Pogacar impone su ley y ya es l¨ªder del Tour de Francia
El ciclista esloveno suelta a todos sus rivales en el esprint final y arrebata el maillot amarillo a un Wout Van Aert que se dej¨® llevar tras una larga fuga
Los periodistas anticipan. Jueves por la ma?ana. Plaza mayor de Binche, en B¨¦lgica, el pueblo m¨¢s cicl¨ªstico del mundo. Hasta un gran mural de Wout Van Aert, que no es de all¨ª, en sus paredes, compitiendo en adoraci¨®n con los Gilles, las figuras de sus carnavales famosos en medio mundo. Y el otro rey de todos los belgas, Eddy Merckx, en carne y hueso, recibiendo aclamaciones. Toca pieza de La Planche, que se sube el viernes. Vamos a preguntar....
Los periodistas anticipan. Jueves por la ma?ana. Plaza mayor de Binche, en B¨¦lgica, el pueblo m¨¢s cicl¨ªstico del mundo. Hasta un gran mural de Wout Van Aert, que no es de all¨ª, en sus paredes, compitiendo en adoraci¨®n con los Gilles, las figuras de sus carnavales famosos en medio mundo. Y el otro rey de todos los belgas, Eddy Merckx, en carne y hueso, recibiendo aclamaciones. Toca pieza de La Planche, que se sube el viernes. Vamos a preguntar. Toc, toc. Todas las puertas se abren, desde el umbral todos responden igual, pero c¨®mo ma?ana, ?y la etapa de hoy?
Lo dice Enric Mas, que se muestra pujante y feliz y algo se huele; lo dice Mauro Gianetti, el patr¨®n de Tadej Pogacar, de 23 a?os, que algo sabe. ¡°Esta etapa va a ser muy interesante¡±, dice el exciclista suizo. ¡°Y no precisamente porque el Jumbo busque venganza despu¨¦s de lo que sufrieron en el pav¨¦s¡±.
El conocimiento no es una iluminaci¨®n que le visite a Gianetti desde el Charleville Mezi¨¨res, Ardenas francesas y fronterizas, colinas y campos de repollos y coliflores, un poco m¨¢s adelante en la etapa, donde est¨¢ enterrado Arthur Rimbaud tras su paso por el infierno, antes de Sedan, donde los coches burgueses; no es una profec¨ªa, como la que emite Merckx, que se abraza a Van Aert y se hace fotos a su lado, y quiz¨¢s le inspire, le empuje hacia su acci¨®n m¨¢s cuerda de todo el Tour, aparentemente la m¨¢s loca, la m¨¢s desesperada, como desesperadas parecen todas las expiaciones, todos los sacrificios. ¡°Veo a Pogacar menos fuerte que el a?o pasado¡±, habla el or¨¢culo can¨ªbal. ¡°Va a ser un Tour emocionante¡±.
Gianetti no lo sabe por sabio, sino porque es el jefe. Porque conoce, o dirige, los planes del equipo. El deseo de dar un golpe el d¨ªa que todos piensan que su esloveno simplemente va a dejar pasar el tiempo pensando en su regreso a la Planche de sus maravillas.
Hace menos de un a?o Merckx proclam¨® a Pogacar el canibalito, se ve¨ªa ¨¦l en el ni?o de Eslovenia, en sus mofletillos a¨²n, en su frescura de esp¨ªritu, en su talento, en su car¨¢cter asesino, y, justo, en el momento en el que el mundo asume y procesa su declaraci¨®n, y la goza viendo al esloveno danzar sobre los pedruscos, flotar sobre los charcos de Copenhague, entrar pinchado de las dos ruedas y sonriente en el puente interminable, el gran belga decide llevar la contraria a todos. Como todos los grandes Merckx ama su propia voz, quiere ser ¨²nico en todo, desmesurado como quiere ser, y alcanzarle alg¨²n siglo, su peque?o heredero belga, Van Aert, que en la primera hora de etapa, corrida a m¨¢s de 53 de media, arranca 15 veces a m¨¢s de 60, si no m¨¢s, intentando organizar una fuga de una docena, o as¨ª. Su Jumbo le ha dicho que la etapa es muy larga, 220 kil¨®metros, la m¨¢s larga del Tour, y que el equipo no se va a machacar por defender un maillot que seguramente al d¨ªa siguiente estar¨ªa en otros hombros. Le dicen a Van Aert, que si quiere defenderlo, que se busque la vida. Solo se le ocurre la salida de la fuga masiva. Trabajar¨¢n otros equipo. ?l ir¨¢ en carroza. ¡°Desgraciadamente, pese a mis esfuerzos, solo sali¨® una fuga de tres, un movimiento condenado¡±, explica Van Aert, quien, con un giro del pensamiento alimentado de un cierto sentido de grandeza, de un considerarse el centro del universo que le hace saber que todo lo que ¨¦l hace es importante, tiene consecuencias sobre la historia y el futuro, y demostrando que es el due?o de su destino, decide no solo no dejar de hacer el bobo en la fuga de tres, con Fuglsang y Simmons de secundarios, sino llevarla hasta sus ¨²ltimas consecuencias. ¡°Decid¨ª entonces despedirme del amarillo con un desfile triunfal para que todo el mundo me viera y me aplaudiera¡±. Un sacrifico puramente exhibicionista de 125 kil¨®metros, los ¨²ltimos 20 ya solo, hasta 10 de la meta, cuando sucumbe en la ¨²ltima cuesta, cuando ya Majka y McNulty inician la fisi¨®n nuclear que en la cuesta de las Religiosas de Longwy, el ¨²ltimo repecho y meta, lanza imparable a Pogacar, al ni?o del traje blanco que saca de rueda a todo el pelot¨®n, a todos los especialistas, y gana la etapa (la s¨¦ptima victoria en tres Tours), y se viste de amarillo (14 d¨ªas en los dos Tours que ha corrido y ganado y en el tercero que est¨¢ corriendo, y ganando), y de amarillo, como ya sab¨ªa Gianetti, llega a la Planche, a su peque?o amor en los Vosgos. Ocho minutos despu¨¦s llega Van Aert, solo vestido de verde ya, y feliz, dice.
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