Rubiales no est¨¢ exento de regate
De lo moralmente reprobable hemos pasado al espionaje por encargo e incluso al de autor, a la adulteraci¨®n consciente de una competici¨®n o a la administraci¨®n desleal
Cuentan los compa?eros de El Confidencial que Luis Rubiales utilizaba un bol¨ªgrafo de esp¨ªa para grabar ¡ªde manera clandestina, l¨®gicamente¡ª sus reuniones presenciales con algunos ministros y diversos altos cargos del Ejecutivo, que es lo m¨¢s peligroso que puede hacer un presidente de cualquier organismo oficial nada m¨¢s jurar el cargo: creerse James Bond. Imposible, pues, no acordarse de aquel episodio en el que Seinfeld y ...
Cuentan los compa?eros de El Confidencial que Luis Rubiales utilizaba un bol¨ªgrafo de esp¨ªa para grabar ¡ªde manera clandestina, l¨®gicamente¡ª sus reuniones presenciales con algunos ministros y diversos altos cargos del Ejecutivo, que es lo m¨¢s peligroso que puede hacer un presidente de cualquier organismo oficial nada m¨¢s jurar el cargo: creerse James Bond. Imposible, pues, no acordarse de aquel episodio en el que Seinfeld y Elaine viajan hasta Florida para asistir al homenaje que los asociados del condominio preparan al padre del c¨®mico.
Uno de ellos le muestra su ¨²ltima adquisici¨®n, un bol¨ªgrafo de astronauta, y Jerry no puede m¨¢s que alabar el ingenioso invento. Tanto empe?o pone en parecer impresionado que el jubilado siente la obligaci¨®n de regal¨¢rselo, dando pie a un violento cisma en el seno de la comunidad: a saber cu¨¢ntos bol¨ªgrafos esp¨ªa habr¨¢ regalado Rubiales a sus v¨ªctimas por el mero hecho de no parecer descort¨¦s.
De lo moralmente reprobable, que bien podr¨ªa definirse como un presidente federativo ganando m¨¢s o menos dinero en funci¨®n de qu¨¦ equipos jueguen una determinada competici¨®n, hemos pasado al espionaje por encargo e incluso al de autor, a la adulteraci¨®n consciente de una competici¨®n o a la administraci¨®n desleal, incluido alg¨²n viaje no se sabe si m¨¢s de placer que de negociaos, por cuenta de la RFEF, que, por cierto, repasa uno los antecedentes de la instituci¨®n y empieza a pensar que toda esta gente se acerca al f¨²tbol con la ¨²nica intenci¨®n de conocer mundo, como antes se acercaron tantos otros al ¨¢mbito de la religi¨®n y las misiones.
¡°Esto es una mafia, pero no creo que se llegue al punto de que me encuentren tirado en una cuneta con un tiro en la cabeza¡±, dijo Rubiales en aquella rueda de prensa donde ofreci¨® m¨¢s disculpas que explicaciones: hombre, tampoco es que Nueva York sea Baltimore.
La parte anecd¨®tica de las informaciones firmadas por Jos¨¦ Mar¨ªa Olmo y Alejandro Requeijo, si es que alguna de ellas nos permite frivolizar con el contenido, se evapor¨® con aquellos primeros audios en los que Gerard Piqu¨¦ propon¨ªa contactar con el rey em¨¦rito para que este les proporcionara ¡ªgratis, como si fuese un alev¨ªn del mundillo¡ª algunos contactos en el vergel mercantil de Arabia Saud¨ª: como alg¨²n conocido se lo recuerde en el avi¨®n que lo traer¨¢ de regreso a Espa?a, se nos muere Don Juan Carlos de la risa entes de poner un pie en el Real Club N¨¢utico de Sanxenxo. Casi todo lo revelado desde entonces deber¨ªa ser motivo suficiente para que Jos¨¦ Luis Rubiales presentara su dimisi¨®n pero, miren por donde, aquel lateral industrial que recordamos de su etapa como futbolista tampoco parece estar exento de regate.
¡°Soy un tipo normal, de Motril. No fumo, no bebo, pero tampoco puedo asegurar que ma?ana me vayan a meter un saco de coca¨ªna en el maletero¡±, continu¨® diciendo en aquella primera comparecencia. A todos nos son¨® un pel¨ªn exagerado pero, a poco que le sigan acumulando esc¨¢ndalos y evidencias, que ocurriera algo as¨ª podr¨ªa acabar pareci¨¦ndonos el menor de sus problemas.
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