El d¨ªa en el que ganaron todas
El f¨²tbol femenino, o sea, el f¨²tbol, ya nunca ser¨¢ igual. El gran p¨²blico ha descubierto que las mujeres tambi¨¦n juegan
Ya sabemos que aquello de que lo importante es participar es una mentira piadosa. Pero, quiz¨¢s por una vez, lo m¨¢s importante no es qui¨¦n gan¨® la final de la Eurocopa femenina porque este torneo lo han ganado todas. Todas las mujeres. Incluso las de los pa¨ªses que ni siquiera participaban. Y tambi¨¦n los hombres. O muchos hombres, porque siempre habr¨¢ un grupo de irreductibles. Un grupo inmenso hace apenas cinco o 10 a?os, que empez¨® a desmoronarse en el Mundial de 2019 de la mano de Megan Rapinoe ...
Ya sabemos que aquello de que lo importante es participar es una mentira piadosa. Pero, quiz¨¢s por una vez, lo m¨¢s importante no es qui¨¦n gan¨® la final de la Eurocopa femenina porque este torneo lo han ganado todas. Todas las mujeres. Incluso las de los pa¨ªses que ni siquiera participaban. Y tambi¨¦n los hombres. O muchos hombres, porque siempre habr¨¢ un grupo de irreductibles. Un grupo inmenso hace apenas cinco o 10 a?os, que empez¨® a desmoronarse en el Mundial de 2019 de la mano de Megan Rapinoe y se bate hoy en retirada gracias a esta Eurocopa.
El f¨²tbol femenino, o sea, el f¨²tbol, ya nunca ser¨¢ igual. Porque el gran p¨²blico ha descubierto que las mujeres tambi¨¦n corren, tambi¨¦n combinan, tambi¨¦n reaccionan t¨¢cticamente, controlan, templan, chutan, driblan (?ay, Athenea, cu¨¢nto machote quisiera regatear como t¨²!), tambi¨¦n se pelean, discuten, dan codazos y hasta hacen teatro si es necesario. Es decir, tambi¨¦n juegan al f¨²tbol.
Quiz¨¢s este columnista est¨¢ cegado por la euforia con la que Inglaterra ha vivido la Eurocopa gracias a su juego bonito y ofensivo de la mano de una mujer neerlandesa, Sarina Wiegman, que en 2017 hizo a Holanda campeona de Europa y en 2019 la llev¨® a la final del Mundial (perdi¨® ante Estados Unidos, 2-0). En septiembre de 2021 tom¨® las riendas de Inglaterra tras los tres tristes a?os de Phil Neville, en los que la arrogancia del peque?o de los Neville pudo m¨¢s que el pedigr¨ª que la Federaci¨®n Inglesa (FA) buscaba al instalar en el banquillo de las mujeres a un hombre famoso.
Al decir de los cr¨ªticos, Wiegman ha tenido el acierto de no se?alar nunca con el dedo p¨²blico a presuntos culpables, construir esp¨ªritu de equipo, tener siempre a mano alternativas t¨¢cticas y transmitir una inmensa confianza a las jugadoras, creando as¨ª un equipo capaz de aguantar la presi¨®n en defensa, s¨®lido y combativo en el centro del campo y suelto y creativo en ataque.
El ¨¦xito de esta Eurocopa se puede medir en el terreno de lo simb¨®lico, pero es de esperar que tenga tambi¨¦n consecuencias pr¨¢cticas. Pocas cosas m¨¢s simb¨®licas que enviar el s¨¢bado a Leicester al Liverpool y al Manchester City a jugar la Charity Shield (el partido que desde tiempos inmemoriales abre la temporada futbol¨ªstica) porque este fin de semana Wembley estaba reservado para las mujeres. O que se celebre el 20 aniversario de Quiero ser como Beckham, una pel¨ªcula que los hombres duros consideran ?o?a pero que aqu¨ª se ve como una revoluci¨®n porque reivindica no solo la libertad de las chicas para jugar al f¨²tbol sino el f¨²tbol como herramienta para luchar por la igualdad de g¨¦nero y de raza, la identidad sexual, la libertad religiosa y hasta cuestionar las tradiciones familiares.
Hay m¨¢s simbolismos. Hace 101 a?os, la FA tom¨® la vergonzosa decisi¨®n de prohibir a las mujeres jugar en sus campos oficiales. Durante la I Guerra Mundial, con los hombres en las trincheras francesas y las mujeres penando en las f¨¢bricas de armamento, los m¨¦dicos aconsejaron a las obreras practicar deporte para preservar la salud. Muchas f¨¢bricas pusieron en marcha equipos de f¨²tbol femenino que tuvieron un inesperado ¨¦xito popular que se mantuvo tras la guerra. El 26 de diciembre de 1920, en el tradicional partido del Boxing Day, m¨¢s de 53.000 personas abarrotaron Goodison Park y otras 14.000 se quedaron a las puertas para ver jugar al St. Helens Ladies contra el Dick, Kerr Ladies, en el que brillaba la jugadora Lily Parr, de 1,81 metros y apodada La Mula por la fortaleza de sus disparos. Fue la gota que desbord¨® el vaso rebosante de p¨¢nico machista de la FA.
Un siglo despu¨¦s, la eclosi¨®n del f¨²tbol femenino es imparable. El ¨¦xito de la Eurocopa no solo va a animar a millones de ni?as y mujeres j¨®venes a desafiar a sus pares masculinos en escuelas y plazas p¨²blicas para compartir el bal¨®n. Tambi¨¦n va a disparar las inversiones en un deporte que en Inglaterra no ha sido completamente profesional hasta la temporada 2018-19 y en el que ni clubes ni federaciones cobraban derechos de televisi¨®n m¨¢s all¨¢ de lo simb¨®lico hasta la temporada pasada. Las cifras hoy son rid¨ªculas en comparaci¨®n con el f¨²tbol masculino, pero la carrera ya ha empezado.
Hay muchas cosas por hacer. Algunas tan sencillas como adecentar las instalaciones, facilitar el acceso de las minor¨ªas ¨¦tnicas a los campos de entrenamiento (es alarmante la ca¨ªda del n¨²mero de jugadoras de minor¨ªas ¨¦tnicas en la selecci¨®n de Inglaterra) o que las madres recientes puedan llevar a sus beb¨¦s a partidos y concentraciones. Un ejemplo: solo desde este a?o las jugadoras profesionales tienen derecho a la baja por maternidad y larga enfermedad. Hasta ahora, depend¨ªa de la buena voluntad de los clubes. Es el momento de invertir porque el futuro en el f¨²tbol tiene nombre de mujer.
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