Scottie Scheffler toca el cielo en el Masters de Augusta
El n¨²mero uno del mundo culmina dos meses de ensue?o con la conquista de la chaqueta verde, su primer grande, por delante de Rory McIlroy
Pas¨® en el hoyo tres y fue uno de esos momentos que definen a un campe¨®n y deciden un grande. Scottie Scheffler hizo magia. No fue un golpe cualquiera ni en un momento cualquiera. El estadounidense, 25 a?os, n¨²mero uno del mundo, hab¨ªa visto c¨®mo su colch¨®n de tres golpes de ventaja en el liderato del Masters de Augusta se reduc¨ªa a solo uno respecto al australiano Cameron Smith despu¨¦s de los dos primeros hoyos en la ¨²ltima jornada. Apretaba un golfista atrevido y descarado como Smith cuando Scheffler conect¨® un ...
Pas¨® en el hoyo tres y fue uno de esos momentos que definen a un campe¨®n y deciden un grande. Scottie Scheffler hizo magia. No fue un golpe cualquiera ni en un momento cualquiera. El estadounidense, 25 a?os, n¨²mero uno del mundo, hab¨ªa visto c¨®mo su colch¨®n de tres golpes de ventaja en el liderato del Masters de Augusta se reduc¨ªa a solo uno respecto al australiano Cameron Smith despu¨¦s de los dos primeros hoyos en la ¨²ltima jornada. Apretaba un golfista atrevido y descarado como Smith cuando Scheffler conect¨® un chip desde fuera del green, a 26 hoyos de la bandera. El bingo reson¨® en todo el campo. Tambi¨¦n en la cabeza de su rival, que al golpe de genio del l¨ªder respondi¨® con un putt fallido y un bogey. Las cosas volvieron a su sitio, Scheffler recobr¨® su ventaja y a Smith le entr¨® tan mal cuerpo que en el cuarto hoyo repiti¨® el bogey y permiti¨® a los sastres de Augusta dejar lista la chaqueta verde para el americano.
Lo que vino por delante fue un desenlace tan lento como esperado, si acaso condimentado por la cabalgada (demasiado tarde) de Rory McIlroy, adornada con un espectacular birdie desde el bunker en el 18 para firmar -8 en el d¨ªa. Scheffler gan¨® el Masters, su primer grande, el que siempre ser¨¢ recordado como el del nuevo regreso de Tiger, con 10 golpes bajo par (necesit¨® cuatro putts para cerrar el t¨ªtulo, doble bogey), tres de ventaja sobre McIlroy y cinco sobre Shane Lowry y Cameron Smith. Solo nueve jugadores bajaron del par del campo en una cita que, salvo este domingo, ha sido fr¨ªa y de mucho viento, y Scheffler fue el ¨²nico en completar los cuatro d¨ªas en n¨²meros rojos (vueltas de 69, 67, 71 y 71).
La sentencia lleg¨® en el hoyo 12, coraz¨®n de Amen Corner, escenario de tantas tragedias. Scheffler salv¨® el par con un buen putt de media distancia y Smith, literalmente, naufrag¨®. Su bola se fue al agua de salida y ya no encontr¨® remedio para evitar un triple bogey fatal. Era ya un camino cuesta abajo para Scheffler, un cubito de hielo ante la presi¨®n, un golfista con un swing poco est¨¦tico, con el cuerpo gir¨¢ndose en exceso hacia la izquierda, sin freno. Raro pero efectivo.
El joven estadounidense redonde¨® en la meca de Augusta dos meses de fantas¨ªa. El pasado 13 de febrero, Scheffler conquist¨® el Open de Phoenix, su primera victoria en el circuito americano despu¨¦s de cuatro medallas de plata. El 6 de marzo, triunf¨® en el Arnold Palmer Invitational. Tres semanas despu¨¦s se apunt¨® otra buena pieza, el Mundial Match Play. Eran tres triunfos en cinco torneos disputados, cada uno m¨¢s importante que el anterior. Y el d¨ªa siguiente, 28 de marzo, desbanc¨® como n¨²mero uno del mundo a Jon Rahm, que se hab¨ªa sentado en el trono del golf durante 43 semanas, 36 de ellas seguidas. Es decir, Scheffler ha coleccionado en solo 57 d¨ªas cuatro condecoraciones en la ¨¦lite, el primer puesto en el r¨¢nking mundial y un grande como cumbre, nada menos que Augusta. Dif¨ªcil disfrutar de tanta gloria en tan poco tiempo.
Scottie Scheffler ten¨ªa 10 meses cuando Tiger gan¨® el Masters de la revoluci¨®n, en abril de 1997 (este mi¨¦rcoles se cumplen 25 a?os). Fue uno de esos ni?os que creci¨® viendo las haza?as de Woods por televisi¨®n y jugando a imitarlas con un palo y una bola de pl¨¢stico. Hoy cuenta que entonces no ve¨ªa apenas dibujos animados, sino que jugaba al golf, el tenis de mesa y el baloncesto. Con el tiempo fue forj¨¢ndose una personalidad peculiar entre los mejores. Es un joven al que no le gustan los videojuegos, muy religioso, que se acuesta temprano, su n¨²mero de la suerte es el 13 y su bebida favorita, agua y limonada.
En esta transformaci¨®n golf¨ªstica de las ¨²ltimas semanas ha tenido mucho que ver su caddie, Ted Scott, que llev¨® la bolsa de palos de Bubba Watson cuando este gan¨® el Masters de Augusta en 2012 y 2014. Scheffler y Scott se hab¨ªan conocido en un grupo de estudio de la Biblia y, cuando el golfista le llam¨® para ofrecerle trabajar juntos, le explic¨® que sobre todo necesitaba un ¡°cristiano¡± a su lado. La pareja ha conectado de maravilla. Deportivamente, han tocado el cielo.
Le cost¨® cerrar el Masters al campe¨®n con dos putts cort¨ªsimos fallados en el ¨²ltimo hoyo, aunque su ventaja era ya muy amplia. Volvieron los nervios que tambi¨¦n le hab¨ªan atacado antes de la ronda. ¡°Llor¨¦ como un beb¨¦ esta ma?ana¡±, explic¨® ya con la chaqueta verde puesta. ¡°Estaba tan estresado... No sab¨ªa qu¨¦ hacer. Estaba sentado all¨ª dici¨¦ndole a Meredith [su mujer]: ¡®No creo que est¨¦ listo para esto. No estoy listo, no siento que est¨¦ listo para este tipo de cosas¡¯. Me sent¨ª abrumado. Ella me dijo: ¡®?Qui¨¦n eres t¨² para decir que no est¨¢s listo? ?Qui¨¦n soy yo para decir que s¨¦ lo que es mejor para mi vida?¡¯. Y entonces, de lo que hablamos es de que Dios tiene el control y que el Se?or me est¨¢ guiando; y si hoy es mi momento, es mi momento¡±. Lo fue.
Clasificaci¨®n del Masters de Augusta.
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