¡°Utilizaban mi nombre para atacar a Cruyff¡±
Lucendo recuerda su sorprendente paso por el Bar?a previo al ¡®Dream Team¡¯
La 89-90 era la segunda temporada de Johan Cruyff como entrenador cul¨¦ y la afici¨®n estaba mosca con ¨¦l. La primera la salv¨® ganando la Recopa, pero de ¨¦l se esperaba la Liga, que el club solo hab¨ªa ganado dos veces en los ¨²ltimos 20 a?os. Y se le reprochaban extravagancias, como poner a Lineker de extremo, emperrarse en traer a Romerito para jugar contra el Madrid, o darle en Santander la capitan¨ªa a Aloisio, casi un reci¨¦n llegado. ...
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La 89-90 era la segunda temporada de Johan Cruyff como entrenador cul¨¦ y la afici¨®n estaba mosca con ¨¦l. La primera la salv¨® ganando la Recopa, pero de ¨¦l se esperaba la Liga, que el club solo hab¨ªa ganado dos veces en los ¨²ltimos 20 a?os. Y se le reprochaban extravagancias, como poner a Lineker de extremo, emperrarse en traer a Romerito para jugar contra el Madrid, o darle en Santander la capitan¨ªa a Aloisio, casi un reci¨¦n llegado. Cruyffadas, se dec¨ªa, y cada vez se aguantaban peor. Encima, la pretemporada de ese 89-90 fue mediocre. El Bar?a qued¨® tercero en el Gamper.
Para dos amistosos menores en Figueres y en Palam¨®s, Cruyff pidi¨® alg¨²n refuerzo del Barcelona Atl¨¦tico, pero el filial ten¨ªa compromiso esos d¨ªas. Rexach le sugiri¨® tirar de Lucendo, jugador de banda izquierda que hab¨ªa tenido en el juvenil y ahora estaba en el C. Nacido en Pedro Mu?oz (Ciudad Real), lleg¨® a Cornell¨¤ con un a?o y hab¨ªa recorrido con ¨¦xito la escala en la cantera. En esos momentos hac¨ªa la mili en el cuartel del Bruc, en Pedralbes, lo que le limitaba para entrenar, de ah¨ª que no hubiera saltado a¨²n al Barcelona Atl¨¦tico.
Jug¨® los dos partidos y, aunque ambos se perdieron, agrad¨® a Cruyff, que decidi¨® llevarle al estreno de Liga, en Valladolid. Cuando el chico pidi¨® permiso en el cuartel, el capit¨¢n le dijo que no, que ir a Valladolid era cambiar de regi¨®n militar y eso solo lo pod¨ªa autorizar el coronel. Cruyff y Rexach fueron en persona al cuartel, con el consiguiente revuelo, a hablar con el coronel, que firm¨® el permiso tras darse el gustazo de charlar con ellos.
La inclusi¨®n en la lista del desconocido Lucendo sorprendi¨®, pero la atenci¨®n se fijaba en Koeman y Laudrup, que iban a hacer su debut oficial en ese mismo partido. Lucendo busc¨® en el viaje la compa?¨ªa de otro meritorio, Geli (hoy presidente del Girona), con el que comparti¨® habitaci¨®n. La presencia de ambos se interpret¨® como un toque de Cruyff a veteranos acomodados.
La gran sorpresa fue que entr¨® en el equipo titular. Cuando lo anunci¨® en la charla del mediod¨ªa, Lucendo se sobresalt¨®. Incluso, pregunt¨® a Geli, que estaba a su lado: ¡°?Ha dicho Lucendo?¡±
S¨ª, hab¨ªa dicho Lucendo. La alineaci¨®n fue: Zubizarreta; Serna, Aloisio, Julio Alberto; Roberto, Koeman, Milla, Lucendo; Julio Salinas, Laudrup y Begiristain. Fue la bomba de la tarde.
El Bar?a dio el petardazo y el Valladolid gan¨® 2-0. ?l no estuvo mejor ni peor que el equipo y fue sustituido por Miquel Soler en el 57, con 1-0 en contra.
¡°Sal¨ª con la idea de jugar simple. De un debutante no se esperan chilenas ni t¨²neles, sino que no la pierda, y eso es lo que yo hice; corr¨ª, entregu¨¦ sencillo¡ Estuve aseado¡±, recordaba.
Cruyff defendi¨® su decisi¨®n y el juego del chaval, pero aquello qued¨® como nueva prueba de cargo en manos de sus enemigos. El apellido Lucendo, sonoro e inusual, estaba en todas las bocas.
Se qued¨® en la primera plantilla, sin jugar ni un minuto m¨¢s, hasta una lesi¨®n de abductor que ¨¦l a¨²n relaciona con los nervios de esos d¨ªas: ¡°Se utilizaba mi nombre para atacar a Cruyff. Sal¨ªa hasta en las etiquetas de la mermelada. No era agradable¡±.
Curado, baj¨® de nuevo al C. La marcha del Bar?a en la Liga era mala y ¨¦l arrastr¨® el maleficio: ¡°En cada campo hab¨ªa rechifla. Pienso que por eso no sub¨ª al Barcelona Atl¨¦tico. Mi presencia se convirti¨® en algo inc¨®modo¡±.
Para la 90-91 le cedieron a la Balomp¨¦dica Linense, en Segunda B. El L¨¦rida, que estaba en Segunda y ese a?o subir¨ªa, le pidi¨®, pero el Bar?a quiso mandarle m¨¢s lejos. Ese a?o, Cruyff dio con la tecla y cre¨® su dream team. Mientras, a Lucendo le iba bien en la Balona hasta una lesi¨®n de menisco en abril de la que se oper¨® en Barcelona. Y en la 91-92, nueva cesi¨®n, al Andorra, en Segunda B.
En el Principado encontr¨® su sitio, con una breve salida al Cartagena. Cuando en 1996 se cre¨® la selecci¨®n de Andorra, fue el capit¨¢n en el estreno. Se qued¨® all¨ª para los restos. Fund¨® familia, es gestor comercial de la Damm, pertenece al cuadro t¨¦cnico de la Federaci¨®n y a sus 50 a?os no echa en falta nada. ¡°Disfrut¨¦ del f¨²tbol y disfruto mi vida hoy. No me paro a pensar si las cosas pudieron haber ido de otra manera y le estoy agradecido a Cruyff; por ¨¦l jugu¨¦, aunque fuera un d¨ªa, en el Bar?a. Le vi la ¨²ltima vez no mucho antes de su muerte, jugando juntos un partido de veteranos del Bar?a. Hablamos de aquello con humor. Hoy lo considero una ventaja. Mi apellido son¨® tanto que a¨²n me abre puertas¡±, rememora ahora sobre aquellos d¨ªas.