Bernardo y De Bruyne empujan al Chelsea al arroyo
Los volantes del City desmantelan al equipo de Tuchel (1-0), descolgado a 13 puntos del l¨ªder de la Premier, y Coutinho se destaca contra el United
Las cotas m¨¢s altas de juego del Manchester City coinciden con los momentos en que Guardiola confi¨® ciegamente en Bernardo Silva. Cuando no le desplaz¨® al puesto de extremo o, peor, cuando le trat¨® como a un operario cualquiera releg¨¢ndole a la suplencia en los ciclos de rotaciones de gesti¨®n de personal que tan poco beneficio le reportaron al equipo cuando el orillado fue el portugu¨¦s. Superados los experimentos psicol¨®gicos y los episodios de melancol¨ªa que acarrearon, desde hace un a?o el City no deja de crecer. La v...
Las cotas m¨¢s altas de juego del Manchester City coinciden con los momentos en que Guardiola confi¨® ciegamente en Bernardo Silva. Cuando no le desplaz¨® al puesto de extremo o, peor, cuando le trat¨® como a un operario cualquiera releg¨¢ndole a la suplencia en los ciclos de rotaciones de gesti¨®n de personal que tan poco beneficio le reportaron al equipo cuando el orillado fue el portugu¨¦s. Superados los experimentos psicol¨®gicos y los episodios de melancol¨ªa que acarrearon, desde hace un a?o el City no deja de crecer. La victoria ante el Chelsea, este s¨¢bado en Premier, confirma una progresi¨®n colectiva disparada al dictado de la zurda prodigiosa de Bernardo, el genio del ritmo que todo lo amalgama desde el mediocampo, acompa?ado esta vez por De Bruyne, el hombre de las acciones definitivas, autor del 1-0.
Hace tiempo que el City se convirti¨® en el equipo que mejor juega en el mundo. Que perdiera la final de la Champions ante el Chelsea no hace m¨¢s que poner en evidencia el car¨¢cter azaroso de los resultados, que no del juego, que suele premiar al mejor en las distancias largas. Ganador en Oporto y perdedor en el Etihad, el Chelsea segu¨ªa siendo el segundo clasificado al cabo del encuentro, pero 13 puntos por debajo en la clasificaci¨®n. Hundido en un remolino de conflictos internos que convierten su lucha por la Premier en una quimera.
Dijo Tuchel el viernes que de la derrota sufrida en Stamford Bridge en septiembre, en el partido de ida, hab¨ªa extra¨ªdo una lecci¨®n. Aprendi¨®, dijo, que contra el City no es conveniente sobrecargar el armaz¨®n defensivo a costa de restar herramientas a sus jugadores para llevar la iniciativa. Su discurso fue agradable a los o¨ªdos de los hinchas y los dirigentes, que reclaman m¨¢s acci¨®n y menos contracci¨®n. Pero los hechos demostraron que Tuchel realmente no piensa que tenga nada que cambiar. Despu¨¦s de todo, ?por qu¨¦ cambiar la f¨®rmula que le permiti¨® conquistar la ¨²ltima Champions jugando al contragolpe?
La cuesti¨®n es pertinente porque desde Roman Abramovich a los empleados que animan su direcci¨®n deportiva se extiende la convicci¨®n de que Tuchel ha perdido el tim¨®n. Atormentado por la contradicci¨®n entre lo pol¨ªticamente conveniente y lo que su naturaleza le demanda, Tuchel se pas¨® medio partido somatizando sus emociones desbordadas con aspavientos. Aparentemente irritado con sus jugadores. Sea porque Lukaku no se desmarcaba a tiempo o porque Thiago Silva met¨ªa demasiado atr¨¢s a su defensa, el t¨¦cnico saltaba a la l¨ªnea lateral a gesticular efusivamente. Parec¨ªa menos atento a la realidad que al registro de las c¨¢maras de televisi¨®n, encargadas de mostrar a las audiencias que ¨¦l pide a sus futbolistas que salgan, que ataquen, que se desplieguen en campo contrario, pero que no le hacen caso.
Tuchel se?ala a sus jugadores
¡°Tuvimos nueve ocasiones de hacer transiciones y no logramos tocar la pelota ni una vez en el ¨¢rea rival¡±, lament¨® Tuchel tras el partido. ¡°Porque nos falt¨® ritmo y precisi¨®n. Eso fue lo grave. No me preocupa que perdamos ocasiones sino que no las creemos¡±.
Result¨® asombroso que un entrenador que quiere atacar con ritmo y precisi¨®n no procurase una alineaci¨®n con Jorginho, a quien dej¨® en el banquillo, ni proporcionara m¨¢s orden que un esquema ultraconservador basado en el 5-4-1, donde todas las maniobras de salida se atascaban a menos que alguien encontrara el modo de lanzar un pelotazo al lejano Lukaku.
Inseguros al ver que Kant¨¦ y Kovacic no consegu¨ªan dar con Ziyech y Pulisic en posiciones intermedias, alarmados ante la evidencia de la falta de seguridad de cada combinaci¨®n de pelota, Thiago Silva, Rudiger y Azpilicueta no tardaron en tomar la decisi¨®n m¨¢s prudente. Entre salir y quedarse protegiendo su zona, se quedaron. Y cuanto m¨¢s atr¨¢s se metieron, m¨¢s lejos les qued¨® Lukaku, que acab¨® el partido con un solo remate entre los tres palos. El ¨²nico tiro del Chelsea digno de menci¨®n, al cabo del descanso, consecuencia de un contragolpe de libro. Lo desvi¨® Ederson y el marcador sigui¨® 0-0, resisti¨¦ndose a la evidencia invasiva de Bernardo Silva y su cuadrilla, con Sterling en un papel destacad¨ªsimo como jugador m¨¢s desequilibrante en los ¨²ltimos metros.
El Chelsea se meti¨® en su b¨²nker sin m¨¢s automatismo que filtrar las asociaciones del rival para que Kepa recibiera disparos forzados. En esto, todos se comportaron de un modo intachable, apretados, disciplinados, entregados, y aun as¨ª no pudieron evitar que Grealish se quedara mano a mano con el portero espa?ol tras una mala entrega de Kovacic en el intento de romper la presi¨®n de De Bruyne y Bernardo. Solo el achique y la elasticidad de Kepa, que tap¨® todos los ¨¢ngulos con piernas y brazos, desvi¨® un remate que parec¨ªa destinado a abrir el marcador.
Guardiola: ¡°Les ganamos en una transici¨®n¡±
Tuchel acababa de hacer un doble cambio (fuera Pulisic y Ziyech, dentro Werner y Hudson-Odoi) cuando al segundo saque en largo sucesivo de Kepa, la pelota acab¨® en poder de Rodri, que se la dio a De Bruyne en campo contrario. El contragolpe cort¨® por la mitad el n¨®dulo de presi¨®n m¨¢s temido de la Premier. El eslalon del belga, apenas hostigado por un zarpazo de Kant¨¦, cogi¨® desprevenido al meditabundo Kovacic y sobresalt¨® a Thiago Silva. Aprovechando la brecha, De Bruyne arm¨® la diestra y enrosc¨® la pelota con el interior envi¨¢ndola como una bala pegada al palo m¨¢s lejano. Kepa se estir¨® todo lo que pudo en vano.
¡°Son los campeones de Europa merecidamente¡±, dijo Guardiola en la sala de conferencias, tras el triunfo. ¡°Defienden asombrosamente bien cuando se meten atr¨¢s y en una transici¨®n te ganan. Hoy nosotros les ganamos en una transici¨®n, pero nosotros defendimos muy bien con el bloque alto¡±.
El 1-0 encerr¨® la paradoja del f¨²tbol: el contragolpeador perdi¨® por contragolpe. Fue definitivo. Quedaban 20 minutos por delante pero solo sirvieron para que el conquistador de la ¨²ltima final de la Champions exhibiera su impotencia ante el perdedor sin que ninguno de los dos traicionase su modo de entender el f¨²tbol.
Coutinho remonta ante el United
La jornada dej¨® al Chelsea fuera de la carrera por el t¨ªtulo y fren¨® el t¨ªmido avance del Manchester United hacia el pobre objetivo que le resta a su campa?a: meterse en puestos de competiciones europeas. El equipo de Rangnick iba ganando 0-2 en casa del Villa cuando a los 68 minutos Steven Gerrard hizo entrar a Phil Coutinho, reci¨¦n cedido por el Barcelona. El brasile?o se destap¨® y, de paso, sepult¨® al United. Primero con una asistencia a Jacob Ramsey y despu¨¦s con un gol, el 2-2, que cerr¨® el partido, en el minuto 81. Ahora el United es s¨¦ptimo con 32 puntos, a tres del quinto clasificado, el Arsenal.
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