La Palma saca lustre al volc¨¢n
Esta isla salvaje y frondosa, verde y negra, se apoya en su belleza natural de siempre; en la de ahora, representada en Tajogaite, y en el impulso del parador para recuperar el turismo, tan necesario como el pl¨¢tano para la supervivencia de los palmeros
A La Palma, una isla joven y monta?osa de playas salvajes, se va a hacer senderismo, a ver los bosques de laurisilva y, desde hace unos meses, a admirar el Tajogaite, ese cono que surgi¨® en una ladera de pinos hace un a?o para expulsar fuego y que ahora despide humo. El volc¨¢n tambale¨® la econom¨ªa de la isla, tan dependiente de las arrasadas plataneras y del turismo, que se fren¨®. Ese mismo fen¨®meno geol¨®gico, esa hermosa tragedia, es al que hoy se aferra La Palma para remontar. Los palmeros, tan seguros de su tierra, saben que los que se acercan atra¨ªdos por el Tajogaite volver¨¢n hablando de todo lo dem¨¢s, que ya estaba ah¨ª antes de la erupci¨®n y que suele ser igual o incluso m¨¢s hipn¨®tico que el volc¨¢n.
Un buen lugar en el que asentarse es el parador, que impulsa la llegada de visitantes todos los meses del a?o. Situado a 10 minutos de Santa Cruz de la Palma, la capital, cuenta con un extenso jard¨ªn de especies aut¨®ctonas abierto para el que se queda a dormir y para el que solo est¨¢ de paso. Muchos de los clientes se sorprenden por los distintos microclimas de La Palma, sublimados cuando se atraviesa en coche el conocido como t¨²nel del tiempo, al que en estos d¨ªas de oto?o se entra con lluvia por el este de la isla y se sale con el cielo azul en la zona de Los Llanos. O por el cielo limpio y oscuro que resulta excepcional para la observaci¨®n de estrellas. O por los vi?edos que crecen en las laderas del volc¨¢n. O por los fondos marinos repletos de rocas raras producto de las erupciones¡.
El parador y su comarca
¡ªTienen que aparcar el coche en direcci¨®n contraria.
Tanaus¨² Castellano, de 38 a?os, controla el acceso al mirador de Tacande (El Paso). Este canario nacido en Las Palmas de Gran Canaria indica a los visitantes que dejen los veh¨ªculos preparados por si el volc¨¢n vuelve a explotar y hay que salir corriendo. Los cient¨ªficos lo han dado por apagado, pero Castellano asegura que cuando llega a las 7 de la ma?ana a su puesto de trabajo siente temblores, ¡°suena como las ollas de comida que preparan las madres¡±. Este padre de un hijo trabajaba en las plataneras (¡°El oro verde junto con el aguacate¡±, compara) y ahora recibe con una extraordinaria simpat¨ªa a los visitantes, que se acercan a este mirador desde el que contemplar el cono del volc¨¢n y acercarse a la colada de lava a¨²n caliente. ¡°Preferir¨ªa que no hubiera entrado en erupci¨®n, es una cat¨¢strofe, pero da trabajo¡±, afirma muy sentido por su isla de adopci¨®n pero alegre por el segundo hijo que est¨¢ en camino.
VOLC?N, PLAYA Y CAMINATA EN UNA ISLA REMOTA
A Tacande se puede llegar en coche particular o en una excursi¨®n como las que organiza la empresa Isla Bonita Tours. Romeo Weber, de 22 a?os, es uno de sus gu¨ªas tur¨ªsticos. Recuerda al visitante que la tierra se abri¨®, que antes era una ladera de pinos. ¡°Hay quien al ver las casas arrasadas se pregunta por qu¨¦ estaban a los pies del volc¨¢n. No, no hab¨ªa volc¨¢n¡±, explica.
La ventaja de ir en un grupo organizado es que se puede realizar una caminata de cinco kil¨®metros en las inmediaciones del Tajogaite, que de forma privada no est¨¢ permitida. ¡°Vamos un m¨¢ximo de 14 visitantes m¨¢s el gu¨ªa, no cogemos material, no nos salimos del sendero marcado¡¡±, afirma Weber, nacido en Alemania pero criado en La Palma. ¡°Est¨¢ empezando a crecer el turismo de nuevo. Las excursiones se van adaptando a los cambios¡±, reconoce. Seg¨²n Frontur, encargada de la estad¨ªstica de movimientos tur¨ªsticos en frontera y que depende del INE, la llegada de turistas en agosto de este a?o a La Palma con respecto al de 2019 fue un 25,7% menos. En marzo fue del 60,6% menos. ¡°La explosi¨®n del volc¨¢n es algo triste y bonito al mismo tiempo. Pero los palmeros son luchadores y saldr¨¢n adelante. Tenemos que saber aprovechar lo que nos ha dado la naturaleza¡±, cuenta Weber. Desde hace unos meses se ha abierto una carretera que surca la colada para conectar las dos zonas antes incomunicadas y que permite ver la lava muy de cerca.
PARADORES RECOMIENDA
Las excursiones se prolongan desde por la ma?ana hasta por la tarde. La isla cuenta con mil kil¨®metros de senderos de alta y baja dificultad, por lo que resulta sencillo encontrar a expertos caminantes con bastones y a jubilados rebosantes de salud y vitalidad pero no tanto ritmo. Una visita ineludible e imbatible son Los Tilos, Reserva de la Biosfera, un barranco de agua que brota por la pared en un bosque de laurisilva y al que se llega por una senda de muy f¨¢cil acceso. El centro de visitantes, ubicado en la zona, dispone de salas expositivas y es de acceso gratuito.
TRES SALIDAS SIN SALIR DE LA ISLA
La vegetaci¨®n de esta isla frondosa y de temperatura templada todo el a?o se representa en la mencionada laurisilva, las plantaciones frut¨ªcolas (el pl¨¢tano ocupaba el 41,7% de la superficie cultivada, al menos hasta 2016, a?o de publicaci¨®n de un informe de la Universidad de la Laguna), el pino canario y especies aut¨®ctonas como la variedad de suculentas existentes. El jard¨ªn del parador re¨²ne una muestra de la flora end¨¦mica manifestada en los bejeques, un drago o un cardonal-tabaibal¡ Su directora es Sneha Chablani, una mujer de 33 a?os procedente de Gran Canaria. Chablani afirma que la gente de fuera repite en la isla y en el parador. Los palmeros hacen uso de este hotel cuando celebran bodas, jubilaciones, aniversarios¡
Dentro del parador
Como Antonio P¨¦rez, que regenta la zapater¨ªa familiar La Campana en la calle O¡¯Daly (conocida como la calle Real), en Santa Cruz de La Palma. ¡°Bautizos, comuniones¡ he estado en muchas celebraciones¡±, afirma este palmero, tercera generaci¨®n de comerciantes de calzado. En la erupci¨®n cont¨® con un cliente especial, el vulcan¨®logo del Centro Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC) Vicente Soler, que se traslad¨® a la isla desde el d¨ªa siguiente de la erupci¨®n. Le compraba cada semana unas alpargatas de lona y suela de pl¨¢stico para sentir un incremento de temperatura en las inmediaciones del volc¨¢n antes que nadie. P¨¦rez recuerda que Soler le contaba que si fuera con un calzado demasiado protector podr¨ªa acabar en zonas m¨¢s peligrosas, tomar riesgos inconscientemente. En Haw¨¢i se aproximan a los volcanes con sandalias. ¡°Se las ha llevado de todos los colores¡±, relata, todav¨ªa sorprendido, con un n¨²mero 43 en la mano.
La capital sirve de referencia por su calle comercial, el mercado, sus balcones de colores que representan la arquitectura canaria, la iglesia del Salvador y porque de ella salen autobuses a distintos lugares de la isla. Entre ellos, al Parque Nacional de la Caldera de Taburiente o al centro de visitantes del Volc¨¢n de San Antonio ¨Cdesde donde parte una caminata de 6 kil¨®metros hasta el faro de Fuencaliente¨C o hasta los pueblos de Los Franceses o Los Gallegos, en el norte de la isla. ¡°A los espa?oles les gusta ir un d¨ªa a la ciudad a tomar un caf¨¦¡±, cuentan desde la agencia Isla Bonita. Van al caf¨¦ Don Manuel a probar su barraquito, comen en Tasca Luis unas costillas con papas, pi?a y mojo verde o resuelven una cena en alguna de las areperas abiertas por inmigrantes venezolanos. Los visitantes que provienen del Reino Unido o Alemania se centran en la naturaleza.
A esta isla verde, adornada por playas de arena negra volc¨¢nica como la de los Nogales o la de Tazacorte, se va a caminar pero uno acaba d¨¢ndose un ba?o. Al palmero le gusta remojarse en los charcos, unas piscinas naturales de agua salada que surgen pr¨®ximas al oc¨¦ano, tras ejercer de presa los sedimentos procedentes de erupciones volc¨¢nicas pasadas. Uno de ellos es el Charco Azul, apto para familias, pues se remodel¨® en 2013 para proveerlo de servicios como escaleras, un sol¨¢rium, una peque?a cascada recreativa e incluso han construido una piscina para ni?os. Es de las pocas ocasiones en las que el ser humano le roba una pizca de protagonismo a la naturaleza en esta isla salvaje y expuesta, todav¨ªa ignota.