El segundo advenimiento de Demb¨¦l¨¦
Nada ha sido f¨¢cil con el franc¨¦s, ni siquiera l¨®gico, que es lo m¨ªnimo que se le puede pedir a un profesional supuestamente contrastado
Marc¨® Demb¨¦l¨¦ en Dallas e hizo el gesto de ¡°a dormir¡±, una celebraci¨®n popularizada por Stephen Curry a base mandar partidos a la cama y rivales al limbo. En realidad, el gol del franc¨¦s no hizo ni una cosa ni la otra, pero algunos aficionados del Bar?a parecen agradecer estas muestras de autoconfianza repentina ¡ªpuramente veraniegas, casi refrescantes¡ª despu¨¦s de cinco a?os deambulando entre el fracaso deportivo y el horror corporativo. No en vano, los anteriores dirigentes del club hab¨ªan invertido unos ciento cuarenta millones de euros en un futbolista ambidiestro que ejecutaba rabonas cuan...
Marc¨® Demb¨¦l¨¦ en Dallas e hizo el gesto de ¡°a dormir¡±, una celebraci¨®n popularizada por Stephen Curry a base mandar partidos a la cama y rivales al limbo. En realidad, el gol del franc¨¦s no hizo ni una cosa ni la otra, pero algunos aficionados del Bar?a parecen agradecer estas muestras de autoconfianza repentina ¡ªpuramente veraniegas, casi refrescantes¡ª despu¨¦s de cinco a?os deambulando entre el fracaso deportivo y el horror corporativo. No en vano, los anteriores dirigentes del club hab¨ªan invertido unos ciento cuarenta millones de euros en un futbolista ambidiestro que ejecutaba rabonas cuando ni ¨¦l mismo recordaba d¨®nde resid¨ªan buena parte de sus virtudes.
Nada ha sido f¨¢cil con el franc¨¦s. Ni siquiera l¨®gico, que es lo m¨ªnimo que se le puede pedir a un profesional supuestamente contrastado, incluso a cualquier persona adulta. Su llegada a Barcelona se produjo en un momento donde todo se encond¨ªa bajo la alfombra de Messi, especialmente lo malo, con Neymar Jr. camino de Par¨ªs y Josep Mar¨ªa Bartomeu asustado por las consecuencias de aquella fuga a destiempo: ni ¨¦l pareci¨® comprender la envergadura del reto que enfrentaba, ni nadie parec¨ªa tener un especial inter¨¦s en explic¨¢rselo.
El d¨ªa de su presentaci¨®n, como un presagio de lo que estaba por venir, Demb¨¦l¨¦ se mostr¨® incapaz de completar ni uno solo de los trucos preparados para su puesta de largo, y as¨ª comenz¨® a cundir aquella extra?a sensaci¨®n de que el supuesto extremo habilidoso quiz¨¢s no lo era tanto. Luego llegar¨ªan las primeras lesiones y, casi de inmediato, el punto de inflexi¨®n que lo convertir¨ªa en un aut¨¦ntico paria a ojos de la que, por ley y orden, deb¨ªa ser su hinchada. ¡°?Pero si no sabe hablar!¡±, farfull¨® un Messi enfurecido al ¨¢rbitro que acababa de amonestar a su nuevo compa?ero. Aquella fue la pastilla que termin¨® por enriquecer un caldo de cultivo en el que Demb¨¦l¨¦ se ahogaba a base de pura incomprensi¨®n: la suya primero, pero tambi¨¦n la ajena.
Los ¨²ltimos meses, ya con Xavi al mando, dejaron vislumbrar algunas de sus bondades: no demasiadas, (tampoco se trata de hacer apolog¨ªa de lo puntual), pero s¨ª algunas. La confianza, como ¨¦l mismo recordaba ante las c¨¢maras nada m¨¢s terminar el amistoso de este lunes ¡ªresulta que al final s¨ª sab¨ªa hablar, miren por d¨®nde¡ª es una parte fundamental en el rendimiento de cualquier deportista y el entrenador catal¨¢n le ha demostrado, por activa y por pasiva, que cree ciegamente en su particular manera de entender el juego.
Por si las moscas, pues nunca se sabe con los aspirantes a genio, Xavi se ha asegurado la presencia de un sustituto fiable, Raphinha, convencido de que la competencia entre ambos le puede proporcionar unos r¨¦ditos incalculables. No parece, pues, un mal punto de partida para el segundo advenimiento de un futbolista que imita a Curry a deshora, pero lo imita, qu¨¦ demonios: imaginen sus posibilidades cuando empiece a manejar conceptos m¨¢s o menos sencillos como el qui¨¦n, el c¨®mo, o el cu¨¢ndo.
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