Una pregunta inquisitoria y poco h¨¢bil a Rafael
El planteamiento supuestamente inc¨®modo de un periodista a mi sobrino ha producido ruido, pero dudo de que los jueces le concedan un trato de favor
Pasados los primeros d¨ªas de torneo y recuperada, como dec¨ªa el otro d¨ªa, la normalidad de las ediciones previas a la pandemia, el ambiente en cualquiera de las pistas (con m¨¢s motivo en la Arthur Ashe) sigue siendo ensordecedor.
Cuesta lo indecible que el p¨²blico atienda a las repetidas peticiones de silencio del juez de silla para que los jugadores se puedan concentrar. Se consigue, a lo sumo, un leve descenso de los decibelios en el momento en que uno de los tenistas se dispone a sacar. Y a los que estamos sentados en la grada nos cuesta, incluso, escuchar el ruido del golpeo a la pe...
Pasados los primeros d¨ªas de torneo y recuperada, como dec¨ªa el otro d¨ªa, la normalidad de las ediciones previas a la pandemia, el ambiente en cualquiera de las pistas (con m¨¢s motivo en la Arthur Ashe) sigue siendo ensordecedor.
Cuesta lo indecible que el p¨²blico atienda a las repetidas peticiones de silencio del juez de silla para que los jugadores se puedan concentrar. Se consigue, a lo sumo, un leve descenso de los decibelios en el momento en que uno de los tenistas se dispone a sacar. Y a los que estamos sentados en la grada nos cuesta, incluso, escuchar el ruido del golpeo a la pelota o el grito de los jugadores.
Lo que tambi¨¦n ha producido algo de ruido ha sido la pregunta supuestamente inc¨®moda de un periodista a Rafael en la rueda de prensa siguiente a su primer encuentro, sobre si recibe un trato de favor por parte de los jueces en la aplicaci¨®n de la norma de los estipulados 25 segundos entre punto y punto.
La pregunta, que vino al hilo de los comentarios de John McEnroe durante su retransmisi¨®n del partido es, a mi modo de ver, tan inquisitoria como poco h¨¢bil. ?Qu¨¦ esperaba el periodista? ?Que, de ser as¨ª, Rafael le contestara afirmativamente? La respuesta y los argumentos se los dej¨® muy claros mi sobrino al enviado de prensa que err¨®, como m¨ªnimo, al dirigir la pregunta a quien ¨¦l presupone beneficiado y no a los ¨¢rbitros, de quienes realmente cuestiona la profesionalidad.
No me cabe la menor duda de que la intenci¨®n de estos es ser justos y exigir a todos los jugadores por igual. Otra cosa es que, en ocasiones, puedan sentirse algo condicionados por el nombre del tenista o impelidos a guardar algo m¨¢s de consideraci¨®n a los que no causan problemas en la pista. Y es justamente, en esa sutil e imprecisa parcela, donde hay cabida para los comentarios que, sin ninguna mala intenci¨®n, hizo el gran extenista norteamericano durante la retransmisi¨®n del partido.
Su cometido consiste en analizar los puntos, la m¨¢s o menos acertada ejecuci¨®n de cada jugador y en entretener al espectador que lo sigue desde su casa hablando de otras cuestiones sin las que ser¨ªa dif¨ªcil rellenar todo el tiempo. Otra cosa es que un periodista quiera sacar m¨¢s punta de la debida a un hecho mucho m¨¢s anecd¨®tico que significativo.
Durante los muchos a?os que estuve en el box de Rafael, le vi recibir y encajar muchos avisos, y bastantes p¨¦rdidas de primer saque. Algunos de ellos, adem¨¢s, en momentos muy comprometidos del partido. Es por esto que tengo muchas dudas de que ¨¦l reciba un trato de favor.
Entiendo, adem¨¢s, y precisamente gui¨¢ndome por la l¨®gica de la justicia que el esp¨ªritu de la norma no es tanto que el juego se acelere, sino sobre todo que alguien no pierda el tiempo de manera intencionada en busca de una ventaja personal.
Los 25 segundos no deber¨ªan ser, a mi modo de ver, de estricta e inalterable aplicaci¨®n. Despu¨¦s de un saque directo o de un punto corto, de dos o tres intercambios, el juego ciertamente debe ser iniciado dentro de ese tiempo marcado. Si, en cambio, se da un punto de muchos golpeos y de gran intensidad, tener que seguir el cron¨®metro sin el m¨ªnimo margen que da la batuta del juez, entiendo que no favorece ni al juego ni al espect¨¢culo.
A m¨ª en particular, si veo el partido desde la grada, me gusta poder ver repetido un buen punto por las pantallas gigantescas que circundan el estadio. Si lo veo desde casa aprecio no solo la repetici¨®n de la jugada, sino tambi¨¦n la explicaci¨®n, los comentarios o, incluso, las palabras admirativas de los grandes expertos, como son McEnroe o Alex Corretja, tarea realmente complicada si nos empe?amos en ser tan meticulosos y severos como parece desear el remilgado periodista.
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