El Getafe no se baja de la Champions
El equipo de Bordal¨¢s, con goles de Jorge Molina y ?ngel, arrolla a un Girona que sigue en ca¨ªda libre
Getafe es un lugar luminoso. No porque a estas alturas del a?o luzca el sol en esta localidad al sur de Madrid, sino porque todos aquellos que viven vestidos de azul observan el cielo de ese color salga como salga el d¨ªa. Lo hacen as¨ª gracias a que su equipo vive uno de esos momentos que tan pocas veces ha disfrutado a lo largo de su historia. Y porque de lograr el objetivo de entrar en la Liga de Campeones, algo que tiene todav¨ªa m¨¢s cerca despu¨¦s de arrollar ayer a un Girona en ca¨ªda libre, ser¨¢ esta la p¨¢gina m¨¢s gloriosa que se haya escrito en sus 95 a?os de existencia.
El Getafe juega con el impulso de los so?adores. Normal cuando se tiene algo tan inesperado en la palma de la mano. Esas ganas por ser m¨¢s se le encajan en los m¨²sculos, y todo parece m¨¢s sencillo. Por eso los rebotes caen siempre del mismo lado, o despegarse del c¨¦sped resulta menos gravitatorio. La padeci¨® el Girona, que se encontr¨® con un agujero negro por el que ca¨ªa arrastrado una y otra vez. Nada fluye con suavidad ante un Getafe que es todo pegamento. Sus jugadores no especulan porque todos conocen qu¨¦ hacer en cada momento. Es la herencia de su entrenador, un Jos¨¦ Bordal¨¢s que ni castigado en la grada cambia el gesto, como si tuviera la capacidad de asomarse permanentemente por la cabeza de sus jugadores. No entendi¨® el Girona que la ¨²nica manera de superar al Getafe pasa por igualarlo. Su f¨®rmula de pases permanentes se perdi¨® una y otra vez enredada entre piernas azules. Superar una l¨ªnea no garantiza avanzar, aunque lo parezca. Porque aunque Molina y Mata partan siempre adelantados, aparecen de repente para robar un bal¨®n en campo propio. O cuando parece que Arambarri y Maksimovic deciden proteger su posici¨®n, asoman en ataque para sorprender como lo hacen los buenos llegadores.
Foulquier
A todos ellos se sum¨® Foulquier, un elemento discordante en muchos momentos, pero con m¨²ltiples versiones que ofrecer. El franc¨¦s, lateral en origen, se emple¨® por delante de Dami¨¢n Su¨¢rez en la banda derecha, y traslad¨® su punto de presi¨®n a la l¨ªnea central para bloquear la salida del bal¨®n del Girona. As¨ª logr¨® atrapar un mal pase de Bernardo, para envi¨¢rselo despu¨¦s a Molina, con Mata mediante. El abuelo del Getafe tiene cuerda para rato. A sus 37 a?os juega con un manual en la cabeza, y no perdona. Su disparo cruzado super¨® la estirada de Bono como si se tratase de un golpe de billar. Ni la geometr¨ªa le esconde ya ning¨²n secreto.
No fue la ¨²nica ocasi¨®n del Geta en el partido. El conjunto madrile?o no se conforma con un solo tanto para cerrar los duelos, y Olivera a punto estuvo de ampliar la renta en el marcador despu¨¦s de cazar un bal¨®n suelto en el ¨¢rea peque?a.
Ni el descanso le sirvi¨® para ordenar ideas al Girona. La defensa de cinco penaliz¨® la salida de pelota, especialmente cuando le ca¨ªa a jugadores como Juanpe, obligado a utilizar una pierna izquierda en la que nunca crey¨®. Las bandas se ahogaron y al mismo tiempo sirvieron de lanzadera para la versi¨®n m¨¢s contragolpeadora del Getafe. Molina a punto estuvo de culminar una jugada de v¨¦rtigo, si no fuera porque parti¨® un cent¨ªmetro m¨¢s adelantado que su marcador. La entrada de ?ngel por Mata no hizo m¨¢s que corroborar que al Girona no le llegaba la camisa al cuello para taponar ahora un juego todav¨ªa m¨¢s revolucionado.
El gol del canario, tras una soberbia arrancada de Bruno (?un central encabezando una contra y dando el pase definitivo!) quiz¨¢s no se hubiera dado con tanta claridad sin la absurda expulsi¨®n de Borja Garc¨ªa por protestar minutos antes. O s¨ª. Porque el Getafe no cree que no haya nada que no pueda hacer. Y la realidad es que ahora mismo muy pocos equipos son capaces de quitarle esa idea de la cabeza. A su alcance, ni m¨¢s no menos que una plaza en la jer¨¢rquica Liga de Campeones.
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