Al Madrid le sale todo
Un Real desali?ado durante una hora, con Tchouameni y Camavinga sin peso en el partido, acaba por golear a un Celta incr¨¦dulo a hombros de un gran Modric y del expansivo Vinicius
Pasa el tiempo y la vida sigue igual. Con y sin Casemiro, gana, gana y gana el Real Madrid. A veces, bastantes, porque s¨ª. Sin m¨¢s. Ocurri¨® en Vigo, donde el campe¨®n no fue mejor que el Celta en la fase caliente del partido, pero un manotazo de Tapia y un solo de un Modric con frac dejaron perplejos a los muchachos de Coudet. Como tantos otros, se preguntaban qu¨¦ dem...
Pasa el tiempo y la vida sigue igual. Con y sin Casemiro, gana, gana y gana el Real Madrid. A veces, bastantes, porque s¨ª. Sin m¨¢s. Ocurri¨® en Vigo, donde el campe¨®n no fue mejor que el Celta en la fase caliente del partido, pero un manotazo de Tapia y un solo de un Modric con frac dejaron perplejos a los muchachos de Coudet. Como tantos otros, se preguntaban qu¨¦ demonios suced¨ªa. Es in¨²til, una p¨¦rdida de tiempo. Un fen¨®meno sobrenatural, si acaso. Mientras rumiaban el arcano, el Real le castig¨® con una goleada en el d¨ªa 1 despu¨¦s de Casemiro y sali¨® l¨ªder de Bala¨ªdos.
Un Real tan afrancesado como en Almer¨ªa (Benzema, Mendy, Camavinga y Tchouameni) se present¨® al partido tan desali?ado como en la primera jornada. Un equipo con poco hueso, ambulante, sin coordinaci¨®n colectiva para abrochar al rival. El Celta, m¨¢s chispeante y con otra mand¨ªbula, ten¨ªa aire. Sobre todo por los costados, con los laterales, Hugo Mallo y Javi Gal¨¢n, como ventiladores. Paci¨ºncia, hijo de Domingos, reputado goleador portugu¨¦s que tuvo un desenga?o en el Tenerife (1997), era el punto final de cada asalto. El luso, con mejor cuerpo que pies, es un ariete con talla y forro de gladiador. En su radar, Aspas, el ilustrado de Bala¨ªdos.
Err¨¢tico Camavinga, a¨²n sin huellas de Valverde y todav¨ªa subrepticio Tchouameni, el Celta se ve¨ªa suelto. Ante este Madrid toda realidad es ficci¨®n. En el primer c¨®rner a favor, tras un rechace remat¨® Alaba y la pelota tatu¨® un brazo de Tapia. Benzema, que el pasado 2 de abril lanz¨® tres penaltis en el mismo rancho celeste, estamp¨® el 0-1.
Al Madrid le faltaba arquitectura. O sea, Kroos, con gripe, lo que acab¨® por duplicar a Modric. Tchouameni y Camavinga son opositores y su escala es otra. Como es l¨®gico, al primero (22 a?os) le falta el rango de Casemiro, su colmillo y ascendencia. Habr¨¢ que ver sus tiempos de reacci¨®n. Y los del entorno. Sin Casemiro, se le ha acelerado la graduaci¨®n. En clubes como el Madrid no hay periodos de pr¨¢cticas. Camavinga, m¨¢s rodado en Valdebebas, es un jugador de ¨¢rea a ¨¢rea, tr¨¢nsito en el que suele extraviarse.
Se med¨ªan los volantes franceses, con muchas p¨¦rdidas propias y del resto de camaradas, cuando Milit?o meti¨® la mano en el en¨¦simo centro de Hugo Mallo a Paci¨ºncia. Un penalti tan de libro ¡ªpese a tanto embrollo reglamentario¡ª como evitable. El delantero local no ten¨ªa a Courtois en el horizonte. A la cantada del central brasile?o respondi¨® Aspas con el 1-1. Cervi y el propio Paci¨ºncia tuvieron el 2-1.
En el Real, solo dejaba apuntes Vinicius, siempre expansivo. Lo mismo da. Un Madrid borroso no deja de ser el Madrid. Es su exclusiva naturaleza. El Celta dominaba el f¨²tbol; el Real, los momentos. Uno de ellos, a un paso del intermedio. Modric, ya de etiqueta, sent¨® a Tapia y, desde el balc¨®n del ¨¢rea, dio un pase a la red con un golpeo quir¨²rgico. El muestrario infinito de Modric, capaz de poner el f¨²tbol a sus pies se trate del partido del que se trate, le vaya bien, mal o regular a su equipo. Bala¨ªdos, plaza sabia y con paladar, le despidi¨® con honores. Camavinga y Tchouameni debieron tomar nota. Les esperan horas de instrucci¨®n con Modric y Kroos.
El fant¨¢stico 1-2 del croata a¨²n no mand¨® a la lona al Celta, de nuevo animoso y decidido tras el intermedio. Pero el Madrid desalienta a cualquiera. Apretaba el cuadro gallego cuando la pelota rechaz¨® en un brazo de Milit?o. Esta vez, un rebote accidental, con el zaguero de espaldas y el brazo pegado a las costillas como una ventosa. Mientras los celestes suplicaban por el penalti, Carvajal se cit¨® con Modric, que en medio campo del Madrid puso en ¨®rbita a Vinicius. El brasile?o sali¨® de estampida por el pasillo central, dej¨® en la cuneta al portero argentino Marches¨ªn y clav¨® el 1-3. Azote terminal para el Celta.
Liquidado el equipo de Coudet, solt¨® amarras Tchouameni. Con el Celta fuera de lugar, el pivote franc¨¦s se aventur¨® desde su campo, concili¨® con Vinicius, que asisti¨® a Benzema. El capit¨¢n patin¨®, pero Valverde, que tiene una bater¨ªa de pulmones, lleg¨® con la corneta y con un zapatazo certific¨® la goleada. El asunto no acab¨® ah¨ª. Como nadie sabe por donde puede salir este Madrid, resulta que irrumpi¨® R¨¹diger. Acababa de entrar, pero visto el panorama el alem¨¢n meti¨® el turbo desde la trinchera y flirte¨® con el exquisito Benzema. Mallo atropell¨® al galo, que tuvo un gui?o de capit¨¢n. Cedi¨® el posible brindis a Hazard, que bien lo necesita. Al belga no le sale nada. Al Madrid le sale todo lo dem¨¢s.
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