Un Tour de tres velocidades
Los equipos de Roglic y Bernal marcar¨¢n el ritmo de un pelot¨®n m¨¢s estratificado que nunca por los efectos de la pandemia, y con pocas esperanzas espa?olas
En la pantalla de plasma los ciclistas del Tour son fantasmas en Niza, algunos enmascarados, casi irreconocibles, encerrados en su burbuja pero dispuestos a recorrer el mundo, o Francia, al menos, y cuesta hasta trabajo pensar que puedan hasta tener sentimientos o sufrir o gritar o llorar. Y no habr¨¢ aficionados ni en las salidas ni en las llegadas que con sus aplausos, jolgorio, petici¨®n de selfies o de aut¨®grafos, les hagan sentir que forman parte de la vida, que los desabandonen par...
En la pantalla de plasma los ciclistas del Tour son fantasmas en Niza, algunos enmascarados, casi irreconocibles, encerrados en su burbuja pero dispuestos a recorrer el mundo, o Francia, al menos, y cuesta hasta trabajo pensar que puedan hasta tener sentimientos o sufrir o gritar o llorar. Y no habr¨¢ aficionados ni en las salidas ni en las llegadas que con sus aplausos, jolgorio, petici¨®n de selfies o de aut¨®grafos, les hagan sentir que forman parte de la vida, que los desabandonen para dejar de sentirse fuentes sedientas de labios.
Un mundo se va, quiz¨¢s para siempre, y el que viene asusta; el ciclismo que viene, de j¨®venes feroces que hacen sentir a los viejos que quiz¨¢s era una milonga eso que tanto alababan sus padres y sus directores de que hay que tener paciencia, de que la madurez va unida a la victoria y ¨¦sta a la veteran¨ªa, y a?oran los tiempos en que la gozaban arriesg¨¢ndose a meter la pata, a equivocarse, pues solo del riesgo, entend¨ªan de j¨®venes, nace la grandeza.
As¨ª ha nacido el ciclismo del Covid, el de Remco rompiendo todos los pelotones y, a la misma velocidad, cay¨¦ndose por un puente; el de Van Aert, el s¨ªmbolo m¨¢s atractivo del Jumbo del tremendo Roglic; el ciclismo que ya no ofrece un hueco a Froome y Thomas, dos ganadores de Tour de la d¨¦cada ¨²ltima y ya, aparentemente, lejan¨ªsima; el ciclismo de tres velocidades ¡ªlos que marcan el ritmo, los que aguantan, los que aguantan hasta que dejan de aguantar¡ª que entrar¨¢ en conflicto tres semanas en septiembre por Alpes, C¨¦vennes, Pirineos, Macizo Central, Jura y Vosgos, las monta?as y las monta?itas que la literatura ha querido que simbolicen Francia, como las casas de piedra en la Provenza o las gargantas de los r¨ªos viejos.
?Un ciclismo de tres velocidades, es as¨ª?, le preguntan a Enric Mas, de 25 a?os, el joven l¨ªder del Movistar de toda la vida, y ¨¦l responde que s¨ª, que as¨ª est¨¢ la cosa, y que ¨¦l ha estado este agosto en la tercera velocidad, pero que ha trabajado much¨ªsimo y que algo de ese trabajo saldr¨¢ en el Tour, que quiz¨¢s podr¨¢ acabar entre los 15 o incluso entre los 10 primeros, donde estar¨¢n los de la segunda velocidad.
Es un rayo de sinceridad en el equipo de Alejandro Valverde, el m¨¢s viejo del Tour, 40 a?os, con ya dos de ventaja sobre el segundo, quien a?ade que a lo mejor se sorprenden a s¨ª mismos y acaban en la general m¨¢s cerca a¨²n. ¡°Estar¨¢n mejor que en agosto¡±, promete Eusebio Unzue, el director, que, de repente, en apenas unos meses, ha pasado de guiar a una especie de Real Madrid del ciclismo (en el ¨²ltimo Tour ten¨ªa a Nairo, ganador de Giro y Vuelta, podio tres veces en la grande boucle y l¨ªder del Arkea en 2020 y a Landa, la esperanza, ahora en el Bahr¨¦in; y ten¨ªa en el equipo a Carapaz, ganador del Giro, y a gregarios gigantescos como Amador, y ambos est¨¢n ahora de ayudantes de Egan) a llevar a una especie de Osasuna, de j¨®venes crecederos, y sigue creyendo en las virtudes de la paciencia. ¡°Y espero que esa mejora ser¨¢ suficiente para estar entre los mejores. Y tanto Mas como Marc Soler estar¨¢n luchando por esta carrera antes que despu¨¦s¡±.
Los ciclistas en su doble burbuja, la que todos los deportistas de elite crean a su alrededor, su propio mundo, su foco y su concentraci¨®n, sus miedos, y la que la protecci¨®n sanitaria exige, y nadie puede ponerse en su cabeza y pensar qu¨¦ pueden estar pensando, est¨¢n alejados de todo, hasta de la realidad, como Mikel Landa, que dice que llega para ganar, o, por lo menos, para estar en el podio; o como Egan, el ganador saliente, a quien le gusta el sonido de su nombre, Igan, cuando lo pronuncian los ingleses, y que sigue afirmando que puede que el esqueleto y la m¨¦dula espinal de su equipo, el Ineos Grenadiers (y lo dicen as¨ª, los granaderos del Ineos, como podr¨ªan decir los granaderos de la reina, aunque el apellido que se han buscado es el nombre de un modelo tipo Land Rover que fabrica su due?o, y no el de unos soldados especialistas), sea hispano o latino pero que el equipo sigue siendo ingl¨¦s, ese orgullo. Y que sin ingleses seguir¨¢ igual de fuerte, aunque, claro, con otro estilo, pues Carapaz, a su lado, ojos de jugador de p¨®ker sobre la m¨¢scara que oculta su boca, estar¨¢ con ¨¦l, con el bolsillo repleto de granadas para desestabilizar. Y no muy lejos, su ruso-italiano-franc¨¦s-pirenaico, Pavel Sivakov, debutante como Carapaz, demoledor en monta?a y de brillante porvenir. Porque antes, explica, como Thomas y Froome son contrarrelojistas, justo estabilidad es lo que necesitaban. ¡°Egan es ya el l¨ªder ¨²nico¡±, dice Dave Brailsford, gal¨¦s, el director del equipo y gestor de la revoluci¨®n andina. ¡°Merece serlo. Todo el equipo estar¨¢ al 100% con ¨¦l¡±.
Landa, a los 30 a?os, llega al Tour por fin como l¨ªder ¨²nico de un equipo y una capacidad de destacar apenas puesta a prueba. ¡°Llego con m¨¢s confianza que nunca porque creen en m¨ª, porque tengo todo el equipo detr¨¢s de m¨ª¡±, dice el ciclista alav¨¦s, que est¨¢ feliz con la sociedad estratificada del Tour, con una primera velocidad que mande y ¨¦l en la segunda, a rueda, tranquilo, sin ¨¢nimo subversivo apenas ante el orden establecido. ¡°As¨ª se va mucho m¨¢s c¨®modo, con el Ineos y el Jumbo delante y haciendo la selecci¨®n, y con la responsabilidad de mantener el orden. La selecci¨®n la har¨¢n ellos y se trata de estar all¨ª. Y es normal que yo no est¨¦ entre los favoritos. Otros se lo merecen m¨¢s¡±.
Una docena de destacados
Unzue calcula que en esa zona de aguante, resistiendo a Jumbos fabulosos ¡ªno solo Roglic o Dumoulin o Van Aert, tambi¨¦n Gesink, Bennett, Kuss y hasta Tony Martin se mueven por el primer nivel¡ª y a Ineos explosivos habr¨¢ hasta una docena de corredores, y que espera que est¨¦ alguno de los suyos, pero que ser¨¢n muchos de todas maneras, y de varias generaciones: j¨®venes como Pogacar, Dani Mart¨ªnez o Higuita; de generaci¨®n intermedia como Guillaume Martin, Superm¨¢n L¨®pez con su guardia cerrada hispano-colombiana (Tejada, los Izagirre, Fraile, Luisle), o Buchmann, o m¨¢s expertos, como Pinot, Bardet, Alaphilippe, Adam Yates y Nairo.
Valverde, que lo ha visto todo en el ciclismo, habla de que el regreso se ha vivido con una tensi¨®n que no conoc¨ªa, que en las carreras que ha disputado era como si todos se jugaran la vida con cada pedalada, y Rigo Ur¨¢n, el p¨¢ter amat¨ªsimo de la ¨²ltima generaci¨®n colombiana, y de sus polluelos en el EF Mart¨ªnez e Higuita, a los que cuenta chistes y destensa, le da la raz¨®n, y repite lo que todos sienten, que se corre como si cada etapa fuera la ¨²ltima, la ¨²nica.
Brailsford, que no se olvida de recordar en todas las ruedas de prensa que como ¨¦l y su equipo, nadie, que ha ganado siete de los ¨²ltimos ocho Tours y con cuatro corredores diferentes, Wiggins, Froome, Thomas y Bernal, en los tiempos en los que para llegar de amarillo a Par¨ªs bastaba con ser el mejor del Sky-Ineos, asiente y sentencia: ¡°No sabemos si llegaremos a Par¨ªs este a?o, nadie lo sabe¡±. Y los ciclistas se suben m¨¢s la m¨¢scara a¨²n, hasta los ojos, y ya cuesta adivinar de cu¨¢ntas cosas quieren protegerse. Como todos.
Mucha monta?a, ya desde el domingo, y una sola contrarreloj
¡±Qu¨¦ bien que haya monta?a tan pronto¡±, sentencia Eusebio Unzue, el director del Movistar, que teme como al demonio las primeras semanas de todos los Tours dedicadas a peleas por el llano, a sprints pavorosos, a ca¨ªdas inevitables. ¡°Ya se crear¨¢n diferencias importantes y cada uno ya sabr¨¢ en qu¨¦ parte del pelot¨®n le corresponde estar¡±. Habla de la etapa del domingo, la segunda etapa, de Niza a Niza again, como el s¨¢bado, pero con dos primeras y un segunda, algo inaudito en la liturgia de los Tours, algo as¨ª como empezar la misa por la consagraci¨®n. Y para continuar con la ruptura ya en la cuarta etapa habr¨¢ final alpino, con el regreso despu¨¦s de 31 a?os al Orci¨¨res-Merlette que en el 71 tan caro la fue a Oca?a y a todos los espa?oles, y tan malo para Merckx. Y en la sexta, nuevo final en alto, en el Mont Aigoual de las C¨¦vennes al que peregrinan todos los cicloturistas que adoran El ciclista el hermoso libro de Tim Krabb¨¦, y los que lloran a Roger Rivi¨¨re, ca¨ªdo y paralizado en el vecino Perjuret. Los Pirineos llegan dos d¨ªas despu¨¦s, el segundo s¨¢bado de Tour y tras un retorno al Macizo Central del Puy Mary en la 13? etapa, la ¨²ltima semana se dedica al Jura del Grand Colombier y a los Alpes del Norte, de M¨¦ribel, el col de Loze y el Plateu de Gli¨¨res. ¡°Y es curioso¡±, analiza el director del Movistar. ¡°Pero pese a que solo habr¨¢ una contrarreloj yo creo que el Tour se decidir¨¢ all¨ª, porque preveo mucha igualdad en la monta?a entre los mejores, ca¨ªdas y desastres aparte¡±.
Se refiere Unzue a los 36,2 kil¨®metros de los Vosgos entre Lure y la Planche des Belles Filles, 30 kil¨®metros llanos, incluido el paso por M¨¦lisey, el pueblo de Pinot, que all¨ª cr¨ªa corderos, y seis de brutal subida. El d¨ªa D, claro.