Amor Ciego
A la UEFA deber¨ªa importarle mucho m¨¢s la salud de sus aficionados y profesionales de lo que ha demostrado. Deber¨ªa, cuando menos, ser capaz de fingirlo, pero el dinero va siempre por delante
Todav¨ªa no se han dado suficientes explicaciones sobre lo sucedido hace unas pocas semanas y el f¨²tbol ya est¨¢ pensando en volver, incapaz de controlar su egolatr¨ªa ni en las horas m¨¢s oscuras. Im¨¢genes como las de Anfield Road, con m¨¢s de tres mil aficionados atl¨¦ticos llegados ese mismo d¨ªa desde uno de los principales focos de contagio de Europa, no son suficiente mancha en la conciencia de unos dirigentes que parecen dispuestos a pecar nuevamente de imprudentes.
Tampoco la ya tristemente conocida como ...
Todav¨ªa no se han dado suficientes explicaciones sobre lo sucedido hace unas pocas semanas y el f¨²tbol ya est¨¢ pensando en volver, incapaz de controlar su egolatr¨ªa ni en las horas m¨¢s oscuras. Im¨¢genes como las de Anfield Road, con m¨¢s de tres mil aficionados atl¨¦ticos llegados ese mismo d¨ªa desde uno de los principales focos de contagio de Europa, no son suficiente mancha en la conciencia de unos dirigentes que parecen dispuestos a pecar nuevamente de imprudentes.
Tampoco la ya tristemente conocida como ¡°bomba biol¨®gica¡±, que es como el jefe de Neumolog¨ªa del hospital de B¨¦rgamo, el Dr. Fabiano di Marco, bautiz¨® aquel Atalanta-Valencia que ahora est¨¢ en el punto de mira de las autoridades sanitarias como acelerador en la propagaci¨®n del virus. Unos 40.000 bergamascos se desplazaron aquel d¨ªa a San Siro, casi la tercera parte de la poblaci¨®n lombarda, junto con tres mil aficionados del Valencia. Y si bien parece claro que es responsabilidad de los gobiernos cuidar de sus ciudadanos, en general, no es menos cierto que a la UEFA deber¨ªa importarle mucho m¨¢s la salud de sus aficionados y profesionales de lo que ha demostrado. Deber¨ªa, cuando menos, ser capaz de fingirlo, pero ni en eso se molesta ya: el dinero va siempre por delante de todo lo dem¨¢s.
El f¨²tbol, hoy, es Gwyneth Paltrow a los ojos de Joe Black en aquella comedia de los hermanos Farrelly, Amor Ciego: una completa distorsi¨®n de la realidad. Bajo los grandes titulares, el marketing social, los ni?os saltando al campo de la mano de sus ¨ªdolos y dem¨¢s fanfarria, se esconde un negocio fagocitador que ni siente ni padece, al que solo le duelen los contratos, los balances de explotaci¨®n y los compromisos empresariales. Aquel f¨²tbol de los cuentos de Fontanarrosa ya no existe, se nos escap¨® de entre lo dedos hasta convertirse en un triste manual de pol¨ªticas neocom.
Nos quitaron al viejo Casale de los renglones, o a Wilmar Everton Carda?a, y lo llenaron todo de grafismos y ecuaciones, que es la literatura de los necios. Solo ellos podr¨ªan pensar en reactivar el f¨²tbol cuando Europa se debate entre la incertidumbre y la desesperaci¨®n. Porque, adem¨¢s, noticias como el ERTE planteado por el Bar?a a sus empleados deber¨ªan bastarnos para comprender cu¨¢n sobredimensionado tenemos al f¨²tbol, donde no es oro todo lo que reluce ni falta que le hace: siempre existe una salida beneficiosa para ¨¦l, a poco que sepa d¨®nde buscar.
En realidad, todo lo dicho anteriormente no vale de nada porque el f¨²tbol es mucho m¨¢s que unos cuantos ejecutivos vanidosos y voraces, incapaces de liderar al conjunto humano que representan como se merece. Lo hemos visto estos d¨ªas, con ejemplos de todo tipo, y lo seguiremos viendo en el futuro porque el f¨²tbol sigue teniendo m¨¢s coraz¨®n que colmillo, por mucho que lo fuercen a sonre¨ªr constantemente. Todos queremos que vuelva lo antes posible, comenzando por sus principales protagonistas, pero no es algo que deseemos a cualquier precio ni, por supuesto, de cualquier manera.
No es cierto que algo sea siempre mejor que nada y, bajo circunstancias como las actuales, la nada empieza a parecer lo mejor de todo. Y es que el amor ciego no es amor de verdad, tan solo un defecto en la vista.