Un comod¨ªn para Saras Jasikevicius
El t¨ªtulo da licencia para so?ar a un Bar?a que mostr¨® hasta d¨®nde puede llegar
La Copa refrend¨® en Madrid su talante de simposio emocional del baloncesto, un torneo en que el estado de ¨¢nimo de cada equipo se convierte, por el formato y la instantaneidad, en un factor, si cabe, m¨¢s importante de lo acostumbrado. As¨ª lo dejaron patente el Bar?a y el Real Madrid.
La sensaci¨®n de desamparo del equipo de Laso en el vac¨ªo WiZink Center fue directamente proporcional a la voracidad con que el Bar?a atac¨® el duelo. El inesperado desequilibrio que ...
La Copa refrend¨® en Madrid su talante de simposio emocional del baloncesto, un torneo en que el estado de ¨¢nimo de cada equipo se convierte, por el formato y la instantaneidad, en un factor, si cabe, m¨¢s importante de lo acostumbrado. As¨ª lo dejaron patente el Bar?a y el Real Madrid.
La sensaci¨®n de desamparo del equipo de Laso en el vac¨ªo WiZink Center fue directamente proporcional a la voracidad con que el Bar?a atac¨® el duelo. El inesperado desequilibrio que Mirotic y la defensa del Bar?a impusieron para decantar el juego desde los primeros compases, dej¨® clavados a Laso y su tropa. El entrenador vitoriano apost¨® por Thompkins y el estadounidense no fue capaz de fijar a su compatriota Davies. El ritmo de juego, dominado por los azulgrana, m¨¢s verticales, armoniosos y certeros, tampoco favoreci¨® al p¨ªvot del Madrid ni a sus compa?eros.
Los problemas f¨ªsicos de Mirotic le restaron protagonismo, pero cuando tuvo que ser tratado en el vestuario antes del descanso, gran parte de la tarea estaba hecha. El montenegrino sab¨ªa ya que no se le iba a escapar su primer t¨ªtulo de azulgrana, su primera final ganada ante el que fue su equipo hasta 2014. Los recursos del Bar?a afloraron. Higgins y Abrines rozaron la perfecci¨®n durante todo el fin de semana. El alero estadounidense rememora a veces la majestuosidad en el juego de su padrino, un tal Michael Jordan. Sus tres partidos en Madrid, y especialmente la final, han puesto de relieve su calidad y han justificado el cach¨¦ de figura con el que fue fichado en 2019, procedente del CSKA, y el premio al MVP del torneo. Y el alero mallorqu¨ªn imparti¨® un curso de lo que significa ser un tirador y a la vez un jugador supeditado a las necesidades del grupo. Meti¨® todos los triples que lanz¨®, ante el rival que fuera, ocho en total. Pero lejos de atracarse de bal¨®n, s¨®lo tir¨® cuando el juego y su posici¨®n lo requer¨ªan. Con el viento de cara, se explayaron tambi¨¦n jugadores m¨¢s sobrios como el let¨®n Smits.
La capacidad de reacci¨®n del Real Madrid en la segunda parte le honra y le dio a la final el inter¨¦s de ver hasta d¨®nde era capaz de llegar. El partido lo ten¨ªa casi perdido desde antes del descanso, cuando perd¨ªa por 24 puntos. Destacaron sus jugadores m¨¢s j¨®venes, su futuro, Abalde, Aloc¨¦n y Garuba. Aunque fue cuando Llull y Tavares entraron en ritmo en el tercer cuarto cuando el Madrid rebaj¨® m¨¢s su desventaja. El d¨¦ficit del equipo en el rebote y los 11 triples que fallaron entre Llull y Carroll le restaron muchas posibilidades.
Se ech¨® much¨ªsimo de menos la pasi¨®n y la presi¨®n que generaba el tradicional revoltijo copero de las aficiones en la grada del WiZink. Aun as¨ª, no le falt¨® atractivo al cl¨¢sico ni intensidad a varios de los partidos que lo propiciaron, especialmente los que Brizuela y el Unicaja, ante el Bar?a, y el Tenerife, ante el Madrid, estuvieron a punto de acabar con el largo tiempo de duopolio.
Jasikevicius ya tiene su primer trofeo como entrenador del Bar?a. La Copa es el comod¨ªn que da licencia para completar el a?o so?ado por un equipo que dej¨® muy claro hasta d¨®nde puede llegar.