La capilla sixtina de Benzema
El delantero levanta a un muerto con un triplete surgido de la nada y adelanta a Di St¨¦fano en la tabla hist¨®rica de goleadores madridistas
El autob¨²s del Real Madrid descendi¨® a c¨¢mara lenta una hora y media antes por la calle Concha Espina ante la aclamaci¨®n ciega (por convencimiento y falta de visibilidad) de una multitud, que acudi¨® al llamamiento del club. Todo muy atado y medido dentro de la escenograf¨ªa oficial para alimentar la remontada. Dentro, la grada de animaci¨®n dirigida por la entidad recibi¨® a sus muchachos con una gran pancarta: ¡°Somos los reyes de Europa¡±.
Golpes de pecho y ambiente inflamado. As¨ª, con puro fuego, con un estadio vuelto ...
El autob¨²s del Real Madrid descendi¨® a c¨¢mara lenta una hora y media antes por la calle Concha Espina ante la aclamaci¨®n ciega (por convencimiento y falta de visibilidad) de una multitud, que acudi¨® al llamamiento del club. Todo muy atado y medido dentro de la escenograf¨ªa oficial para alimentar la remontada. Dentro, la grada de animaci¨®n dirigida por la entidad recibi¨® a sus muchachos con una gran pancarta: ¡°Somos los reyes de Europa¡±.
Golpes de pecho y ambiente inflamado. As¨ª, con puro fuego, con un estadio vuelto del rev¨¦s y un Benzema pintando su capilla sixtina fue como el Madrid se trag¨® al PSG. Cuando ya se empezaba a rezar por el alma blanca, el delantero franc¨¦s levant¨® a un muerto. Milit?o cojeaba, el f¨ªsico del maltrecho Kroos se hab¨ªa rajado definitivamente, pero el hombre que durante a?os carg¨® sin importarle nada con la etiqueta de pecho fr¨ªo surgi¨® de la nada para derrumbar al conjunto franc¨¦s. Fue toda una aparici¨®n mariana. Del cero al m¨¢s all¨¢ en 15 minutos. Una actuaci¨®n imborrable que, adem¨¢s, le coloc¨® por encima de Alfredo di St¨¦fano en la tabla de m¨¢ximos goleadores del club: 309 tras los 308 del mito. Por delante ya solo quedan Cristiano Ronaldo y Ra¨²l.
El milagro se inici¨® con una maniobra que nadie hubiera sospechado de Benzema hace muy poco tiempo. Se lanz¨® a por Donnarumma, que ten¨ªa el bal¨®n controlado dentro del ¨¢rea peque?a. El franc¨¦s le neg¨® la salida con un peque?o toque, el meta italiano se hizo un gran l¨ªo y la pelota acab¨® en Vinicius, que asisti¨® al nueve para anotar el empate. ¡°No fue un error del portero, fue m¨¦rito de la presi¨®n. Y con esa presi¨®n, cuando todo el equipo est¨¢ metido, podemos ganar a cualquier equipo. Vivimos cada partido como una final. El Madrid est¨¢ vivo¡±, advirti¨® el nueve.
Con esa acci¨®n, en medio del desierto, se levant¨® una ola que deriv¨® pronto en un tsunami, el que se comi¨® al PSG sin que este dijera ni m¨². Tres minutos despu¨¦s, otra vez Benzema atrap¨® por el aire un cabezazo muy da?ino que ataj¨® Donnarumma. El remate confirm¨® la crecida y el Bernab¨¦u, al que los parisinos le hab¨ªan chupado su energ¨ªa inicial toque a toque, lanz¨® el resoplido final para consumar el remonte.
Una cabalgada de Modric de orilla a orilla, con la melena y la nariz al aire surfeando rivales y filtrando un pase de chistera, abri¨® el camino al 2-1. Otra vez de Benzema, al que le lleg¨® un bal¨®n dentro del ¨¢rea y volvi¨® a sacar el mazo. Y, solo diez segundos despu¨¦s de sacarse de centro, el tercero tras un despeje fallido de Marquinhos, al que ya se le hab¨ªa ca¨ªdo el estadio encima, como a todo su equipo. Benzema, Benzema y Benzema, el resucitador en su gran noche de gloria como blanco. Quedaba un cuarto de hora m¨¢s el alargue, pero apenas nada se supo de la n¨®mina de delanteros m¨¢s aquilatada del mundo salvo un golpe franco ejecutado por Messi. Danilo Pereira mov¨ªa las manos, los brazos y la cabeza buscando una explicaci¨®n a lo que hasta hac¨ªa unos minutos parec¨ªa incre¨ªble.
¡°Merecemos la victoria y la clasificaci¨®n. La afici¨®n nos empuj¨® y el equipo lo dio todo en el campo¡±, coment¨® el h¨¦roe a pie de c¨¦sped, nada m¨¢s rematar la gesta. ¡°Los partidos de Champions son siempre dif¨ªciles, pero tuvimos la fuerza mental necesaria para ganar¡±, a?adi¨®.
Hasta ese instante, lo ¨²nico que hab¨ªa ocurrido hab¨ªa sido otro apag¨®n del centro del campo del Madrid. Si en Par¨ªs la cuadrilla de Pochettino encajon¨® a los blancos con una presi¨®n al cuello que nunca lograron salvar, en el Bernab¨¦u fue al toque como bajaron las revoluciones de inicio de los locales. Nadie simboliz¨® mejor la quiebra temporal del Madrid que Kroos, alineado de urgencia tras una semana en la enfermer¨ªa. Su paso atr¨¢s ante el mando de Verratti, Paredes, Messi y Neymar empuj¨® tambi¨¦n a Modric, cada vez m¨¢s aculados ambos.
Vinicius trataba de estirarse por la izquierda y Benzema apuntaba a Donnarumma, pero nada que hiciera tiritar al PSG, gobernador absoluto. A esas alturas, lo m¨¢s llamativo en el bando blanco era el enfebrecido arranque de Nacho, un chico con cartel de formal que, curiosamente, se las ten¨ªa tiesas con Achraf, canterano de Valdebebas como ¨¦l. A los diez minutos, irrumpi¨® como un cicl¨®n para apartar a manotazos al lateral diestro visitante cuando este protestaba una falta. Luego le ret¨® con la mirada tras otra acci¨®n. Y, finalmente, acab¨® tarjeteado al no poder sujetar al defensa marroqu¨ª.
Pura fiebre y poco f¨²tbol blanco antes de que Benzema creara su obra cumbre. A sus 34 a?os, indultado ya con la selecci¨®n francesa, el ariete puso el clave definitivo en su paso a la historia con may¨²sculas del Madrid. La noche de Mbapp¨¦ termin¨® siendo la suya.
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