Sociolog¨ªa del vac¨ªo deportivo
Fil¨®sofos, historiadores, psic¨®logos y aficionados examinan los efectos de una interrupci¨®n que no causaron ni los peores conflictos del siglo XX
Este viernes, 20 de marzo de 2020, se apag¨® la ¨²ltima luz en la constelaci¨®n de una industria que parec¨ªa no tener l¨ªmite. La suspensi¨®n de la liga turca de f¨²tbol dej¨® la agenda mundial de competiciones en una penumbra inconcebible hace solo dos semanas, cuando el ritmo de los torneos de f¨²tbol, baloncesto, f¨²tbol americano, b¨¦isbol, rugby, tenis, cr¨ªquet, F¨®rmula 1, motos, rally, vela, gimnasia, golf, nataci¨®n o esqu¨ª alpino cubr¨ªan las plantillas que simbolizan lo m¨¢s preciado e inefable que posee el ser humano: su tiempo.
Hasta hace una semana la oferta que abastec¨ªa a los consumido...
Este viernes, 20 de marzo de 2020, se apag¨® la ¨²ltima luz en la constelaci¨®n de una industria que parec¨ªa no tener l¨ªmite. La suspensi¨®n de la liga turca de f¨²tbol dej¨® la agenda mundial de competiciones en una penumbra inconcebible hace solo dos semanas, cuando el ritmo de los torneos de f¨²tbol, baloncesto, f¨²tbol americano, b¨¦isbol, rugby, tenis, cr¨ªquet, F¨®rmula 1, motos, rally, vela, gimnasia, golf, nataci¨®n o esqu¨ª alpino cubr¨ªan las plantillas que simbolizan lo m¨¢s preciado e inefable que posee el ser humano: su tiempo.
Hasta hace una semana la oferta que abastec¨ªa a los consumidores de espect¨¢culos deportivos era de tal magnitud que un individuo que dedicase las 24 horas de los 365 d¨ªas del a?o a saltar de canal en canal sin detenerse a dormir ni a comer morir¨ªa de inanici¨®n antes de abarcarlo todo: Liga, Champions, Premier, NBA, NFL, torneos de tenis, Eurocopa, Copa Am¨¦rica, Juegos Ol¨ªmpicos¡ El coronavirus rompi¨® la rueda del deporte profesional con el mismo golpe con el que deshizo el deporte aficionado. Lo que no consigui¨® la Segunda Guerra Mundial tras seis a?os de destrucci¨®n lo impuso un microbio en dos meses.
¡°Es previsible que se viva con un gran desasosiego, pero no me atrever¨ªa a ser pesimista ni optimista porque la sociedad tiene una gran capacidad de adaptaci¨®n¡±, dice David Moscoso, profesor de sociolog¨ªa del Deporte en la Universidad Pablo de Olavide, en Sevilla. ¡°Es como cuando est¨¢s viendo un canal de televisi¨®n, se corta la retransmisi¨®n e inmediatamente parece que entras en p¨¢nico. La sensaci¨®n dura unos segundos. Aparentemente lo que la gente mira tiene un efecto muy importante en su vida, pero si de buenas a primeras le das otra cosa se adapta r¨¢pido. Los espectadores necesitan llenar su mundo de las sensaciones que proporciona el deporte, pero si vienen de otra parte tambi¨¦n lo consumen. Hoy esa audiencia de los espect¨¢culos deportivos ha llenado el vac¨ªo viendo noticias del coronavirus. Podemos pensar que una industria que mueve decenas de miles de millones se fundamenta en impulsos muy superficiales¡±.
Acabar los campeonatos, s¨ª o s¨ª
Inmune a la crisis financiera de 2008, la industria del deporte de competici¨®n engord¨® en todo el planeta. Seg¨²n el economista Victor Mathesson, de la Universidad de Massachusetts, en 2018 los siete deportes de equipo m¨¢s populares (f¨²tbol, f¨²tbol americano, baloncesto, b¨¦isbol, hockey hielo, rugby y cr¨ªquet) generaron 80.000 millones de euros anuales, b¨¢sicamente derivados de la venta de derechos televisivos. En la fuerza de la industria resid¨ªa su debilidad. Lo reconoci¨® esta semana Christian Seifert, vicepresidente de la Bundesliga, tras una sola jornada de par¨®n por la epidemia de coronavirus: ¡°Hab¨ªamos creado una burbuja; ahora hay clubes que pueden quebrar¡±.
¡°Parece que si no hay impacto comercial inmediato el deporte-espect¨¢culo no puede funcionar¡±, dice Moscoso. ¡°Es un modelo basado en la previsibilidad y no en circunstancias fortuitas como las actuales, que cuestionan la prioridad del negocio frente a los intereses de los ciudadanos¡±.
Los patronos de LaLiga, la Premier, la Bundesliga y la Serie A advierten lo mismo: los torneos empezados deben acabar como sea. Otra cosa significar¨ªa afrontar la ruina ante un acontecimiento para el que no existen precedentes en Espa?a, Inglaterra, Italia, Francia o Alemania. ¡°Hay un caso¡±, se?ala Xavier Pujadas, profesor de Historia del Deporte en la Universidad Ram¨®n Llull, en Barcelona; ¡°la liga de f¨²tbol en Polonia se interrumpi¨® para siempre en la temporada 1939-1940, a causa de la ocupaci¨®n alemana. En el momento de la invasi¨®n del ej¨¦rcito del III Reich, el equipo que encabezaba la liga era el Ruch de Chorz¨®w¡±.
La epidemia no solo genera lucro cesante. Fernando Aguiar, miembro del Instituto de Filosof¨ªa del CESIC, y experto en ¨¦tica experimental e identidad social, cree que sin f¨²tbol la comunidad pierde una referencia ¨¦tica muy importante. ¡°La gente que llena un estadio los domingos y anima a su equipo, vuelve a casa feliz si gana y cabizbaja si pierde, es la misma que est¨¢ haciendo frente a esta crisis solidariamente¡±, se?ala Aguiar. ¡°Quien hace dos semanas gritaba porque le hab¨ªan pitado a su equipo un penalti injusto est¨¢ hoy trabajando en un hospital, distribuyendo comida en los supermercados o patrullando las calles. No es cierto que sin f¨²tbol saldr¨¢ nuestro mejor yo¡±.
¡°El mono¡± de los hinchas ¡°est¨¢ ah¨ª¡±
¡°Nuestra identidad moral¡±, concluye Aguiar, ¡°el conjunto de valores que nos constituyen (el sentido de la justicia, el compa?erismo y la solidaridad, la fraternidad, la cooperaci¨®n, el compromiso, el valor del esfuerzo, el m¨¦rito) tambi¨¦n se forja viendo deporte, viendo f¨²tbol, por su naturaleza ejemplarizante y su car¨¢cter de juego global. Nadie entiende que un jugador no eche la pelota fuera cuando un contrario cae lesionado; nos resultar¨ªa incomprensible que en lugar de Messi jugara el hijo de un directivo del Bar?a (a menos que fuera un Leo Messi), lo que es m¨¢s habitual en otros ¨¢mbitos, en otras empresas, en muchos negocios; los deportistas suelen ser ejemplo de pundonor, de esfuerzo, de superaci¨®n; y el p¨²blico aplaude en muchas ocasiones al equipo contrario que gana justamente. Adem¨¢s, el f¨²tbol se ha convertido en un aliado del feminismo¡±.
Sin f¨²tbol, los aficionados m¨¢s disciplinados describen algo parecido a la orfandad. ¡°Nosotros ¨ªbamos cada dos semanas al Bernab¨¦u y tambi¨¦n organiz¨¢bamos desplazamientos cuando el equipo jugaba fuera¡±, cuenta Jos¨¦ Emilio, miembro de la Pe?a Cinco Estrellas del Real Madrid. ¡°Ahora mismo el f¨²tbol es secundario, porque la familia y la salud son lo primero, pero esto te cambia los h¨¢bitos¡±.
¡°El mono est¨¢ ah¨ª¡±, reconoce Pablo, socio del Madrid desde que naci¨®, en 1998, y ferviente consumidor de los deportes a trav¨¦s de distintas plataformas. ¡°Intentas compensarlo leyendo la prensa deportiva en Internet, enredando con Twitter o jugando al FIFA, y el otro d¨ªa me entretuve viendo en la tele un especial de las Champions de Zidane¡±.
Moscoso apunta a una multitud que permanece en segundo plano. ¡°Quiz¨¢s el problema m¨¢s profundo de la cuarentena¡±, observa el soci¨®logo, ¡°no lo experimentan las grandes audiencias del deporte de alta competici¨®n tanto como la mayor¨ªa social que en Espa?a, seg¨²n la encuesta del INE de 2018, son los aproximadamente 19 millones que practican un deporte sin las consecuencias econ¨®micas que derivan del espect¨¢culo. Solo el 1% de los encuestados responde que hace deporte para competir¡±.
Ver deporte, practicar deporte
¡°Un 40% de la poblaci¨®n afirma que practica deporte¡±, contin¨²a Moscoso, ¡°de esos, solo 3,9 millones est¨¢n federados; y ¨²nicamente compiten entre el 2% y el 5% del total. ?Cu¨¢ntos de ellos son deportistas de alto nivel? Al plan de financiaci¨®n de deportistas ol¨ªmpicos se acogen 400. Entre Primera y Segunda Divisi¨®n hay unos 2.000 futbolistas. A lo mejor estamos hablando del 0,01 de la poblaci¨®n deportiva. Y es curioso que las federaciones y los organismos oficiales no se manifiesten sobre la inmensa mayor¨ªa de la poblaci¨®n, sino sobre las grandes competiciones¡±.
Dada la naturaleza del negocio, quienes en Espa?a empleaban su tiempo libre en mirar deporte ¡ªel 22% de la poblaci¨®n seg¨²n el INE¡ª hacen tanto ruido que parecen tan perjudicados por la cuarentena como los practicantes ¡ªel 29%¡ª. Moscoso se asombra: ¡°Muchos dicen: ¡®Yo miro deporte por la tele pero a m¨ª el deporte no me interesa¡±.
¡°La alta competici¨®n¡±, reflexiona el soci¨®logo, ¡°no da respuestas sociales m¨¢s all¨¢ del entretenimiento. Y eso va en su contra porque no retorna deportistas tanto como consumidores. El 75% de las infraestructuras deportivas se hicieron antes de 1995. Despu¨¦s de la Ley del Deporte de 1990 se construyeron 16 Centros de Alto Rendimiento. Pero entre 1995 y 2015 en Espa?a no aument¨® el n¨²mero de deportistas a pesar de aumentar un tercio la poblaci¨®n¡±.
El repentino vac¨ªo en el calendario de competiciones obliga a reflexionar sobre el papel del deporte en una sociedad que parec¨ªa obsesionada ante el carrusel de grandes estrellas. El coronavirus amenaza con reventar un modelo que parec¨ªa inagotable.
¡°Durante la Guerra Mundial se mantuvo la competici¨®n¡±
¡°La pandemia del Covid19 no tiene precedentes hist¨®ricos desde el punto de vista de su impacto y posible efecto en el deporte en general¡±, se?ala Xavier Pujadas, profesor de la Universidad Ram¨®n Llull y autor de Historia Social del Deporte en Espa?a.
¡°Los Estados y las federaciones nacionales han tendido hist¨®ricamente a mantener las competiciones por diferentes causas¡±, observa Pujadas, evocando los grandes conflictos del siglo XX. ¡°En primer lugar por una cuesti¨®n puramente econ¨®mica y de supervivencia. Durante las primeras jornadas de la Guerra Civil, en julio de 1936, la prensa espa?ola calific¨® la situaci¨®n deportiva del primer fin de semana como ¡®el desierto del S¨¢hara¡¯. Este fue un debate muy importante en la retaguardia catalana.
?Deb¨ªa mantenerse la competici¨®n del campeonato de Catalunya? ?Era ¨¦tico teniendo en cuenta la situaci¨®n en el frente? El cierre competitivo, que finalmente se producir¨ªa ya avanzada la contienda, afectaba a la supervivencia de los clubes y de la federaci¨®n. Durante la Segunda Guerra Mundial en muchos pa¨ªses como Francia, Inglaterra, Alemania, Italia o Estados Unidos, se mantuvo la competici¨®n dom¨¦stica hasta que fue humana y materialmente posible¡±.
¡°Proseguir con las competiciones¡±, concluye el historiador, ¡°ayuda a mantener una apariencia de normalidad entre la poblaci¨®n y permite desarrollar un escenario de ocio controlado con un efecto bals¨¢mico indudable. En per¨ªodos de crisis como durante el crack de 1929 en Estados Unidos, el seguimiento del deporte espect¨¢culo no descendi¨® a pesar de la situaci¨®n social y laboral¡±.
Cifras de una burbuja pinchada
80.000 millones de euros. Facturaci¨®n mundial de las competiciones de equipo.
19 millones.Cantidad de espa?oles que afirman practicar alg¨²n deporte en las encuestas del INE. Solo el 0,01% son profesionales.
29%. Porcentaje de espa?oles que dicen emplear el tiempo libre en hacer deporte.
22,8%.Porcentaje de espa?oles que dicen emplear el tiempo libre en ver deporte, en televisi¨®n o en directo.