¡°Por nuestras hijas, Santiso fuera de Vallecas¡±
El entrenador que jale¨® una violaci¨®n en grupo dirige al Rayo femenino entre escasas protestas en las gradas
Es tarde de f¨²tbol en Vallecas. El Rayo Vallecano femenino, ¨²ltimo en la clasificaci¨®n de la Liga Iberdrola, juega un importante partido contra el Valencia para intentar huir de la zona de descenso, pero es un encuentro que se libra a la sombra de la ¨²ltima pol¨¦mica del club local: la reciente contrataci¨®n de Carlos Santiso, entrenador del equipo, de 31 a?os, y ...
Es tarde de f¨²tbol en Vallecas. El Rayo Vallecano femenino, ¨²ltimo en la clasificaci¨®n de la Liga Iberdrola, juega un importante partido contra el Valencia para intentar huir de la zona de descenso, pero es un encuentro que se libra a la sombra de la ¨²ltima pol¨¦mica del club local: la reciente contrataci¨®n de Carlos Santiso, entrenador del equipo, de 31 a?os, y autor de un audio en el que jalea una violaci¨®n en grupo: ¡°Hay que coger a una y carg¨¢rnosla todos juntos. Eso une¡±.
A las puertas de la ciudad deportiva del Rayo, al calor del sol de la tarde, casi nadie quiere pronunciarse sobre el tema. Acceden al recinto jugadores del equipo juvenil, empleados e incluso miembros del cuerpo t¨¦cnico. El silencio de todos delata que el asunto est¨¢ embargado. No as¨ª para Irina, joven aficionada del equipo, que se?ala lo incomprensible de la situaci¨®n con el t¨¦cnico: ¡°Si tenemos un club que se identifica mucho con una serie de valores, no tiene ning¨²n sentido meter a un entrenador con un historial tan problem¨¢tico. Nos parece humillante¡±.
En todo momento, la escena es vigilada por una patrulla de polic¨ªa estacionada junto al recinto. Pero hay poco que controlar. Tanto en el acceso a las instalaciones como al campo hay concentrados m¨¢s periodistas que aficionados. No hay grandes pancartas ni indicios de que la gente se vaya a movilizar. A las 17.00, hora en la que comienza el partido, hay poco m¨¢s de 60 aficionados sentados en las gradas.
Rueda el bal¨®n en Vallecas y en los primeros cinco minutos la atenci¨®n se vuelve hacia el exterior del recinto. Una mujer ha pegado a la valla cuatro carteles. ¡°Respeto y dignidad para el Rayo Femenino. Machistas fuera de Vallekas. No queremos perdones, Santiso, te queremos fuera. Por nuestras hijas, hermanas, madres, amigas¡ Santiso fuera del Rayo¡±, se lee en las cartulinas pegadas con cinta adhesiva. All¨ª acude un enjambre medi¨¢tico: ¡°Una persona no puede incitar a que violen a una mujer ni a nadie. No conozco a ninguna de las chicas del Rayo, pero me siento identificada como mujer. Si no luchamos nosotras por nosotras mismas, no lo va a hacer nadie¡±, exclama.
La mujer, que asegura haber venido ¡°en calidad de madre¡±, no admite las disculpas de Santiso, que difundi¨® este martes el propio Rayo a trav¨¦s de sus canales oficiales. Tambi¨¦n caen en saco roto para la portavoz de M¨¢s Madrid en el parlamento auton¨®mico, M¨®nica Garc¨ªa, y para la concejal del mismo partido en el ayuntamiento de la ciudad, Rita Maestre. ¡°No tiene perd¨®n, son unas palabras imperdonables. Es normalizar la violencia sexual y las violaciones como si fuera algo que se puede hacer¡±, resume Garc¨ªa. Maestre a?ade: ¡°Alguien que ha alentado de forma expl¨ªcita a una violaci¨®n grupal de ninguna manera puede ejercer el cargo y la responsabilidad que tiene en este momento¡±.
A pesar de la contundencia de sus declaraciones, la grada parece vivir ajena a la pol¨¦mica. No hay pancartas, no hay pitidos y no hay gritos m¨¢s all¨¢ de aquellos de ¨¢nimo a las jugadoras. Los hinchas m¨¢s combativos, aquellos que consiguieron tumbar la contrataci¨®n del futbolista Rom¨¢n Zozulya por sus v¨ªnculos con la ideolog¨ªa nazi, no aparecen.
Igual de desapercibido pasa el propio Santiso, que cumple sus funciones de t¨¦cnico como un d¨ªa cualquiera. El resultado para su equipo tampoco es el m¨¢s deseable: Rayo y Valencia empatan a uno. Se marcha en silencio, pero todav¨ªa envuelto en un incendio que no se ha apagado.
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