Higuita y Carapaz dinamitan la Volta
El ecuatoriano gana la etapa y el colombiano es el nuevo l¨ªder despu¨¦s de una fuga de 130 kil¨®metros que nadie pudo neutralizar
El carril bici entre Salou y Cambrils es una f¨¢brica de estr¨¦s. Estrecho, sinuoso a tramos, con tocones de ¨¢rboles en algunas zonas y con pinos mediterr¨¢neos en otras; muy concurrido en temporada alta, flanqueado por vendedores ambulantes, a veces invadido por ellos y sus compradores. Diez kil¨®metros para los muy cafeteros. Es de agradecer, sin embargo, el esfuerzo de las dos localidades por trazar una ruta de donde casi no se puede sacar, pero para la etapa de la Volta a Catalunya, los organizadores se decidieron por e...
El carril bici entre Salou y Cambrils es una f¨¢brica de estr¨¦s. Estrecho, sinuoso a tramos, con tocones de ¨¢rboles en algunas zonas y con pinos mediterr¨¢neos en otras; muy concurrido en temporada alta, flanqueado por vendedores ambulantes, a veces invadido por ellos y sus compradores. Diez kil¨®metros para los muy cafeteros. Es de agradecer, sin embargo, el esfuerzo de las dos localidades por trazar una ruta de donde casi no se puede sacar, pero para la etapa de la Volta a Catalunya, los organizadores se decidieron por el camino largo, por dar un rodeo, vamos, de 168 kil¨®metros, que ya es rodear.
Pero las carreteras m¨¢s anchas que el carril bici no garantizan que desaparezca el estr¨¦s, muy al contrario. Aparece enseguida, con la lluvia, el asfalto mojado y cuando el Ineos propone que la carrera se tiene que convertir en un ejercicio de desgaste sicol¨®gico, aparte del f¨ªsico, que se supone, y que hace que antes de tomar la salida, del corte de la cinta, los saludos y el banderazo, ocho corredores decidan irse para casa, entre ellos Alejandro Valverde, cuyo parte m¨¦dico le pinta hecho unos zorros, con molestias que arrastra desde su ca¨ªda en la Strade Bianche, aderezadas con problemas de alergia y dificultades para respirar. Los virus que circulan por el pelot¨®n desde que comenz¨® la temporada.
Sin embargo, es la acci¨®n del equipo Ineos la que remueve las tripas de los corredores. Aprieta fuerte Luke Plapp, otro de esos j¨®venes prometedores, que con 21 a?os no parecen tenerle miedo a nada, y a su rueda se va un grupo grande que se reduce a un tr¨ªo, con el australiano como faro y a su estela su jefe Richard Carapaz y el colombiano Sergio Higuita, y tal vez sus rivales pensaban que estaban locos esos tres, que a d¨®nde iban con 130 kil¨®metros por delante y tres horas m¨¢s de carrera al menos. Pero ellos s¨ª sab¨ªan d¨®nde iban. ¡°Estaba planificado¡±, confiesa despu¨¦s Carapaz. ¡°Era todo o nada¡±. As¨ª que era una planificaci¨®n casi suicida que los dem¨¢s no se tomaron todo lo en serio que deb¨ªan. Ni Almeida, que era el l¨ªder, ni los equipos que llevan especialistas para el embalaje, en una etapa que cualquier experto habr¨ªa pronosticado que se resolver¨ªa en una llegada masiva, en esa meta de la Avenida de la Diputaci¨®n, dejando a la izquierda la playa Calvet, los bosquecillos de pinos mediterr¨¢neos y el tramo m¨¢s estresante del carril bici.
Por las monta?as del Monsant y de Prades, descolgado ya Plapp, tras recibir el agradecimiento por los servicios prestados; bajo la llovizna que pon¨ªa peligrosas las bajadas, Higuita y Carapaz fueron aumentando su diferencia hasta m¨¢s de tres minutos. El colombiano, campe¨®n de su pa¨ªs, y el ecuatoriano con su bicicleta dorada de campe¨®n ol¨ªmpico, hac¨ªan hueco en su escapada de largo aliento, de las que cuentan las cr¨®nicas de los peri¨®dicos que amarillean en las hemerotecas, cuando no hab¨ªa televisi¨®n y los relatos se convert¨ªan en ejercicios de fe para el lector. No les importaban ni el fr¨ªo ni la lluvia. ¡°A Carapaz le gusta este tiempo¡±, hab¨ªa comentado en la salida su escudero Castroviejo. Higuita no necesit¨® ning¨²n portavoz: ¡°A m¨ª me gusta correr como sea, me da igual el tiempo¡±, anunciaba antes de dar el zarpazo definitivo a la Volta, que parec¨ªa que se jugar¨ªa entre los favoritos en la monta?a de Montjuic, pero se decidi¨® en la sierra que guarnece la Costa Daurada.
Nadie fue capaz de echar el guante a Higuita ni a Carapaz; nadie se decidi¨® en serio a intentarlo del todo, ni siquiera el rebelde Ayuso, que se lanz¨® en el descenso del coll de la Teixeta y rebaj¨® la diferencia, aunque su equipo prefiri¨® que regresara al redil para ayudar a Almeida, que portaba el jersey blanco y verde de l¨ªder, pero que ya sab¨ªa para entonces que lo iba a perder. As¨ª que la etapa se decidi¨® al esprint, como se hab¨ªa pronosticado, pero s¨®lo entre dos ciclistas. Y gan¨® Carapaz, pero Higuita consigui¨® algo m¨¢s trascendente: es el nuevo l¨ªder y se convierte en el favorito para ganar la Volta, con 16 segundos de renta sobre el vencedor de la etapa y 52 sobre Almeida. Salvo sorpresa en Barcelona, la carrera parece tener due?o.
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