organismo.
De manera que la opci¨®n de que Cort¨¦s fuera investigado por la m¨¢xima instituci¨®n del cine catal¨¢n qued¨® descartada en ese momento. Al grupo de mujeres le quedaba todav¨ªa la opci¨®n de que estas instituciones culturales les apoyaran con un servicio jur¨ªdico y psicol¨®gico. Desde el servicio de la Academia catalana se les ofreci¨® el contacto con la abogada experta en temas de violencia de g¨¦nero Carla Vall ¡ªtambi¨¦n defensora de una de las denunciantes de Errej¨®n¡ª y un apoyo psicol¨®gico inicial. Muchas tomaron esta v¨ªa. Aunque se han quejado estos d¨ªas de la falta de informaci¨®n clave. ¡°No nos explicaron bien qu¨¦ est¨¢bamos firmando, si era un presupuesto para poner la denuncia o para todo el proceso¡±, se queja una de ellas.
Debido a estos primeros roces con el despacho de Vall, decidieron buscar asesor¨ªa legal en otra parte. La Academia de cine espa?ol no se hab¨ªa pronunciado, pese a que la Asociaci¨®n de mujeres cineastas y de medios audiovisuales (CIMA) asegura a este diario que trat¨® de ¡°acelerar la coordinaci¨®n entre academias¡±. La Academia de Cine espa?ola hab¨ªa anunciado en octubre su participaci¨®n en la creaci¨®n de una unidad de atenci¨®n a v¨ªctimas impulsada y financiada por el Ministerio de Cultura. La fundaci¨®n elegida para gestionar estas denuncias fue Aspacia, con sede en Madrid, con un presupuesto inicial de 30.000 euros que se ampliar¨¢ hasta los 60.000 a partir de 2025.
Como muchas no pod¨ªan encarar los costes iniciales del bufete catal¨¢n, varias acudieron a esa unidad del Ministerio y de la Academia espa?ola. ¡°En Aspacia me dijeron que no nos pod¨ªan ofrecer nada mejor que la Academia catalana¡±, cuenta Norah Alexandra Vega. ¡°Contact¨¦ con Aspacia para pedir una reuni¨®n jur¨ªdica colectiva del grupo, me dijeron que lo consultaban, pero no recib¨ª respuesta y no he vuelto a llamar¡±, cuenta otra de ellas. Desde la direcci¨®n de la fundaci¨®n aseguran a EL PA?S que ¡°se ha atendido a todas las personas que se han puesto en contacto y se les ha ofrecido los servicios que brinda la Unidad, de acuerdo a sus funciones y competencias, como son informaci¨®n, orientaci¨®n y una primera atenci¨®n psicol¨®gica y jur¨ªdica¡±. Aspacia concreta que ¡°se ha dejado claro que se trata de un servicio de primera atenci¨®n y nunca se plante¨® como un servicio para la tramitaci¨®n de denuncias individuales ni colectivas¡±.
Confianza del Ministerio de Cultura
Por su parte, desde el Ministerio de Cultura, responsable de esta adjudicaci¨®n, insisten en que este centro tiene ¡°su total confianza¡±, que no tienen los datos de las mujeres que han recurrido a este servicio y ¡°se ponen a disposici¨®n de aquellas que necesiten cualquier tipo de asistencia¡±. No aclaran, no obstante, qu¨¦ tipo de apoyo les pueden brindar m¨¢s all¨¢ de lo que ofrecen a trav¨¦s de la instituci¨®n a la que ya han acudido sin ¨¦xito.
Silvia Grav publicaba este mi¨¦rcoles en Instagram este mensaje: ¡°La Academia de Cine Catalana no ha hecho ning¨²n comunicado al respecto. Simplemente, se ha limitado a esperar al ¨²ltimo d¨ªa de plazo que el protocolo permite (30 d¨ªas) para dejar que Eduard se fuera por su propio pie el d¨ªa de antes [...]. Para los casos prescritos no hay justicia viable m¨¢s que la denuncia social¡±.
El caso de Eduard Cort¨¦s se ha convertido en el primero que han tenido que enfrentar desde las academias de cine y la reci¨¦n creada unidad de atenci¨®n a v¨ªctimas, del Ministerio. Desde sus despachos aseguran que todas han hecho ¡°lo que estaba en sus manos¡±, ¡°lo que pod¨ªan¡±, para tratar las denuncias contra el cineasta. Sin embargo, los cauces que permiten sus protocolos internos, sus presupuestos y su capacidad operativa impiden que se observe alg¨²n avance. Y las mujeres que se han planteado denunciar alegan que se sienten solas ante la incapacidad de un sistema para protegerlas y dar visibilidad a lo que puede suceder en el sector.