Un Madrid sobrenatural
El equipo blanco, en un partido para la historia, remonta la eliminatoria a un PSG lanzado por un deslumbrante Mbapp¨¦ con tres goles de Benzema y el hechizo del Bernab¨¦u
Si usted lector lo vio, no lo olvidar¨¢. Como no debiera relegar el lujoso PSG la c¨¢tedra hist¨®rica que se llev¨® en Chamart¨ªn, el escenario m¨¢s arcano del mundo. En noches as¨ª hay un embrujo ¨²nico. El equipo de Pochettino tuvo grogui al Madrid. Sus tres tenores ¡ªcon Mbapp¨¦ a la cabeza¡ª rimaban como nadie en el partido. Y de repente, una pifia de Donnarumma encendi¨® al Bernab¨¦u, que se dej¨® el coraz¨®n en los huesos. Entonces, el Real se puso en modo Europa y Benzema, con tres goles marcados con el alma, se elev¨® hasta por encima de Mbapp¨¦, que, si quiere, ya sabe lo que le espera por la Castellana. Un territorio sobrenatural desde que en Par¨ªs, el 4 de septiembre de 1955, se fundara la Copa de Europa. Un trofeo, la Champions, que no tiene precio, como ya ha comprobado ese emporio mercantil que es el PSG. El petr¨®leo no basta. Cuenta m¨¢s la gen¨¦tica. La madridista, por ejemplo. Un club, el Real, que ya contaba seis Copas de Europa cuando se acun¨® la entidad parisina.
En un PSG en el que rebosan las vanidades las escalas est¨¢n bien definidas. Unos aceptan el papel clientelar ante las tres grandes divisas del club y estos se reparten los papeles. Enciclop¨¦dico como es, hoy ese Messi crepuscular es Xavi. Un reloj con botas. ?l da la hora, Neymar tira del hilo y Mbapp¨¦ mete la cuchilla. Mbapp¨¦ no es un futbolista. Es una turbina. Un adelantado del planeta Ronaldo, el Nazario. Dos locomotoras, el brasile?o y el franc¨¦s. Pero en Chamart¨ªn hasta que despeg¨® Mbapp¨¦ el partido lo gobern¨® Messi. Fue el rosarino quien liber¨® al PSG del extraordinario ropaje ambiental que hizo salir en combusti¨®n al Madrid. El partido hac¨ªa horas que se jugaba en la periferia en llamas del Bernab¨¦u. Noche europea con may¨²sculas, con lo que ello significa para los rivales que se miden al club que lleva en el tu¨¦tano este torneo. Truenos en Chamart¨ªn, pero sin serios avisos para Donnarumma. Por su rancho solo asomaba Benzema.
Messi, que interpret¨® de maravilla los sofocos de Kroos como eje y relevo del sancionado Casemiro, comenz¨® a gravitar en la zona del alem¨¢n y el conjunto franc¨¦s encontr¨® respiro. Toque a toque Leo enganch¨® a todos. Un rondo tras otro con Verratti, Paredes, Neymar... A jugar con Messi y a correr con Mbapp¨¦, las dos hojas de ruta de los de Pochettino. Muchas vetas que explotar.
El universo Mbapp¨¦
Pr¨®spero con la pelota seducida por La Pulga, el PSG apunt¨® a Courtois. Primero, c¨®mo no, Mbapp¨¦, que sac¨® la cadena a Milit?o y su remate lo desvi¨® Courtois con el pie izquierdo. Tambi¨¦n alert¨® Messi, tras una trenza con Neymar. Y dale que dale Mbapp¨¦, tan selectivo y pu?etero. Cada despegue era un tormento para los locales. Una rodilla fuera de lugar de Mendes anul¨® el 0-1 del deslumbrante icono franc¨¦s. Pero una p¨¦rdida de Carvajal permiti¨® a Neymar poner en ¨®rbita a Mbapp¨¦, que meti¨® el turbo y bati¨® a Courtois. En la otra orilla solo Benzema daba r¨¦plica a su compatriota.
El duelo iba y ven¨ªa marcado por Mbapp¨¦, que en cada envite soltaba una bomba de racimo. Esta vez todos en el cosm¨¦tico PSG eran mosqueteros, por m¨¢s que Messi se aparcara de vez en cuando en el segundo tramo. La sensaci¨®n de superioridad visitante fue a¨²n mayor tras la tregua, contrito el Real ante el universo Mbapp¨¦, al que anularon un segundo gol tras una maniobra ronaldiana que dej¨® sentado a Courtois.
Cuando m¨¢s compungido parec¨ªa el Madrid encontr¨® un auxilio inopinado. Nada ocurr¨ªa en la periferia de Donnarumma cuando el portero italiano, que reclam¨® falta, se anud¨® ante el acoso de Benzema. Se quit¨® la pelota de encima con un pase con el juanete y el bal¨®n, despejado en paralelo a una porter¨ªa abierta de par en par, lleg¨® a Vinicius, que cit¨® a Benzema con el 1-1. El camarada Donnarumma, respiraci¨®n asistida para los de Ancelotti. Mal asunto dar carrete al Madrid en Europa. Est¨¢ en su acta fundacional. Lo mismo da que juegue bien, mal o regular. Es magia. O vaya usted a saber qu¨¦.
El cadete Modric
Llegado el empate, se derrumb¨® el PSG, llagado ante un Bernab¨¦u atronante. Donde hab¨ªa mandado Mbapp¨¦ emergi¨® como un gigante Benzema. Y el cadete Modric (36 a?os). El croata intercept¨® un bal¨®n al borde del ¨¢rea local, se cruz¨® Chamart¨ªn hasta el visitante. Por el camino, Vinicius hab¨ªa lanzado la contra hasta que esper¨® a Modric. Tan fresco lleg¨® el eterno Modric, de piernas y mente, que filtr¨® un pase versallesco entre las piernas de Kimpembe para Benzema. En la gloria repentina el galo emboc¨® el 2-1. Tan zombi estaban Messi y compa?¨ªa, que del saque de centro lleg¨® el 3-1 en un parpadeo. Esta vez el despiste fue de Marquinhos, con una sacudida al bal¨®n hacia el borde del ¨¢rea. Benzema a lo suyo: 3-1. Y el ¡°gato¡± que dec¨ªa Mourinho ya es el tercer m¨¢ximo goleador hist¨®rico del hist¨®rico Real Madrid tras CR y Ra¨²l. Ojo cl¨ªnico el de Mou.
Desde la igualada, el PSG fue un gui?apo a pies de los blancos. En el PSG, en el que ya sonaban los acordes de la orquesta del Titanic, nadie entend¨ªa nada. No son pocos los adversarios europeos que han tenido la misma sensaci¨®n en el Bernab¨¦u. Es un hechizo, quiz¨¢. O lo m¨¢s cr¨¦dulo ser¨ªa subrayar que el Madrid fascina como nadie porque no se explica. Al pasmado Mbapp¨¦ puede que se lo pueda intentar aclarar alg¨²n d¨ªa su colega Benzema. Como todo el madridismo, y como muchos m¨¢s, Mbapp¨¦ no lo olvidar¨¢. Esto es el Real Madrid, capaz de levantar una eliminatoria tras ser peor durante 150 minutos.
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