El terror como v¨ªa de escape

El deporte es, en muchos casos, una v¨ªa de escape. Lo es desde la perspectiva del espectador que sigue el partido o la carrera en su asiento en el estadio, en la silla de un bar o en el sof¨¢ de su casa. Se evade durante un tiempo de la realidad y de las preocupaciones cotidianas. Pero lo es, sobre todo, desde la experiencia de aquellos que lo practican. Hacer ejercicio ¡ªel que sea¡ª tiene un punto de conexi¨®n y desconexi¨®n f¨ªsica y mental. En alg¨²n momento, el cuerpo y la mente se unen entre s¨ª y se desgajan de la realidad. Como si el cuerpo funcionara en otra dimensi¨®n. De repente, el pensamie...

El deporte es, en muchos casos, una v¨ªa de escape. Lo es desde la perspectiva del espectador que sigue el partido o la carrera en su asiento en el estadio, en la silla de un bar o en el sof¨¢ de su casa. Se evade durante un tiempo de la realidad y de las preocupaciones cotidianas. Pero lo es, sobre todo, desde la experiencia de aquellos que lo practican. Hacer ejercicio ¡ªel que sea¡ª tiene un punto de conexi¨®n y desconexi¨®n f¨ªsica y mental. En alg¨²n momento, el cuerpo y la mente se unen entre s¨ª y se desgajan de la realidad. Como si el cuerpo funcionara en otra dimensi¨®n. De repente, el pensamiento est¨¢ solo en la carrera, en el bal¨®n o en el pedal. Y en esos momentos la cabeza descansa. Porque no piensa en nada m¨¢s. Porque vuelve a un estado casi primigenio. Y sucede cuando los problemas son de un nivel ¡ªel del primer mundo, por ejemplo¡ª o de otro ¡ªel de los ambientes m¨¢s complicados¡ª. Y, si no sucede, algo ocupar¨¢ su lugar para ofrecer una v¨ªa de escape.

Los caballos de Dios (Alfaguara) es una novela escrita por el marroqu¨ª Mahi Binebine. Cuenta la historia de un grupo de j¨®venes que viven en una barriada de las afueras de Casablanca. Rodeados de miseria y dogmatismo religioso, su ¨²nica ilusi¨®n llega los domingos, cuando Las estrellas de Sidi Moumen ¡ªel equipo de f¨²tbol que han formado¡ª juega sus partidos. Lo hace en una parte de un vertedero que han habilitado como terreno de juego. Un campo embarrado, rodeado de basura, al que llegaban los olores de los porros y del pegamento para esnifar. Un escenario que compite en sordidez con el r¨ªo al que los chicos van a ba?arse, y al que asisten como afluentes las alcantarillas del barrio. Y una salida a todo ello ¡ªel yihadismo¡ª que promete un acceso directo al Para¨ªso y contra la que los breves momentos de desconexi¨®n a trav¨¦s del f¨²tbol poco pueden hacer.

Un libro realista, duro, que se basa en la historia real de los autores de los atentados de Casablanca en 2003, en los que murieron 45 personas, y que mezcla las ilusiones de la infancia con el terrorismo. Que retrata a los j¨®venes de Sidi Moumen a trav¨¦s de la conciencia de Yashin ¡ªque se cambi¨® el nombre en honor al m¨ªtico portero¡ª, de sus sentimientos, sus anhelos, sus miedos y la dura cotidianidad de su entorno, en el que la ¨²nica v¨ªa de escape que se les ofreci¨® fue la de inmolarse para expandir el terror.

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