El p¨¢nico se transforma en delirio

Cuando despert¨® de la pesadilla, Vallecas segu¨ªa estando en Primera. Durante 42 minutos ag¨®nicos, el Rayo estuvo en el calabozo, abocado a una condena cruel, pero, en el tiempo de descuento, Tamudo firm¨® la redenci¨®n. Fue un tanto salvador y pol¨¦mico, porque el delantero estaba en situaci¨®n de fuera de juego.

Cobe?o hab¨ªa subido a rematar el ¨²ltimo c¨®rner del partido, el bal¨®n qued¨® suelto en la frontal del ¨¢rea y Piti lo recuper¨® para lanzarse a una carrera febril en pos de la salvaci¨®n. Su disparo rebot¨® en las piernas de Borja y sali¨® despedido hasta Michu, que remat¨® al larguero. Tras botar casi sobre la l¨ªnea de gol, Tamudo, en la frontera del fuera de juego y a puerta vac¨ªa, empuj¨® el bal¨®n y se convirti¨® en el h¨¦roe del barrio. Vallecas se enjugaba las l¨¢grimas y se apuntaba al baile. La fiesta fue completa porque la sucesi¨®n de carambolas tambi¨¦n sac¨® del pozo al Granada. Juntos hab¨ªan quedado convocados a un drama y juntos acabaron celebrando su rocambolesca absoluci¨®n.

El miedo presidi¨® el partido y los de Abel Resino fueron los primeros en atreverse a romperlo adue?¨¢ndose del pulso. El plan del Granada era sencillo. Consist¨ªa en enviar balones en largo a la espalda de los centrales franjirrojos para alimentar la zancada fibrosa de Ighalo. Primero, con un caracoleo el¨¦ctrico y un disparo raso. Despu¨¦s, con un gambeteo vaporoso que no lleg¨® a buen puerto. El delantero nigeriano se convirti¨® en un tormento para la zaga rayista y desat¨® la tiritona en la Avenida de la Albufera. Pero no era noche para arabescos y el paso de los minutos desemboc¨® en un ¨¢spero pragmatismo. A los granadinos les val¨ªa el empate y no estaban dispuestos a morir desnudados por la valent¨ªa.

El plan del Granada apenas sufri¨® un resbal¨®n. Borja convirti¨® un bal¨®n funcionarial en una bomba de relojer¨ªa. El central del conjunto andaluz perdi¨® el paso mientras eleg¨ªa opciones para el despeje y su derrapaje dej¨® el camino expedito para Michu, que, para desaz¨®n de su parroquia, desperdici¨® el regalo. Hace tiempo que el punta del Rayo hab¨ªa perdido contundencia y lucidez y su expediente se hab¨ªa convertido en la sinopsis de la pel¨ªcula de intriga que protagoniz¨® el cuadro vallecano. El ¨²ltimo d¨ªa que atin¨® coincidi¨® con la ¨²ltima victoria vallecana hasta ayer. Un 6-0 a Osasuna que parec¨ªa el colof¨®n a una meritoria temporada. Sin embargo, seis derrotas consecutivas convirtieron la carroza en calabaza y la euforia en congoja. Un guion cargado de terror que deparaba un ep¨ªlogo rom¨¢ntico.

Se respiraba la zozobra en Vallecas. Los c¨¢nticos se ve¨ªan interrumpidos por la necesidad imperiosa de comerse las u?as y el p¨¢nico se anunciaba por los transistores. A los 13 minutos del segundo tiempo, desde Getafe lleg¨® la noticia del gol de Apo?o que enviaba al Rayo a Segunda. Era la primera vez en la temporada que los de Sandoval pisaban las catacumbas. Tan solo en seis ocasiones hab¨ªan estado por debajo del 15? puesto y durante 22 de las 37 jornadas vivieron con desahogo y optimismo entre la octava y la duod¨¦cima plaza de la tabla.

Quedaba m¨¢s de media hora por delante, pero el espanto lastraba las botas de los locales y la prudencia armaba el prop¨®sito del Granada. La lucha contra el cron¨®metro ofusc¨® la ofensiva rayista. Sandoval despobl¨® la zaga buscando un gol salvador y primero Jara y despu¨¦s Martins estuvieron a punto de anticipar la sentencia. Pero, sobre la bocina, apareci¨® Tamudo ¡ª402 partidos y 145 goles, segundo m¨¢ximo goleador en activo de la Liga solo por detr¨¢s de Villa¡ª. Debut¨® en Primera en 1997 marcando en el descuento para el Espanyol. Anoche repiti¨® la historia, aunque en fuera de juego. ¡°Ese gol resume el trabajo de todo un a?o. Hemos vivido un sufrimiento fuera de lo normal, pero se ha hecho justicia¡±. No hubo condena para ninguno de los dos equipos.