El cautivador significado de la belleza
La edad y las lesiones se han cobrado al fin a Federer, un jugador que durante 20 a?os pareci¨® inmune a la erosi¨®n del tiempo
El escritor norteamericano David Foster Wallace escribi¨® en 2006 un memorable art¨ªculo sobre Roger Federer en The New York Times. Lo titul¨® ¡°Una Experiencia Religiosa¡± y hoy, en el d¨ªa del anuncio de la retirada del maestro suizo, ese art¨ªculo se eleva como una cumbre del periodismo deportivo. ¡°La belleza no es el objetivo del deporte competitivo, pero el nivel m¨¢s a...
El escritor norteamericano David Foster Wallace escribi¨® en 2006 un memorable art¨ªculo sobre Roger Federer en The New York Times. Lo titul¨® ¡°Una Experiencia Religiosa¡± y hoy, en el d¨ªa del anuncio de la retirada del maestro suizo, ese art¨ªculo se eleva como una cumbre del periodismo deportivo. ¡°La belleza no es el objetivo del deporte competitivo, pero el nivel m¨¢s alto del deporte es el perfecto escenario para la expresi¨®n de la belleza humana¡±, escribi¨® Foster Wallace, que refiri¨® su idea a un tipo de belleza cin¨¦tica, representada como ning¨²n otro por Federer.
Aquel art¨ªculo se public¨® en el apogeo de la carrera de Federer, si eso es posible en una trayectoria que se prolong¨® 15 a?os m¨¢s en las pistas y a?adi¨® 12 t¨ªtulos m¨¢s del Grand Slam a su palmar¨¦s. Federer acababa de derrotar a Nadal en la final de Wimbledon, la primera a la que acced¨ªa el jugador espa?ol, que hab¨ªa derrotado al campe¨®n suizo en Roland Garros. No era dif¨ªcil adivinar la rivalidad que se avecinaba, una de las m¨¢s radiantes que ha visto el deporte, o de las m¨¢s complejas, porque la irrupci¨®n de Novak Djokovic signific¨® una asombrosa competencia a tres bandas.
Federer se retira con 41 a?os, pero hace meses que los aficionados present¨ªan su retirada. La edad y las lesiones se hab¨ªan cobrado al fin el precio de un jugador que durante 20 a?os pareci¨® inmune a la erosi¨®n del tiempo, quiz¨¢ porque en su estilo resaltaba una condici¨®n a¨¦rea que se opon¨ªa a las facultades m¨¢s terrestres, m¨¢s f¨ªsicas, de Rafa Nadal o Novak Djokovic.
En muchos aspectos, Federer ha sido un maravilloso enga?ador, un esteta armado con todos los recursos de los pegadores en el rugoso campo profesional del tenis. Federer volaba como una mariposa y picaba como una abeja. A ning¨²n otro deportista le define mejor la c¨¦lebre frase de Muhammad Al¨ª. En su et¨¦reo tenis guardaba un arsenal de recursos, de golpes que fascinaban por su delicada belleza y el temible impacto que produc¨ªan a su alrededor, consagrado en un palmar¨¦s impresionante: 20 t¨ªtulos en las 31 finales de Grand Slam que disput¨®, 103 t¨ªtulos en total, 1.251 victorias en partidos del circuito profesional, 369 de ellas conseguidas en los cuatros grandes torneos¡
Los n¨²meros de Federer apabullan y, sin embargo, en el recuerdo funcionar¨¢n como un archivo estad¨ªstico que no explicar¨¢, ni de lejos, su influencia en el deporte, pues su magisterio excede ampliamente los confines del tenis. Su capacidad de transmisi¨®n desbordaba todos los l¨ªmites y alcanzaba a los m¨¢s alejados del tenis. Durante a?os, Federer ha convocado a todo el mundo para paladear un estilo incomparable.
Con toda seguridad, los tenistas, entrenadores y expertos en este juego podr¨¢n clasificar las innumerables cualidades de Federer y algunas de sus leves carencias, los golpes que sus adversarios han sido capaces de aprovechar, las peque?as debilidades que solo Nadal y Djokovic eran capaces de detectar, pero eso quedar¨¢ para los puntillosos. La gente le recordar¨¢ como un campe¨®n impecable, de una excelencia acentuada por el placer que ha producido.
Cuando comienza a abatirnos el mantra de lo ¨²nico que importa es ganar, conviene acudir a Federer. Gan¨® todo, venci¨® a todos y nos procur¨® la inmensa felicidad a la que se refiri¨® Foster Wallace: el cautivador significado de la belleza.
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