Madre e hija golean juntas
Marizza Far¨ªa, de 38 a?os, y Yeruti, de 16, comparten pista en un caso ¨²nico en el balonmano espa?ol de ¨¦lite
A Marizza Far¨ªa (Asunci¨®n, Paraguay; 38 a?os) se le escap¨® una sonrisa y tuvo que hacer un gran esfuerzo por no llorar en mitad de la pista. ¡°Me comport¨¦, eh¡±, advierte orgullosa. A la cancha acababa de saltar su hija Yeruti, de 16, para jugar junto a ella. ¡°Ni me enter¨¦ de que hab¨ªa calentado. Recuerdo que recuperamos el bal¨®n en defensa y fue entonces cuando vi que sal¨ªa. Uf, una sensaci¨®n dif¨ªcil de sobrellevar, nunca la hab¨ªa sentido¡±, suspira esta veterana jugadora del Club Balonmano La Calzada de Gij¨®n, tercer clasificado de la Liga.
Fue un instante fugaz, poco m¨¢s de un minuto en...
A Marizza Far¨ªa (Asunci¨®n, Paraguay; 38 a?os) se le escap¨® una sonrisa y tuvo que hacer un gran esfuerzo por no llorar en mitad de la pista. ¡°Me comport¨¦, eh¡±, advierte orgullosa. A la cancha acababa de saltar su hija Yeruti, de 16, para jugar junto a ella. ¡°Ni me enter¨¦ de que hab¨ªa calentado. Recuerdo que recuperamos el bal¨®n en defensa y fue entonces cuando vi que sal¨ªa. Uf, una sensaci¨®n dif¨ªcil de sobrellevar, nunca la hab¨ªa sentido¡±, suspira esta veterana jugadora del Club Balonmano La Calzada de Gij¨®n, tercer clasificado de la Liga.
Fue un instante fugaz, poco m¨¢s de un minuto en el que no pudieron dirigirse la palabra, solo mirarse y disimular la emoci¨®n, pero que las convirti¨® el pasado viernes contra el Morvedre (victoria por 31-17) en la primera madre e hija (o padre-hijo) de este deporte en Espa?a en compartir equipo y tiempo de juego en un partido oficial de ¨¦lite.
Yeruti, adem¨¢s, aprovech¨® bien el viaje: en la primera acci¨®n provoc¨® un penalti que ella misma transform¨® y en la segunda dio un pase de gol. ¡°Estaba tan nerviosa que ni me acuerdo de ese siete metros que meti¨®. Luego Cris [la entrenadora, Cristina Cabeza] me cambi¨®, y menos mal. Lo disfrut¨¦ mejor en el banquillo¡±, reconoce la madre. Los nervios en la adolescencia, sin embargo, se llevan de otra forma. ¡°A m¨ª se me olvid¨® todo cuando entr¨¦. Me lo tom¨¦ como si fuera un partido de juveniles. Disfrut¨¦ un mont¨®n¡±, cuenta Yeruti, nombre guaran¨ª que significa ¡°paloma¡± y se acent¨²a en la ¨²ltima s¨ªlaba, aunque sin tilde.
No obstante, la repercusi¨®n de este hito s¨ª las ha pillado a ambas por sorpresa. ¡°Yo lo ve¨ªa m¨¢s normal porque entrenamos juntas dos veces por semana e hice la pretemporada con el primer equipo, pero ahora me doy cuenta de que es algo hist¨®rico¡±, confiesa la hija. ¡°Hoy [por este martes] he visto que se estaba agobiando¡±, advierte la madre.
El caso es que esta reuni¨®n in¨¦dita fue un deseo que Marizza Far¨ªa expres¨® en voz alta hac¨ªa tres a?os, y durante este tiempo siempre ha habido gente que se lo ha recordado. Acababa de ganar la Copa de la Reina de 2018, Yeruti la hab¨ªa acompa?ado porque hab¨ªa ido a disputar tambi¨¦n la minicopa con el conjunto cadete y, en pleno subid¨®n por el t¨ªtulo, solt¨®: ¡°Ahora me queda jugar con mi hija¡±. La frase no se perdi¨® en el vac¨ªo de la memoria de quienes la escucharon ni del destino. ¡°La verdad es que lo ve¨ªa muy lejano. Tampoco lo he tenido como un objetivo. Simplemente, ha sucedido¡±, afirma al otro lado del ordenador, en conversaci¨®n telem¨¢tica, la primera l¨ªnea de La Calzada, que este diciembre disputar¨¢ en Espa?a su cuarto Mundial con la camiseta paraguaya. Y una vez conseguido el hito, el runr¨²n en la cabeza de la madre es que la hija no se desconecte por el torbellino de esta emoci¨®n. ¡°Ya le digo que no se quede solo con esto, que siga trabajando para tener m¨¢s oportunidades. La temporada es muy larga¡±, apunta Marizza.
La coincidencia hist¨®rica de este viernes fue retransmitida a toda Espa?a por Teledeporte, pero su convivencia en los entrenamientos es frecuente. Lo hacen cada lunes y martes. ¡°Intento ayudarla sin estar encima de ella. Les pido a las compa?eras que le comenten cosas. No quiero estar en plan mam¨¢¡±, se?ala Marizza, que tambi¨¦n dirigi¨® a Tuti (el apodo familiar) en cadete e infantil. El balonmano absorbe sus vidas y en su casa de Gij¨®n hay que poner normas. Hasta el d¨ªa siguiente, no se habla de los partidos. Aunque entonces surgen algunos roces.
¡°Yeruti me dice las cosas que hago mal en la pista y lo acepto. Pero ella, al rev¨¦s, no se lo toma bien¡±, afirma resignada la madre mientras la hija se r¨ªe, la coge del brazo y asiente. ¡°Somos polos opuestos¡±, media Tuti, estudiante de Primero de Bachillerato. ¡°Mi madre es un angelito, un pan ca¨ªdo del cielo. Yo tambi¨¦n, pero tengo mi car¨¢cter. Al principio, no quer¨ªa quedarme con el balonmano porque me comparaban con ella y no me gustan las comparaciones. Tambi¨¦n practicaba tenis y danza. Todo a la vez. Hasta que me di cuenta, al llegar a Gij¨®n, de que el balonmano me gustaba de verdad. Y despu¨¦s del viernes, ha dejado huella. Espero que se repita¡±. En sus primeros pasos literales por la vida, siendo un beb¨¦, su madre la llevaba a los pabellones y era Jos¨¦ Ignacio Prades, actual seleccionador y entonces t¨¦cnico de su madre, el que la pon¨ªa a veces a dibujar para tenerla entretenida. Hac¨ªa poco tiempo (en 2007) que Marizza, hija del jugador de f¨²tbol paraguayo Pedro Far¨ªa (milit¨® en el Club Nacional y Sol de Am¨¦rica, de su pa¨ªs), hab¨ªa llegado a Espa?a y entonces empezaba a jugar al balonmano como profesional. Esa ni?a es ahora su compa?era de equipo.
¡°Yo creo que este es el escenario perfecto para retirarme¡±, suelta la madre. ¡°?Nooo, un a?o m¨¢s, va a seguir un a?o m¨¢s!¡±, replica la hija.
Puedes seguir a EL PA?S DEPORTES en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.