Denunciado por eludir el peligro en el Everest
La demanda de un cliente a su gu¨ªa por no llevarle por una zona de riesgo es un caso in¨¦dito en el alpinismo
?ltimamente nada parece normal cuando se habla del Everest. Si los efectos de la pandemia han cerrado este 2020 el camino al techo del planeta, evitando nuevos dramas y aglomeraciones, el oto?o de 2019 se cerr¨® con una noticia que ha causado perplejidad y desaz¨®n. Un cliente, director general de una empresa de Silicon Valley, ha demandado a su gu¨ªa por incumplimiento de contrato y fraude. En concreto, el demandante, Zac Bookman, reclama una compensaci¨®n de 100.000 d¨®lares (85.000 euros) al gu¨ªa, estadounidense como ¨¦l, Garrett Madison. De prosperar el pleito, y si un juez fallase a favor del d...
?ltimamente nada parece normal cuando se habla del Everest. Si los efectos de la pandemia han cerrado este 2020 el camino al techo del planeta, evitando nuevos dramas y aglomeraciones, el oto?o de 2019 se cerr¨® con una noticia que ha causado perplejidad y desaz¨®n. Un cliente, director general de una empresa de Silicon Valley, ha demandado a su gu¨ªa por incumplimiento de contrato y fraude. En concreto, el demandante, Zac Bookman, reclama una compensaci¨®n de 100.000 d¨®lares (85.000 euros) al gu¨ªa, estadounidense como ¨¦l, Garrett Madison. De prosperar el pleito, y si un juez fallase a favor del demandante, la vida de los gu¨ªas y la interpretaci¨®n de su trabajo conocer¨ªa un peligroso antes y despu¨¦s.
Todo empez¨® a mediados de septiembre del a?o pasado, poco despu¨¦s de que el gu¨ªa y sus cuatro clientes alcanzasen el campo base en el lado sur de la monta?a, en Nepal. La ruta m¨¢s cl¨¢sica y sencilla de la monta?a suele afrontarse preferentemente en primavera, cuando mejores condiciones presenta la ruta. En cambio, el oto?o, tras las nevadas del monz¨®n, es una ¨¦poca m¨¢s peligrosa en raz¨®n del riesgo de aludes que puede presentar la monta?a, pero la escasa presencia de monta?eros en el campo base garantiza al menos que no se den atascos tr¨¢gicos camino de la cima. De hecho, en esta ocasi¨®n solo figuraba en la plaza el equipo del gu¨ªa Garrett Madison y dos grupos polacos. Pero las condiciones dejaban mucho que desear: calor, acumulaci¨®n excesiva de nieve y, sobre todo, la amenaza de una gigantesca masa de hielo colgante (llamado serac) que pod¨ªa desprenderse y barrer la cascada del Khumbu, el peligroso tramo que da acceso al campo uno.
Madison ya conoc¨ªa de antemano los efectos desastrosos que pod¨ªa causar un fen¨®meno de estas caracter¨ªsticas: en abril de 2014, la ca¨ªda de un serac m¨¢s peque?o que el que ahora pend¨ªa como una espada de Damocles seg¨® la vida de 16 trabajadores sherpas. El propio Madison pas¨® dos d¨ªas buscando los cuerpos sin vida y declar¨® a la revista Outside que no estaba dispuesto a pasar de nuevo por el mismo trance.
Todos los que estuvieron en esa fecha en el campo base acreditan la extrema peligrosidad del serac colgante.
Al margen del objetivo de alcanzar la cima, la expedici¨®n pretend¨ªa testar prendas de una conocida marca de ropa de monta?a, la misma que patrocina a Madison. El propio presidente de la firma, Joe Vernachio, y otro de sus alpinistas patrocinados, Tim Emmett, figuraban entre los clientes del gu¨ªa. El ahora demandante y otro cliente cerraban el grupo. Tan pronto como supieron de la existencia de la amenaza, Vernachio y Emmett decidieron hacer las maletas aconsejados por su gu¨ªa, quien desde 2009 ha colocado a 60 clientes en el techo del planeta. ¡°Escogimos la seguridad frente al ego¡±, resumi¨® para Outside Vernachio.
Aqu¨ª empezaron, sin embargo, los problemas para el gu¨ªa, y esto pese a que lejos de cancelar la expedici¨®n se ofreci¨® a seguir adelante con sus dos clientes restantes con la esperanza de que el serac cayese en breve y despejase el camino. Cinco d¨ªas despu¨¦s, Bookman perdi¨® la paciencia y exigi¨® a su gu¨ªa un intento de ir a la cima o, en su defecto, que le devolviese parte de los 69.500 d¨®lares (59.000 euros) que hab¨ªa pagado por sus servicios. Posibilidad que este declin¨® en virtud del contrato firmado en el que se especifica que la suma aportada no garantiza pisar la cima del Everest. Bookman insinu¨® que las reservas de su gu¨ªa ten¨ªan menos que ver con la amenaza del serac que con la incapacidad de los sherpas contratados por Madison para equipar la cascada del Khumbu as¨ª como con la renuncia de Emmett y Vernachio. Se sent¨ªa enga?ado. Fue entonces cuando decidi¨® denunciarlo.
V¨ªctor Ruiz de Erentxun, abogado, m¨¢ster en Derecho en monta?a y profesor en la formaci¨®n de gu¨ªas de Kirolene, en el Pa¨ªs Vasco, aclara que ¡°cualquiera puede demandar a cualquiera, por la causa que sea¡±. ¡°No obstante, las leyes anglosajonas y su interpretaci¨®n difieren bastante de las espa?olas o francesas, y all¨ª a veces la palabra dada sirve para validar un acuerdo. No parece que el caso del cliente y su gu¨ªa en el Everest vaya a prosperar, pero de ser as¨ª claro que podr¨ªa darse un caso igual en Espa?a, aunque no es f¨¢cil. A mis alumnos les recomiendo que sus clientes, especialmente en actividades de riesgo, firmen las cl¨¢usulas de su contrato donde se especifican las razones para abortar una salida y la compensaci¨®n econ¨®mica o la ausencia de ella en dicho caso¡±, a?ade.
Ra¨²l Lora, presidente de la Asociaci¨®n Espa?ola de Gu¨ªas de Monta?a, no tiene constancia de que un cliente haya demandado nunca a su gu¨ªa en Espa?a: ¡°S¨ª que es cierto, que casi todos los gu¨ªas hemos vivido momentos tensos cuando hay que anular una ascensi¨®n, ya sea por peligrosa, por mal tiempo o por incapacidad f¨ªsica del cliente, pero entonces nos remitimos a lo firmado, y aqu¨ª cada gu¨ªa decide los t¨¦rminos del contrato que extiende a sus clientes y debe cumplirlos¡±.
En este sentido, Ruiz de Erentxun observa que ¡°a veces, el gu¨ªa decide dar media vuelta por la peligrosidad del terreno, por mal tiempo o porque el cliente no est¨¢ f¨ªsica o t¨¦cnicamente a la altura, pero si el cliente puede demostrar que estaba en forma, que tiene un curr¨ªculo previo de ascensiones, que el tiempo era bueno y que otros grupos alcanzaron el objetivo, puede que un juez falle a su favor y el gu¨ªa deba compensarle econ¨®micamente. Esto no significa que el caso cree jurisprudencia: un juez de otra provincia podr¨ªa fallar en contra del demandante. La realidad es que hace 100 a?os nadie iba a la monta?a por afici¨®n, y en Espa?a hace 30 a?os nadie pagaba por ir a la monta?a, as¨ª que a efectos legales es una profesi¨®n muy nueva con muchos vac¨ªos¡±.
De seguir adelante la denuncia contra el gu¨ªa estadounidense y de resolverse en contra del demandado, circunstancia extra?¨ªsima, Ra¨²l Lora considera que los gu¨ªas de monta?a ¡°tendr¨ªan muy complicado tomar las decisiones adecuadas" cuando saben que pueden denunciarles¡". Cabe preguntarse qu¨¦ pesar¨ªa m¨¢s en su buen juicio, si el miedo a un accidente o el miedo a ser denunciado. Un gu¨ªa de monta?a no puede garantizar la seguridad de sus clientes: se le paga en cambio para que gestione el riesgo inherente a su actividad, para que tome decisiones complejas, t¨¦cnicas y humanas en un medio peligroso. De sus decisiones depende su vida y la de sus clientes y en ning¨²n caso deber¨ªan estas estar condicionadas por otros factores que no fuesen su experiencia o su evaluaci¨®n de las circunstancias generales. ¡°Aunque pagues un mont¨®n de dinero, el camino a una cima no puede comprarse¡±, reflexion¨® el alpinista Tim Emmett en alusi¨®n a los que no aceptan un no por respuesta.