La par¨¢lisis del Bar?a
Los gestos delatan el mal momento de un equipo resignado y pendiente del voluble Laporta
A falta de goles y de f¨²tbol, los partidos del Barcelona se explican por los gestos de sus protagonistas, muy ilustrativos ante el Atl¨¦tico.
El encuentro comenz¨® con una declaraci¨®n asombrosa de Rafael Yuste. ¡°Nunca nos hemos planteado destituir al entrenador¡±, afirm¨® el vicepresidente para reforzar el anuncio previo del presidente Joan Laporta: ¡°Koe...
A falta de goles y de f¨²tbol, los partidos del Barcelona se explican por los gestos de sus protagonistas, muy ilustrativos ante el Atl¨¦tico.
El encuentro comenz¨® con una declaraci¨®n asombrosa de Rafael Yuste. ¡°Nunca nos hemos planteado destituir al entrenador¡±, afirm¨® el vicepresidente para reforzar el anuncio previo del presidente Joan Laporta: ¡°Koeman seguir¨¢, merece un margen de confianza¡±. La directiva se desdec¨ªa el s¨¢bado de los anuncios del jueves, cuando apostaba por el cambio de t¨¦cnico, y el entrenador aceptaba la marcha atr¨¢s de la junta despu¨¦s de que el viernes oficiara su adi¨®s con un recuerdo a la despedida de Louis Van Gaal.
A los 25 minutos de partido, los aspavientos de Koeman en la cabina desde la que presenciaba el partido al lado de Jordi Cruyff, sancionado como estaba el preparador neerland¨¦s, se alternaban con la discusi¨®n que en la cancha manten¨ªan Busquets y Piqu¨¦ por el gol concedido a Lemar.
Y, acabada la contienda, Koeman se?alaba en la sala de prensa a Nico como responsable del 1-0 por perder la marca en el medio campo en una acci¨®n que le permiti¨® justificar por qu¨¦ usa a veces una defensa de tres centrales en un equipo habituado al 4-3-3.
No hay autocr¨ªtica ni se asumen responsabilidades en el Bar?a sino que unos y otros se pasan la pelota y coinciden en que la precariedad de la plantilla, la fragilidad del equipo y la cr¨ªtica situaci¨®n econ¨®mica del club impiden cualquier maniobra en el Camp Nou. El escenario demandar¨ªa la intervenci¨®n del presidente, y m¨¢s despu¨¦s de que al inicio del mandato anunciara que las derrotas tendr¨ªan consecuencias, pero Laporta posterga las decisiones deportivas, las que se suponen de su mayor incumbencia, y mantiene como paraguas a Koeman.
No es f¨¢cil dar con un entrenador en un momento de tanto apuro, ya iniciada la temporada y con un panorama tan desolador en el Camp Nou. Los m¨¢s interesantes tienen adem¨¢s contrato en vigor y el club no puede pagar m¨¢s de 3,9 millones si se atiende al fair play financiero de LaLiga. El finiquito de Koeman, por otra parte, es de 12 millones y todav¨ªa se debe dinero a Quique Seti¨¦n. ¡°Si no me quieres, arr¨¦glalo¡±, le espet¨® Koeman a Laporta en junio y, como el presidente no lo ha solucionado, el neerland¨¦s podr¨ªa seguir incluso en los tres partidos posteriores al par¨®n por las selecciones, todos en el Camp Nou: Valencia, Dinamo de Kiev y Madrid.
La presi¨®n sobre el t¨¦cnico es m¨¢xima a la espera de que se recuperen los lesionados Kun Ag¨¹ero y Demb¨¦l¨¦. El plantel est¨¢ descompensado, se discute el trabajo t¨¢ctico y la lectura de los partidos por parte del entrenador y se empieza a preguntar por su sinton¨ªa con la plantilla despu¨¦s de que a menudo salgan se?alados los capitanes: Busquets, Piqu¨¦, Sergi Roberto y Jordi Alba. Las actuaciones desequilibrantes de Rafa Silva en Lisboa y de Jo?o F¨¦lix en el Metropolitano delataron los torpes movimientos del equipo, su reincidencia en los errores individuales y la falta de soluciones colectivas, aspecto que compromete a los futbolistas y a Koeman.
No repliega bien el equipo, no tiene gol y es fr¨¢gil defensivamente, vencido a la primera contrariedad como se vio en el Metropolitano y en el Estadio da Luz. Aunque las deficiencias estructurales y los vicios del vestuario dif¨ªcilmente se arreglan con un cambio de entrenador, se necesita un punto de partida para remontar, sobre todo en la Liga de Campeones.
El desgaste aumenta a diario y puede alcanzar a una presidencia que el d¨ªa 17 afrontar¨¢ una asamblea de socios decisiva antes del partido contra el Valencia. El liderazgo de Laporta ha quedado comprometido por su discurso cambiante sobre Koeman y por la salida de Messi. Al igual que el entrenador, el presidente parece paralizado y resignado mientras Piqu¨¦ cerr¨® su intervenci¨®n en el Metropolitano diciendo: ¡°Podr¨ªamos estar tres horas jugando y no meter¨ªamos un gol (...). El tema est¨¢ complicado¡±.
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