La plenitud del viejo Camp Nou
El estadio se encendi¨® con un equipo que por fin se sinti¨® tan admirado como querido, una experiencia que no se alcanza ni con un t¨ªtulo como la Champions
Aguanta el Camp Nou mientras envejece el Espai Bar?a. A la espera de que alg¨²n d¨ªa de no se sabe qu¨¦ a?o empiecen las obras del que virtualmente ser¨¢ un escenario que se supone ¨²nico, el estadio imponente y tambi¨¦n caduco levantado en 1957 contin¨²a viviendo estampas modernas e in¨¦ditas como un cl¨¢sico femenino de cuartos de final de la Liga de Campeones con la asistencia r¨¦cord mundial de 91.553 espectadores. ...
Aguanta el Camp Nou mientras envejece el Espai Bar?a. A la espera de que alg¨²n d¨ªa de no se sabe qu¨¦ a?o empiecen las obras del que virtualmente ser¨¢ un escenario que se supone ¨²nico, el estadio imponente y tambi¨¦n caduco levantado en 1957 contin¨²a viviendo estampas modernas e in¨¦ditas como un cl¨¢sico femenino de cuartos de final de la Liga de Campeones con la asistencia r¨¦cord mundial de 91.553 espectadores. Los cimientos del Camp Nou se estremecieron con el vibrante partido ofrecido por Bar?a y Madrid.
La cuenta de los aficionados presentes se fiscaliz¨® con m¨¢s raz¨®n que nunca al final porque el partido comenz¨® cuando la hinchada se agolpaba todav¨ªa en las puertas del Camp Nou. Los seguidores llegaron poco a poco y en familia a la cancha, muchos confundidos por el tr¨¢fico, hasta el punto de que cost¨® leer los mosaicos dispuestos en la grada por m¨¢s que la expectaci¨®n y la liturgia, as¨ª como el ruido, evocaban el cl¨¢sico masculino que ilumina a la hinchada del Barcelona.
El nombre del rival y las facilidades dadas con las entradas favorecieron la entrada multitudinaria de la misma manera que la gent blaugrana quiso ser agradecida con una secci¨®n y un equipo que crecen sin parar en la Liga hasta conquistar Europa. Ya no se trata de aparentar, tampoco de ser ejemplar sino que al Bar?a le ocupa ser consecuente con su declaraci¨®n de intenciones: ganar desde la exigencia y la excelencia, campe¨®n invicto de Liga y semifinalista de la Champions.
El juego azulgrana obliga a hablar de f¨²tbol y, naturalmente, del ideario de Cruyff. El equipo de Gir¨¢ldez se abre estupendamente por los costados, combina y triangula con precisi¨®n, tira la l¨ªnea de pase limpia desde la defensa y es agresivo en la presi¨®n como en los tiempos de Guardiola. No es f¨¢cil jugar contra el Barcelona que lidera la mejor jugadora del mundo, Alexia Putellas. El Real Madrid, sin embargo, demostr¨® que puede competir desde que es entrenado por Toril.
El Madrid se ha empleado en desarrollar un ant¨ªdoto para el Barcelona y es el ¨²nico equipo que en el transcurso de la temporada le ha marcado dos goles en un partido a Pa?os. Y el suyo, adem¨¢s, no es necesariamente un plan inspirado en Mourinho por m¨¢s que el equipo sea intenso y agresivo con la pelota, firme tambi¨¦n durante una hora en el Camp Nou. El equipo de Toril sac¨® precisamente la mejor versi¨®n del Bar?a a partir del 1-2. La respuesta del equipo y de la hinchada fueron inequ¨ªvocas en su deseado encuentro en el Camp Nou.
La remontada lleg¨® en el momento en que ya todos los aficionados hab¨ªan ocupado su asiento y en el fondo norte se cantaba: ¡°?D¨®nde est¨¢s, Florentino? Florentino, ?d¨®nde est¨¢s?¡±. El punto de fiebre llev¨® a que cayera el quinto gol, el d¨ªgito m¨¢gico del Bar?a, marca de Alexia. A ojos del barcelonismo, el suyo no es un equipo impostado ni inflado en un mundo todav¨ªa no profesionalizado sino que responde a una obra bien pensada y acabada por m¨¢s que pueda parece oportuna u oportunista lejos del Camp Nou.
Nunca se hab¨ªa visto en ning¨²n estadio del mundo tanta gente en un partido femenino de f¨²tbol, ni siquiera en la final del Mundial de 1999 en el Rose Bowl de Pasadena. El r¨¦cord fue celebrado con j¨²bilo mientras sonaba el himno del Bar?a y aplaud¨ªan las jugadoras del Madrid. Fue el colof¨®n a un partidazo y una trayectoria que no admite un paso atr¨¢s despu¨¦s de las experiencias de ¨¦pocas anteriores.
La imagen tendr¨¢ un impacto mundial por la asistencia y la actitud de los equipos despu¨¦s de la noche memorable del Camp Nou. A la espera del Espai Bar?a, el estadio se encendi¨® con un equipo que por fin se sinti¨® tan admirado como querido, una experiencia que no se alcanza seguramente ni con la conquista de un t¨ªtulo como la Champions. Ya no es solo c¨®mo se sienten las jugadoras sino c¨®mo las ven sus aficionados en el Camp Nou. Lo nunca visto.
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