El mismo truco 3.506 veces

En balonmano, los extremos expanden y contraen la cancha. Esperan su momento ¡ªes decir, el bal¨®n¡ª en las esquinas, en el l¨ªmite que marca la intersecci¨®n entre las rayas blancas de la l¨ªnea lateral y la de fondo. Cuando les llega, ganan algo de espacio hacia el interior de la cancha y enfocan la porter¨ªa con un vuelo diagonal. Ya no hay marcha atr¨¢s. En unas d¨¦cimas de segundo tendr¨¢n que decidir c¨®mo batir al portero rival. Podr¨¢ parecer que no hay hueco. Pero lo hay.

Esa era la sensaci¨®n que generaba el leon¨¦s Juan¨ªn Garc¨ªa cada vez que entraba en acci¨®n. Era como si hiciera un truco de magia. Recog¨ªa el bal¨®n y sal¨ªa hacia la porter¨ªa. Cuando estaba en el aire, el tiempo se deten¨ªa y suced¨ªa de nuevo. Como si ¨¦l estuviera jugando en dos tempos distintos. Como si viera cosas que los dem¨¢s ni intu¨ªan. Como si esa jugada ya la hubiera vivido antes. Giraba la mu?eca en un sentido y en el otro, soltaba la pelota, que parec¨ªa que se alejaba. Pero el bote correg¨ªa su direcci¨®n y la impulsaba a entrar lentamente en la porter¨ªa. La famosa rosca. En otras ocasiones, la mano hac¨ªa un sutil giro ¡ªsimilar al gesto de coger una manzana del ¨¢rbol¡ª y el esf¨¦rico, tras esquivar al portero, tomaba la misma direcci¨®n: la red. Ese mismo truco ¡ªen m¨²ltiples versiones¡ª lo practic¨® con ¨¦xito en al menos 3506 ocasiones ¡ª2.684 goles en la liga Asobal y 822 con la selecci¨®n espa?ola, cifras que nadie ha superado¡ª. En su palmar¨¦s, m¨¢s de una treintena de t¨ªtulos con el Ademar, el Barcelona y la selecci¨®n.

Juan¨ªn (Eolas & menoslobos) es el t¨ªtulo del libro escrito a cuatro manos por el propio jugador y el periodista David Rubio. Un extenso repaso a su trayectoria humana y profesional. Desde los inicios en el colegio, cuando llevaba botas ortop¨¦dicas y gomas para corregir la desviaci¨®n de la espalda, a su pol¨¦mica retirada, de la que cuenta que se enter¨® por la prensa ¡ª¡±no me retiro, me est¨¢is retirando¡±, les dijo a los directivos del Ademar¡ª. Un acercamiento a un mito de un balonmano que arranca con su partido de despedida. Con Juan¨ªn, el jugador que ha marcado miles de goles, temblando antes de un lanzamiento desde los siete metros. Y con Elvira, su primera entrenadora, bajando a la pista al final del partido y entreg¨¢ndole sus primeras fichas de jugador, que hab¨ªa guardado desde entonces. Entonces s¨ª, se dio cuenta de que hab¨ªa llegado el momento del adi¨®s. Esta vez era de verdad.

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